SOKUSHINBUTSU

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Mzime
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Koremitsu distribuyó los sobrecitos de papel de arroz sobre la mesa y los organizó por su importancia. Después, desplegó el recetario para comprobar que nada faltaba. Sonrió al recordar la conversación con el santón que le había preparado la fórmula en una deteriorada capilla junto al río Kamo, allá, en Heian-kyō, la capital.

 

    ―Debes tener cuidado ―le había advertido―. La proporción ha de ser exacta y no olvides aplicar antes una capa de aceite de soja. Si Ebisu escucha tus plegarias y no te equivocas, tu piel sanará, pero si cometes un error…

 

    ―No es para mí, sino para mi padre…

 

    ―Ah, sí. Un buen hijo ha de ocuparse de su padre ―convino el viejo sacerdote―, pero no olvides seguir mis consejos. Mal utilizado, mi compuesto también es un poderoso corrosivo.

 

    En el recogimiento de su celda monástica, Koremitsu volvió a sonreír, pues había echado cuentas y el tiempo llegaba. Mezcló los ingredientes en un jarro lleno de sake para evitar que la mixtura espesara, lo tapó con un lienzo de lino y lo dejó reposar sobre una losa junto al brasero. Debía cocer despacio y reposar después durante, al menos, dos semanas. Luego, el joven novicio extendió su tatami sobre el suelo y procuró dormir.

 

A la mañana siguiente, cuando la hora del tigre vencía, Koremitsu atravesó con premura el patio del monasterio del monte Koya en busca de su maestro, el viejo Nōin, cuyas enseñanzas todos los monjes le veían seguir con dedicación y paciencia. El bonzo le había hecho llamar por medio de uno de los siervos del Templo de la Palabra Verdadera, cosa que, en absoluto, le asombró pues era su lugar favorito. Allí lo encontró, ante la estatua de Buda, un poco más enjuto y un poco más reseco que la vez anterior, aunque era un hombre grande. El anciano mantenía los ojos fijos en las santas momias que, junto a los Cinco Reyes de la Sabiduría, escoltaban a Buda en su avatar de Inconmovible. Aquellos despojos pertenecían a dos sacerdotes que habían conseguido romper la rueda del Samsara y la reencarnación, siguiendo la senda que el propio monje fundador de la orden, Kūkai, mostró. Y ese camino, el de la disciplina y la prueba, era la vía emprendida por el maestro Nōin con enorme empeño y tesón. Desde hacía más de tres años ―la doctrina exigía mil días como mínimo―, el bonzo se venía alimentado solo de simples raíces, de brotes germinados y de frutos secos si los había; y si no, de meras cortezas de árbol o espinas de pino de los bosques de Koyasan, donde vivía recluido como eremita durante grandes temporadas.

 

    Koremitsu miró con disimulada aprensión los horribles y secos despojos, vestidos con las galas ceremoniales que la congregación del templo les habían mudado en el último festival, pero pronto apartó la mirada, se acercó al altar, prendió una varita de sándalo en el pebetero e hizo su saludo ritual a la imagen de madera que, sentada sobre una flor de loto, mostraba el gesto, la mudra, de la enseñanza:

 

    ― Yo te saludo e invoco, oh, Gran Sol, Buda del pensamiento inconmovible, que todo lo es. ―De seguido, se inclinó ante su mentor y pretendió hacerle notar su presencia

 

    ― ¿Maestro…?

 

    Impertérrito, Nōin permaneció concentrado en su meditación. Su acólito aprovechó para examinarlo con detenimiento, pues hacía días que no se habían visto. Tras tanta abstinencia y meditación, su aspecto casi reflejaba ya el de las momias que eran su meta espiritual. La piel del monje era cuero reseco y no parecía existir carne que envolviera sus huesos. «Sí, el tiempo está cerca», se dijo Koremitsu antes de tomar al anciano por el codo. Este, vacilante, se dejó alzar.

 

    ― Ayúdame a pasar al siguiente estadio, hijo mío ―musitó con voz tan tenue como titubeante fue su paso inicial―. No tengo fuerza bastante.

 

    ― ¿A dónde, maestro? ―preguntó el joven.

 

    El monje señaló con su báculo más allá de la Puerta del Norte, hacia el sendero de la montaña.

 

    ― En los primeros cedros, al otro lado del puente de Ichi Hashi ―susurró―. Allí completaré el sokushinbutsu y, si Dainichi Nyorai, el bendito Buda, me mira con benevolencia, la Iluminación vendrá a mi.

