Infanticidio
Llevaba años sin visitarla, desde que eran apenas unos chiquillos. Peter se escabulló dentro de la casa. Entonces descubrió la verdad: habían sido padres. Cogió al niño entre sus brazos y voló a través de la ventana. Wendy los siguió en cuanto despertó debido al ruido de las ambulancias.
Llevaba años sin visitarla, desde que eran apenas unos chiquillos. Peter se escabulló dentro de la casa. Entonces descubrió la verdad: habían sido padres. Cogió al niño entre sus brazos y voló a través de la ventana. Wendy los siguió en cuanto despertó debido al ruido de las ambulancias.
¿Me lo parece a mí, o la hora de registro de los micros no coincide con la hora real?
La palabra es AMBULANCIAS
112
En un camino perdido la sirena calla, dormitan las luces intermitentes. Tras unos arbustos la ambulancia casi parece invisible, abandonada, yerma. Solo un traqueteo fugaz, unos sutiles gemidos indican la presencia de vida en su interior. Cuando cesan, de repente, vuelve a ponerse en marcha, a solventar otra emergencia.
Apretón
Me agarraba el estómago con desesperación. Cuatro platos de fabada tenían la culpa. “¡Mi reino por un váter!”, grité en mi pensamiento. Mas el ansiado cuarto de baño parecía estar a años luz de mí.
Me dirigí a él rezando porque estuviera vacío.
LA RAZÓN
Siempre me decía, “no tienes corazón”. Y yo me enfadaba con ella. Discutíamos durante horas, días, semanas. Cansado de que mis argumentos no valieran nada, cogí un cuchillo y me abrí el pecho en canal. Me sorprendió encontrarlo vacío. Ella sonrió triunfante, “¿lo ves? Ahora espero tus disculpas".
Educación bélica
Le habían enseñado desde pequeño a pedir disculpas por los er... gasecitos. Siguió excusándose incluso cuando gaseaba a sus enemigos en las trincheras.
Frontera
Verano. El mejor momento para intentarlo. El traqueteo amenaza con obligarme a vomitar otra vez. Ya no hace calor. El calor es una masa que envuelve el entendimiento. Nos detenemos: tiemblo. Los músculos no responden, el miedo, sí. Un hocico olfatea mi pantalón inundado de orina. Todo ha terminado.
¡Brutal!
La palabra sigue siendo TRINCHERAS
Frontera
Verano. El mejor momento para intentarlo. El traqueteo amenaza con obligarme a vomitar otra vez. Ya no hace calor. El calor es una masa que envuelve el entendimiento. Nos detenemos: tiemblo. Los músculos no responden, el miedo, sí. Un hocico olfatea mi pantalón inundado de orina. Todo ha terminado.
¡Brutal!
La palabra sigue siendo TRINCHERAS
1915
Recuerdo ese año con horror. Aquellos parajes castigados día y noche por el fuego de artillería, aquellas alambradas. Los hombres se hacinaban en trincheras de las que emanaba un olor nauseabundo. Llegaba sin ser vista, hacía mi trabajo y me iba con mi guadaña. Y luego volvía. Siempre volvía.
Medidas drásticas
Le implantó un microchip para tenerla controlada en todo momento. Solo regresaba a casa si recibía en su receptor las coordenadas de los fogones. Cuando ella descubrió la estratagema, decidió no volver a entrar en la cocina: prefiere morir de hambre que de asco.
MEDICACIÓN
Puso gesto de asco al tragar el jarabe, espeso y dulzón.
El efecto fue inmediato. Se giro y dijo:
- No existes, dragón.
La mole roja pestañeo y desapareció con un leve siseo.
-Tú tampoco, mi fiel corcel.
Juan vio evaporarse su caballo y surgir una mesa de oficina.
Estrés postvacacional
Deberías ponerte protector. Te descalzas. Caminas por el pasillo, levantando arena. Un buen chapuzón y como nuevo. Tus compañeros repiten la palabra septiembre. Desde el chiringuito, la mirada del jefe te traspasa la nuca. Circunspecto, vuelves sobre tus pasos y mansamente, te acomodas en tu toalla otra vez.
Jornada partida
La fila es demasiado larga, aunque tampoco tengo prisa. Muchos protestan y otros están nerviosos, con ganas de terminar cuanto antes. De repente, cuando empezamos a avanzar a buen ritmo, anuncian que es la hora de comer. El verdugo cuelga el hacha y desaparece por detrás del cadalso.