 

    Desde que Nōin, pasada la edad madura y tras una vida atropellada, se rapó la cabeza y vistió los hábitos, completar el camino de la budeidad, el bosatsu. había sido su obsesión. Tanto era así que podría decirse que esa y no otra fue la causa principal de que decidiera ordenars. Así se lo hizo saber a su pupilo cuando lo tomó a su cargo. Y bien que se esforzó el novicio en que lo tomará como seguidor, pero desde el inicio toda la enseñanza del bonzo giró en torno a la ascesis y a la meditación, de modo que el cuerpo se hallase preparado para lograr la total ausencia de deseos y necesidades, la total vacuidad y, por tanto, la iluminación plena, la unión con la mente universal del Gran Santo. Sin embargo, Koremitsu no creía, a pesar de tanta insistencia, que el proceso iniciado por este, el sokushinbutsu ―la dieta desecativa, la savia tóxica del urushi y los vómitos que este provocaba―, le permitieran alcanzar el estado de latencia que lo convertiría, al igual que las momias de los monjes que hollaron antes esa senda, en un Buda totalmente iluminado. «Para beneficio de todos los seres vivientes me sacrifico», se justificaba el maestro. Y Koremitsu hacía ver que creía en lo desprendido de su propósito.

 

Después de que el discípulo recogiera todo lo necesario del cillero monacal y tras una costosa ascensión, el bonzo señaló el punto elegido: un talud de la montaña que, a varios pasos de la trocha que habían hollado, se abría, entre cipreses, pinos y cedros, ante un exiguo calvero. El viejo se acercó al talud, se sentó en la posición del loto completo frente a una zona concreta del talud, sacó de la alforja sus mandalas y, de forma inmediata, casi súbita, entró en el trance de la meditación más profunda. El joven novicio no necesitó otra señal. Midió el espacio con la mirada y excavó. Por fortuna, pero quizá también por el buen criterio del maestro, la tierra no estaba muy apelmazada, así que, antes de que finara la hora del mono, pudo encajar el cajón en el hueco de unos cinco shaku de altura por dos y medio de anchura y dos de profundidad que había labrado y que, según Nōin, le permitiría abandonarse por fin, morir sin morir y cruzar el Puente de los Sueños para lograr la Perfecta Iluminación.

 

    Antes de que la sombras convirtieran el bosque en el hogar de tengus y demás espíritus sintoístas enemigos de Buda, el bonzo salió de su letargo, tomó sus cosas y se sentó en el estrecho ataúd. Koremitsu, tras depositar sobre el halda del anciano un saquito con sus raíces y semillas, una cantimplora de arcilla con el tósigo necesario y una campanita junto a su cadera derecha, se inclinó reverente y cerró la tapa. Esta tenía un pequeño agujero en el que Koremitsu introdujo la caña de bambú que, a la altura conveniente, permitiría respirar al apergaminado bonzo mientras lo necesitara.

 

    Todo terminado, el muchacho se secó el sudor y vio que ya casi no quedaba luz, así que se apresuró en rellenar el hueco con la tierra extraida y la apretó con la pala. «Sí, sí... pronto todo acabará», se reconfortó y salió corriendo hacia el monasterio, al tiempo que pedía a Tsukiyomi-no-Mikoto, dios dela noche, que los espíritus de nariz roja no pudieran verle pasar entre ellos.

 

Durante los siguientes días, Koremitsu volvió al claro cada madrugada. Se sentaba junto al túmulo, salmodiaba las oraciones preferidas de su maestro y, después, emprendía en voz alta la lectura completa de varios capítulos del Sutra Mahavairocana, tal y como su mentor le había pedido, pues este tenía por cierto que le ayudarían a mantener y dilatar su ayuno hasta que consiguiera, por fin, que su mente se disociara de su carcasa y superara la dualidad. Antes de que llegara la caída del sol, el pupilo detenía su lectura y esperaba, atento. Solo cuando oía el tintineo de la campanilla, daba por finalizado el día y volvía al monasterio.

 

    Sin embargo, en aquella misma jornada en que se celebraba el Festival de Ise, la campana no sonó. Y ya no volvió a sonar en todos los días posteriores durante los cuales Koremitsu siguió cumpliendo el su ritual. De acuerdo con las reglas del sokushinbutsu, el monje había completado el proceso y, dentro de mil días más, llegaría el momento de comprobarlo. Toda la congregación de Koya, en procesión ceremonial, acudiría al calvero, desenterrarían al bodhisattva. Si su momia estaba perfecta, si conservaba su cuerpo intacto, eso significaría que Nōin se había transformado en buda viviente y sería colocado junto a las demás momias en el reciento más sacro del Monasterio para que intercediera por la salvación de todos los seres vivientes. Si el cuerpo se había descompuesto, eso sería señal de que había muerto sin, por sus pecados, alcanzar su objetivo. Sería, pues, enterrado y olvidado.

 

Pasado algún tiempo, el joven Koremitsu se sintió alterado y nervioso, verdaderamente excitado, muy ansioso en que pasaran los días y llegara aquél en que todo se había de culminar. Dejó de cumplir con la encomienda de su maestro y el resto de sus obligaciones con los templos de monasterio, levantó un altarcito sintō al dios de la retribución, Hachiman no kami, en un rincón de su celda monacal, y, para que le fuera propicio, le hizo ofrendas continuamente y, de forma obsesiva, vigilaba con celo la densidad de la mixtura que el chamán le había vendido.

 

En la noche del día en que se cumplían cuarenta y ocho desde que la campana calló, el joven pupilo no pudo dormir. Los recuerdos del pasado le agobiaban y las lágrimas de su madre ardían en sus propias mejillas cuando aquella le contaba, entre cliente y cliente del barrio rojo de Heian-kyō, cómo un noble del tercer rango del palacio imperial la había arrojado al arroyo, después de vejarla y violarla por no haber aceptado sus proposiciones infames. La vida de su madre no duró mucho y Koremitsu se vio obligado a sobrevivir entre la miseria y la indignidad como un verdadero paria lleno de odio. El aprendizaje del oficio de amaestrador de cormoranes para la pesca, gracias a uno de los antiguos clientes de su madre, le permitió sobrevivir en las orillas del río Katsura, hasta que supo de Nōin.

 

    Cuando, a la hora del conejo, el joven abandonó su lecho, la serenidad había vuelto a su espíritu. Al fin y al cabo, no había sucedido nada que no hubiera ocurrido en muchas otras noches. Además, ese día, el quincuagésimo, era un día de gran trascendencia. Después de cuarenta y nueve días en que el alma, tras la muerte, vagaba libre y desorientada, llegaba el momento de la reencarnación, del cumplimiento de la ley del karma. Según fueran los merecimientos, o los deméritos, de vidas anteriores, así sería el cuerpo que acogería, de nuevo, tu espíritu para renacer a la vida. Así que hoy, el día cuarenta y nueve, era el día tan esperado por Koremitsu.

 

    En todo ello pensaba el novicio cuando recogió la jarrita con el preparado del chamán y emprendió el camino del calvero, encomendándose a Arematsu Ōmikami, la diosa del sol, para que le alumbrase el camino. En verdad, Koremitsu no creía en todas esas tonterías extranjeras que contaban los monjes budistas de Konya. ¿Buda viviente? ¿Un cuerpo seco, una horrenda momia que albergaba el espíritu vivo del Iluminado? Naturalmente que no. Todo eso eran paparruchas que se creían solo quienes pretendían romper la rueda del Samsara por los muchos pecados cometidos en vidas anteriores. ¡Como Nōin, el bodhisattva, el santo…!

 

Koremitsu llego al calvero e hizo ante la tumba el saludo sintō, su verdadera fe. Se inclinó dos veces con reverencia, dio una gran palmada con sus manos a la altura del pecho, y volvió a inclinarse más profundamente.

 

    ―Buenos días, Fujiwara no Nagayasu, padre mío. Que el Gran Buda te libre de males hoy ―dijo con sorna―. En honor a la piedad filial, te traigo un regalo. Casi una ofrenda. Con recuerdos de mi madre, Roku-jo, a la que tú llevaste al deshonor y a la muerte, maldito hipócrita.

 

    El pupilo, con ojos brillantes por la anticipación, se acercó al talud y tanteó la boca la caña de bambú. Aplicó la jarrita con el preparado corrosivo y, con fruición, vertió su contenido.

 

    ―En verdad, padre, que no creo ―susurró― que vayas a ser un Buda viviente, ni que lo seas mientras tu cuerpo reseco se conserve intacto; pero, por si acaso, esto hará que tu carroña se descomponga lo suficiente como para que el resto de esos crédulos monjes del Koyasan, cuando te desentierren, no veneren a un desalmado como tú. No tendrás la iluminación, ni alcanzarás tu Nirvana, si es que eso existe.

 

    El muchacho no pudo contener más la rabia y golpeó con fuerza la tierra en torno al bambú, tanto así que la tablas resonaron.

 

    ―¡Espero que mañana, como dicen las verdaderas leyes de nuestro pueblo y nuestros dioses, te reencarnes en el animal más inmundo y sucio de cuantos pueblan el país de las ocho islas!

 

    Koremitsu, con lágrimas de rabia en los ojos, dio la espalda a su obra y retornó al monasterio. En pocos días, recogería sus pocas pertenencias, marcharía a los montes que rodean el lago Biwa y buscaría un lugar sagrado en el que recogerse. No había dado un paso cuando los cielos se abrieron. Llovíó durante toda la noche.

 

En la madrugada del quincuagésimo día, el sol ascendió por puente que une el cielo y la tierra, pero todo el talud junto estaba blando y lodoso junto al calvero encharcado. Por el hueco de la caña de bambú, un haz de luz hirió los restos del bonzo y a través de ese haz la esencia de Nōin, que durante cuarenta y nueve días había vagado sin ancla, penetró de nuevo en el cadáver, produciendo el estallido de una enorme confusión. Poco a poco, los despojos, medio corroídos, fueron tomando conciencia de sí, pues la esencia vital había regresado al mismo cuerpo.

 

    El barro que cubría el túmulo saltó con facilidad cuando la tapa del ataúd fue empujada de forma violenta. La momia del monje se irguió sobre el calvero y las copas de los árboles se colmaron de silencio. Si hubiera tenido lagrimales, hubiera llorado, si hubiera tenido laringe, hubiera gritado, pero solo la imagen de Koremitsu se conjuró en su mente. Él sabría explicar, el sabría…, pensó entre las espesas brumas de su mente. Tomó el camino del monasterio y empezó a andar.