TRABAJO
Algo querrás hacer en la vida, digo yo. Tu familia ha trabajado en esto desde hace generaciones. Y estamos orgullosos de ello. No debería importarte lo que digan tus amigos, ni la gente. Sí, ya sé que están mirando. Ven, sujeta el hacha. Dale ahí. Justo en el centro
El SEMAFOCALIPSIS
El caos circulatorio en el centro de Bombay obligó a instalar un nuevo semáforo de seis colores:
VERDE CLARO: No te empanes...
VERDE FUERTE: ¡¿A qué esperas?!
ÁMBAR: Si pasas, hazlo ya.
MANDARINA: ¡¡¡Pisa a fondo!!!
LILA: Piénsatelo bien.
ROJO PASTEL: Quieto parao.
ROJO BURDEOS: ¡¡¡¡¡Frena, coño!!!!!
Sexo trigonométrico
Aquel triángulo piloso era su objeto de deseo. Quería a toda costa hallar su baricentro y penetrar en él, bañarse en las profundidades de su geometría, perderse entre sus tres lados.
Ya lo tenía al alcance. Lo malo es que estaba ocupado por una regla, sin divisiones milimétricas.
De lo mínimo
Ahmed Ali ibn Fazimir, hijo de Mahoma, azote de los infieles y esperanza de los creyentes volvió a tomar esposa de entre las robadas a los vencidos.
Esperaba no tener que decapitarla, como a las otras, por reírse de su grandeza.
¿Dónde reside la grandeza?
La enana, la rara, la repudiada. Sus padres nunca la quisieron.
El largo, la torre, la jirafa. Sus compañeros siempre se burlaron de él.
—Lo tendrás difícil para encontrar pareja —les repetían cada día.
Una tarde se cruzaron por la calle y sus almas conectaron.
Edad +6
¡Desafía a un amigo a Conecta Neurona! El juego donde la sinapsis neuronal en cerebros positrónicos te llevará a la victoria. Impulsa los axones para segregar aminoácidos. ¿Serás el primero en crear vida inteligente? Es muy sencillo, rápido y divertido. Ya en jugueterías.
Juguete roto
Se sentía el más desgraciado de aquel vertedero al que llamaban hogar. Los demás eran igual de pequeños y mugrientos que él y, sin embargo, rezaba todas las noches para que al menos uno de aquellos otros niños que jugaban a la pelota pisase también una mina.
Cae un reino
En la profundidad de la minas, famélicos y agotados, aguardan.
No les quedan flechas, provisiones o esperanzas.
No esperan tregua o clemencia. No vendrá el relevo salvador.
Y, sin embargo, sonríen en la amargura.
Orgullo de raza enana.
Siesta
¡Enana entrometida!, gritó mi hermana al pillarme con la oreja pegada a la puerta de su cuarto. Se lo diré a mamá, amenacé. El chico larguirucho se escabulló pálido y salió sin despedirse. Debía de ser mudo, porque ni palabra habían pronunciado durante dos horas encerrados juntos. Qué aburrimiento.
PAREJA
Algo ha cambiado. Todo es tan monótono. Pasamos sentados delante del televisor horas interminables, sin hablar ni una palabra, nuestra cama es un ataúd con vistas al techo, ni siquiera nos tocamos. Y no me importa. Sólo me molesta el olor que desprende su cuerpo. Quizás no debí envenenarla.
Agonía
Líquido ponzoñoso
que en mi sangre
penetras presuroso,
ávido, con hambre.
Me quitas la vida,
me acercas la muerte,
a través de la herida
te has hecho fuerte.
Ya veo el final,
ya mis ojos se cierran,
ya casi puedo imaginar
las paladas de tierra.
Náufrago
Aspiró tan fuerte como pudo y grito «¡tierra!» con toda la energía que le quedaba. Después de vagar tanto tiempo en soledad, de flotar entre gases y nebulosas, no pudo contener la emoción de volver a ver su tierra, aunque eso le supusiera agotar sus reservas de oxígeno.
Colonizando marte
Se asfixiaba, notaba como le faltaba el aire en los pulmones. Boqueaba angustiado. Finalmente, desesperado, se quitó la escafandra. Extrañamente, a los pocos segundos, dejo de faltarle el aire. Se había vuelto parte de él. Su cuerpo, en unos meses, sería parte de la tierra.
Rechazo
Tras dar a luz aquel engendro que vomitaba fuego y lloraba a mares, decidió abandonarlo a su propia suerte. Llegó el día, sin embargo, en que la grotesca creación logró albergar algo tan hermoso como la vida. Y entonces regresó para acabar el trabajo.
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Donde acaban los sueños
" ¿Ha terminado ya? " pregunta un rostro indefinido pretendiendo ser amable.
Por toda respuesta alargo el examen. Mi clavo ardiendo. No es malo, pero no dará para hacer Medicina.
Adiós soñadora adolescencia.
Bienvenida pragmática y anodina edad adulta.
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