 

    Koremitsu habia conseguido su venganza más completa, pues Fujiwara no Nagayasu, Nōin, el bonzo que había querido huir de la Rueda de la Vida, quebrar el Samsara, se había reencarnado en el ser, ni vivo ni muerto, más inmundo de todas las tierras de Honshū.

 

    Pero no lo iba a disfrutar...

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Bravo, muy buen relato. Al principio he temido que le faltara intensidad, que solo reposase en la magnífica ambientación y el cuidado de los detalles. Todo discurría tan tranquilamente que he pensado que el cierre se escurriría también entre los dedos como aguas mansas. Pero poco a poco los detalles han ido tomando sentido y, al final, hay un clímax que le sienta muy bien a la historia. Muy buen trabajo.

En el aspecto formal solo he visto un par de erratas (una "e" desaparecida, una palabra con dos tildes, una preposición que se ha escapado). Se nota la experiencia y el mimo escribiendo.

Vamos, una historia muy sólida y original, que además nos descubre misterios muy sugerentes de Oriente con tu habitual pasión por la historia. Lo he disfrutado mucho.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Patapalo dijo:

Bravo, muy buen relato. Al principio he temido que le faltara intensidad, que solo reposase en la magnífica ambientación y el cuidado de los detalles. Todo discurría tan tranquilamente que he pensado que el cierre se escurriría también entre los dedos como aguas mansas. Pero poco a poco los detalles han ido tomando sentido y, al final, hay un clímax que le sienta muy bien a la historia. Muy buen trabajo.

En el aspecto formal solo he visto un par de erratas (una "e" desaparecida, una palabra con dos tildes, una preposición que se ha escapado). Se nota la experiencia y el mimo escribiendo.

Vamos, una historia muy sólida y original, que además nos descubre misterios muy sugerentes de Oriente con tu habitual pasión por la historia. Lo he disfrutado mucho.

Gracias, Pata. Me alegra que te haya gustado, pero, ¡Ahg!, no sé cuando conseguiré presentar un relato limpio y sin defecto. No tengo remedio. Las prisas me pueden. Además, no controlo bien el foro y en algún caso al colocar itálicas en la palabra extranjera correspondiente, se han quedado aplicadas a todo el resto del párrafo. heart

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Ese es un problema de paso de formato de tu procesador a la página. Ahora lo apaño.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Creo que ahora está bien. Si ves algún otro problema de formato, avísame.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Patapalo dijo:

Creo que ahora está bien. Si ves algún otro problema de formato, avísame.

¡Muchas gracias!

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Buen relato, si señor, bien escrito y bien documentado. Me gusta mucho como te tomas tu tiempo para plantear la historia, suavemente, sin atropellos. Y el como hilas la historia del aprendiz y su maestro con los conflictos subyacentes (palabra que le va al dedillo al cuento):el conflicto religioso, el filial, el generacional…

Como ya digo es muy buen relato, pero me ha costado bastante conectar con él todo el tiempo. De hecho, he necesitado releerlo.  Lo primero han sido las descripciones de la cultura japonesa, que ambientan bien el relato pero me alejan un tanto de la historia.Los arboles que no dejan ver el bosque.

Lo segundo es el final. Me parece que la última frase es ambigua: ¿quién no disfrutaría? ¿el maestro, cuyos planes se vienen abajo? ¿el discípulo, al que le puede caer encima el peso de la venganza?

Probablemente esta desconexión sean más achacables a mi como lector que a ti como autor. Por ello y porque el relato tiene muchos puntos a su favor (solidez, ritmo, estilo…) se lleva una nota de 4,25.

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Poblador desde: 01/02/2016
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Bio Jesus dijo:

Buen relato, si señor, bien escrito y bien documentado... Probablemente esta desconexión sean más achacables a mi como lector que a ti como autor. Por ello y porque el relato tiene muchos puntos a su favor (solidez, ritmo, estilo…) se lleva una nota de 4,25.

Gracias por la lectura, la relectura y la valoración, Bío Jesús, enlightened.
 

Respecto de cuanto me señalas, lo cierto es que mi interés al contar una historia no esta solo en la trama, pues para mí tiene mucho valor la recreación ambiental (histórica o cultural), no puedo evitarlo. Pero es curioso, y creo que lo he hablado alguna vez, cómo para muchos lectores no hay problema, ni obstáculo, en leer narrativa fantástica, Sword and Sorcery por ejemplo, sin que se le trabe la lectura con nombres y lenguas inventadas, sociedades extrañas, mitos medio desconocidos... Sin embargo, ese sentido de la maravilla queda suspendido cuanto se narra sobre épocas históricas o culturas exóticas reales. Siempre me ha parecido una extraña paradoja.

Y por lo que hace relación al cierre del relato, lo cierto es que lo pensé y lo modifique un par de veces. Sin embargo, decidí que no cabía equivocación si, para darle más fuerza, lo aislaba en un punto y aparte final, puesto que me parecía evidente que el púpilo estaba disfrutando de su victoria, mientras que el bonzo era imposible que disfrutara con el evidente fracaso de sus planes. Quizá me equivoque. Pero otras alternativas no me parecieron tan rotundas para cerrar heart

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Poblador desde: 11/07/2014
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Mzime dijo:

Gracias por la lectura, la relectura y la valoración, Bío Jesús, enlightened.

De nada. Me reitero, este es aspirante serio a la antología.

Mzime dijo:

Respecto de cuanto me señalas, lo cierto es que mi interés al contar una historia no esta solo en la trama, pues para mí tiene mucho valor la recreación ambiental (histórica o cultural), no puedo evitarlo. Pero es curioso, y creo que lo he hablado alguna vez, cómo para muchos lectores no hay problema, ni obstáculo, en leer narrativa fantástica, Sword and Sorcery por ejemplo, sin que se le trabe la lectura con nombres y lenguas inventadas, sociedades extrañas, mitos medio desconocidos... Sin embargo, ese sentido de la maravilla queda suspendido cuanto se narra sobre épocas históricas o culturas exóticas reales. Siempre me ha parecido una extraña paradoja.

Cierto, a mi me pasa como lector y como escritor(bueno, juntaletras). Se nota un mimo especial por los detalles en tu relato, tanto que cuando lo acabé lo primero que hice fue buscar el sistema horario tradicional de Japón. Qué está bien, pero que "puede" al relato en si en algun momento.

Es cierto que en fantasia épica pasa menos, pero creo que ahí asumes que el sentido de la maravilla va en piloto automático. En relato histórico ocurre justo al contrario, cuanto más descriptivo menos sentido de la maravilla pones, porque los datos son reales y te conducen lejos de la maravilla y más al realismo (incluso al rigorismo).

Mzime dijo:

Y por lo que hace relación al cierre del relato, lo cierto es que lo pensé y lo modifique un par de veces. Sin embargo, decidí que no cabía equivocación si, para darle más fuerza, lo aislaba en un punto y aparte final, puesto que me parecía evidente que el púpilo estaba disfrutando de su victoria, mientras que el bonzo era imposible que disfrutara con el evidente fracaso de sus planes. Quizá me equivoque. Pero otras alternativas no me parecieron tan rotundas para cerrar heart

 Pues ya ves, yo veía al bonzo buscando a su hijo, revolciendo cielo y tierra para hacerle probar un poco del poder de la momia.Ya te digo, será torpeza mia.

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Germinal
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Lo que hace evidente este relato es el gusto por escribir. Envidio esta forma de aprovechar  cada recodo del camino en lugar de apresurarse por llegar al destino. Un acierto el uso de las horas, me ha recordado a El Nombre de la Rosa, que emplean también la nomenclatura monástica propia de la época, estas cosas consiguen trasladarme por completo.

Como pega, y por intentar aportar algo, voy a decir que en algún momento me ha avasallado la cantidad de palabras ajenas. Entiendo que, además se ve acentuado debido a la limitación de palabras del certamen, quizás en un texto más extenso no “molestaría” tanto. Y podría volver a poner el ejemplo de la obra de Umberto Eco, donde en cada capítulo hay frases en latín y no siempre resultan obvias.

Creo recordar que hay alguna errata en el texto, pero hoy no las recuerdo.

La última frase me sobra por completo. El párrafo anterior cierra a la perfección con el relato: la venganza. Fin.

Voy a puntuar el relato con 4  estrellas. Felicidades y gracias por compartirlo.

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
Puntos: 352

Gracias por la lectura y por tu consideración, Germinal. Es curioso esto de las palabras en otra lengua y el hecho de que afecten a la lectura. Yo no termino de entenderlo, ciertamente. Si uno se fija, son muy pocos los términos japoneses o budistas que son, por lo general, desconocidos para la mayoría y de los que no se ofrece en el texto equivalencia, aunque resulten fácilmente interpretables (urushi, shaku,  o bodhisattva). Los demás, o son nombres propios de persona o lugar (Heian-kio, Daynichi, Arematsu) -que lo mismo podrían ser John, Gillian o Great Valley y a nadie llamarían la atención-, o son términos muy conocidos (tatami,  Samsara,  karma...) o van seguidos en el texto de su traslación (mudra,  tengu, bosatsu...). De todos modos, he de reconocer que suelo enfangarme en estas cosas, pero es que para mí no es lo mismo, ni ambienta igual, decir "tatami" que decir "esterilla" o "sahku" que "metro", entre otras razones porque no son estrictamente lo mismo. Pero comprendo perfectamente que a muchos lectores no les guste -y muy legítimamente, todo hay que decirlo-, esta elección mía por perjudicarles una lectura más ágil.

En cuanto al final, pues quizá sí, pero yo quería señalar también que no solo se había consumado la venganza del hijo, sino que, seguramente, habría revenganza del padre, aunque no la cuente en el relato.

  En cualquier caso, te agradezco mucho tu más que buena valoración de conjunto, Germinal, y más aún considerando tus preferencias

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Efepe
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Poblador desde: 28/05/2017
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Te has pegado buena currada, si señor.

 

Se nota que el relato está trabajado y me gusta la historia y la idea. La única pega que he encontrado es completamente personal: la ambientación que has elegido no es para nada demi agrado, y esto ha hecho mi lectura un tanto farragosa.

 

Dejando esto un poco al margen, tienes una puntuación de 3,8 por mi parte.

 

Gracias. Un saludo.

EFePe

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
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Gracias por tu valoración y comentarios, Efepe. Respecto de los gustos, pues eso, que cada uno tenemos nuestras filias y nuestras fobias, pero lamento haber topado con una tuya. Sin embargo, poca solución tenía yo. La automomificación y la trama contada solo pueden tener como paisaje y ambientación el mundo del budismo esotérico japonés de los bonzos shingonheart

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Una historia escrita con mimo, como nos tienes acostumbrados, con cuidado en cada detalle y en cada cosa que se dice, algo que no logra, a pesar de todo, que se escapen algunos errores por ahí como algunas letras o preposiciones que faltan o sobran. Pero nada que sea importante, al menos para mí.

Con este tipo de relatos me ocurre que debo ir leyendo con los sentidos alerta al cien por cien, porque temo perderme en cualquier momento. Es tanta la información que se nos da y tan distinta al ser de otra cultura, que para mí es la pega más grande que le encuentro. Aquí sí que me parecen necesarias siempre las relecturas.

La historia está basada en un ritual que no me era desconocido, pues yo había podido leer al respecto un artículo en la revista Año/Cero, y eso para mí le da un toque de originalidad que veo muy positivo.

Esa frase final veo que es motivo de discordia. A mí también me ha dejado un poco confuso y tal vez, como te comenta Germinal, podrías haber prescindido de ella.

En definitiva, un gran relato que, si no me equivoco, estará entre los elegidos. 4 estrellas.
 

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Sanbes
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Poblador desde: 16/10/2013
Puntos: 1273

Un relato que es pura narrativa.

Esto puede ser bueno o malo, pero solo según el lector. Hay quien disfruta muchísimo de largas descripciones y hay quien las prefiere más escuetas a cambio de una trama más interesante. Yo soy del segundo grupo.

Las descripciones de los paisajes y los actos del protagonista están muy bien trabajados. En todo momento te sientes sumergido en un país y en una religión que desconozco.  

A medida que iba leyendo me preguntaba si iba a suceder algo que le diera vida a la trama, la cual está por debajo de la narrativa. Al final se obtenie, con la rebelación de la verdadera fe del protagonista y la sorpresa final. Aunque para mí la sorpresa ha sido la del secreto del protagonista y su venganza, ya que lo último te lo ves venir. 

La sensación final es que me ha gustado. Creo que es una historia narrada con muy buena mano. Sin embargo, la sorpresa final no termina de compensarme la lectura de tanta descripción. 

3´5 estrellas.  

 

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
Puntos: 352

Pues no sé qué decirte, Sanbes. Para mí, describir y ambientar es consustancial con la construcción de una obra (obrita) narrativa. Sobre todo si los hechos y la trama se enmarcan en culturas ajenas y traen su causa, precisamente, de esa ajenidad. Pero entiendo que muchos no compartan esta manera de entender el arte u oficio de contar historias, cosa que no es extraña: ya me pasó con mi primera participación en este grato concurso 
En cualquier caso, muchas gracias por tu esfuerzo y, naturalmente, por tu valoración.

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Lord_Ruthven
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Poblador desde: 28/06/2013
Puntos: 929

Un planteamiento muy original y bien elegido. Habia oido hablar de estos mojes que se dejan momifiar en vida, pero nunca se me hubiera ocurrido escribir sobre ellos. Un vocabulario amplio y bien eelgido, una atmosfera envolvente y un giro interesante del argumetno. Coincido con lo que ya ha expresado algún compañero que la última frase me sobra, de hecho hasta me despista un poco. En caulquier caso me parece más que publicable, con lo cúal que podria entrar perfectametne en la antoogía

4,5

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Cuando empecé a buscar una posible ambientación para este Polidori, tenía claro que no quería escribir un relato basado en momias egipcias, así que tire de ese fabuloso recurso para escritores del s.XXI que es Google para informarme sobre otro tipo de momias. Las budistas llamaron mucho mi atención, pero las descarté porque encontraba difícil documentarme lo suficiente y, sobre todo, pensar una trama adecuada para tal ambientación.

Tú has superado con creces ambas trabas.

De cara a mí como lector, el relato parte con la ventaja de que me encanta el budismo, los principios de la religión, el arte asociado a ella, la paz que se respira en sus templos. No me costaba verlos reflejados en el relato, no solo en la descripción de los lugares y la cultura sino también en la forma en que se comportan los personajes; me sentía allí, cerca, viviendo los hechos. Y la historia es muy buena; en el fondo, un clásico, si uno lo piensa fríamente, convencional e incluso algo manido, pero para que el lector se dé cuenta tiene que hacer eso, pensarlo fríamente, porque ese argumento convencional está tan bien introducido y arropado por un estilo de escritura tan cuidado que uno no se da cuenta. Yo no me di cuenta hasta que empecé a escribir esta reseña.

Al principio, me ha parecido una fábula oriental, con sus pros y pocos de sus contras. Y confieso que no esperaba ―ni necesitaba― más que eso, ya estaba más que satisfecho con lo que se me ofrecía, tanto que el final… no lo vi venir. Incluso cuando Koremitsu se desenmascara, mi confusión fue muy agradable porque la verdad es que no supe cómo iba a terminar aquello, lo que me hizo leer lo que restaba de relato de dos grandes bocados, azuzado por conocer el final.

Como pegas: ojo a esas faltas que te han comentado; yo he visto un par de tildes ausentes (que seguro que tú las dejaste puestas y se han fugado) y una letra e que falta (se iría de cañas con las tildes). También unas comas colocadas de forma rara (si, soy un poco obsesivo con las comas), creo:

uno de los siervos del Templo de la Palabra Verdadera, cosa que, en absoluto, le asombró pues era su lugar favorito.

En este caso diría que en absoluto reemplaza a no, y por tanto no debe ir entre comas. Sin embargo, echo en falta una antes de pues. Esto podemos debatirlo si quieres; si estuviera equivocado, querría saberlo blush

Otra pega que veo es el exceso de nombres japoneses, comunes y propios. Sí, tienes razón, no son tantos y muchos se repiten, pero el relato es corto y a mí sí me ha dificultado un poco la lectura porque los encuentras muy seguidos. Una crítica constructiva debería ir con una solución y la verdad es que no la encuentro… Igual no mencionar tantos nombres propios (por ejemplo, del río, o de la madre del protagonista) ayuda a relajar. Es un asunto menor y desde luego no es imprescindible cambiarlo, vale con hacer una lectura relajada y listo (es lo que hice, no tenía prisas).

Otro ejemplo de exceso de información lo veo una vez que Koremitsu revela sus intenciones y empieza a dejar claro al lector que no está en el monasterio por sus creencias. Creo que quizás introducir aquí una nueva religión (hizo ante la tumba el saludo sintō, su verdadera fe) puede ser excesivo para el lector (al menos, para este que suscribe); realmente es más ambientación, no pasa de ahí, pero temí que pudiera ser relevante y que debiera memorizar ese nuevo dato (Koremitsu es en realidad sintoísta, creo) para terminar de entender el relato. No sé si me explico. Es una chorrada, en realidad, pero prefiero mencionarlo porque me ha incomodado.

Y por último, coincido en que esa última frase… no queda bien.

Pero no lo iba a disfrutar...

Para mí, en comparación a la belleza y el mimo de la literatura que emplea el relato, queda soso, casi burdo. No creo que sobre porque el párrafo anterior quedaría algo cojo en cuanto a contenido, pero sí diría que merece un lenguaje más… poético.

Todas las fallas son menores, las menciono por tratar de aportar algo al escritor. Mi puntuación es de 4,5 estrellas.

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Mzime
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Muchas gracias, Curro, por tu detallada lectura y valoración. Me alegra que haya gustado la historia y la ambientación, en la que, como siempre, me he excedido un tanto, pero es que me puede. En lo de las comas, tienes razón: tengo un problema con el énfasis. La anterior a pues es mero olvido. Como otros que han salpicado el texto, sí.

En cuanto al sintoísmo, pues es un elemento de la trama y no menor. Y de ello intenté dejar pistas por el camino (el santón de la pócima, los dioses Ebisu, Tsukiyomi, Arematsu, todos ellos kami, o los tengu, espíritus a los que un budista ningún miedo tendría...). De todos modos, me inclino a pensar que en Koremitsu prevalece, por encima de todo, el odio antes que la religión y que el primero es, en buena parte, pero no toda, causa de la segunda.

En lo del final, es de notar que si a muchos les ha chirriado en una u otra medida, razón habrá y no me queda sino aceptarlo. Tendré que pensar en alguna manera de pulirlo, aunque también es verdad que pretendí cerrar de manera brusca y seca. Sin acierto, visto lo visto. 

Lo dicho, gracias.

 

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Curro
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Puntos: 1048

Mzime dijo:

Muchas gracias, Curro, por tu detallada lectura y valoración. Me alegra que haya gustado la historia y la ambientación, en la que, como siempre, me he excedido un tanto, pero es que me puede. En lo de las comas, tienes razón: tengo un problema con el énfasis. La anterior a pues es mero olvido. Como otros que han salpicado el texto, sí.

En cuanto al sintoísmo, pues es un elemento de la trama y no menor. Y de ello intenté dejar pistas por el camino (el santón de la pócima, los dioses Ebisu, Tsukiyomi, Arematsu, todos ellos kami, o los tengu, espíritus a los que un budista ningún miedo tendría...). De todos modos, me inclino a pensar que en Koremitsu prevalece, por encima de todo, el odio antes que la religión y que el primero es, en buena parte, pero no toda, causa de la segunda.

En lo del final, es de notar que si a muchos les ha chirriado en una u otra medida, razón habrá y no me queda sino aceptarlo. Tendré que pensar en alguna manera de pulirlo, aunque también es verdad que pretendí cerrar de manera brusca y seca. Sin acierto, visto lo visto. 

Lo dicho, gracias.

 

No creo que te hayas excedido en la ambientación. Una buena ambientación nunca es excesiva, creo que tú tendías la facultad de escribir un relato solo de ambientación y nadie se daría cuenta de ello (aunque sería un poco difícil escribir el final :D).

El exceso de palabras extranjeras que he señalado considera sobre todo el porcentaje de ellas respecto al total de palabras, no la cantidad. En algo más largo, donde el lector tenga tiempo de asumir contenido y familiarizarse sobre todo con nombres propias que se van a repetir, igual no pesaría tanto.

Me temo no haber captado esas pistas que vas dejando, que seguro que serán deliciosas para lectores con mayor conocimiento. Yo mira que he intentado absorber conocimientos más profundos de culturas orientales (porque me fascinan), pero mi capacidad de retención es más bien escasa.

Y del final solo me chirría la última frase porque la encuentro algo prosaica, no el final en sí, que me parece argumentalmente perfecto. Lo muertos vivientes que se abren camino entre la tierra para volver a caminar en nuestro mundo son otra de las cosas irresistibles para mí y este está muy bien encajado.

Como este, hay otros muchos detalles positivos que no he mencionado; asume simplemente que cualquier cosa que no haya comentado me ha parcido brutal (la descripción del propio ritual, el método que se utiliza para corromper el cuerpo...).

Me quedo además con mi propia reflexión final, y es cómo alguien tan %&#ón como Nōin podía siquiera pensar en que era un santo; me temo que esto es algo que pasa en todas las religiones. En un universo paralelo nacido en mi mente, nadie corrompe su cuerpo, no es necesario; cuando lo exhuman, está más podrido que ningún otro aspirante antes que él.

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Sanbes
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Mzime dijo:

Pues no sé qué decirte, Sanbes. Para mí, describir y ambientar es consustancial con la construcción de una obra (obrita) narrativa. Sobre todo si los hechos y la trama se enmarcan en culturas ajenas y traen su causa, precisamente, de esa ajenidad. Pero entiendo que muchos no compartan esta manera de entender el arte u oficio de contar historias, cosa que no es extraña: ya me pasó con mi primera participación en este grato concurso 
En cualquier caso, muchas gracias por tu esfuerzo y, naturalmente, por tu valoración.

 

Hola Mzime, 

Por supuesto que es imprescindible para la construcción de una obra describir y ambientar su universo. Y más cuando no estamos hablando de un escenario conocido, o al menos, poco conocido para la mayoría de los lectores. 

A mí no me importa saber el nombre de cada planta del paisaje, y si el viento las mueve hacia la izquierda o derecha, si después eso juega un papel (fundamental o no) en la trama. Pero si no es el caso prefiero leer que "el viento movía los arbustos" y a otra cosa que haga avanzar la trama. Por eso, cuando leo largas descripciones detalladas, las disfruto, pero quiero algo a cambio, porque si no se me vuelven tediosas. 

Este es el mismo motivo por el que se me atragantan muchos clásicos que para la gran mayoría son auténticas obras de arte. 

Sin ir más lejos, tu propio relato. Solo tienes que ver la puntuación que te están poniendo la mayoría de usuarios del foro para saber que has hecho un trabajo de mucha calidad. Cosa que confirmo, aunque yo no lo haya disfrutado tanto a consecuencia de mis gustos literarios. 

 

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Excelente relato de una elaborada venganza teológica. Me quito el sombrero.

Le doy 4,5 puntos.

Un saludo,

Javier Garrido B.

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Muchas gracias por tu lectura y  valoración, Lord_Ruthven.

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Diantre, comentarios así son más que reconfortantes... Muchas gracias, Stendek.

 

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Svanda
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Puntos: 112

Hola!

Como ya sabéis, pongo 4 notas y al final saco una puntuación final con todas ellas.

  • CC: Calidad de contenido (la idea en sí)
  • CF: Calidad en la forma: Cómo se trata ese contenido, si es una narración sin más o si introduce elementos diferentes.
  • F: falicidad de lectura. Que el texto y la exposición sean comprensibles.

CC: 4. Me ha gustado mucho la historia, con pocos implicados queda una trama redondita y bien cuidada. Además la momificación queda en segundo plano, pero siendo aun así muy importante para el desenlace.

CF: 5. Como en relatos anterios que he leído tuyos, siento que das la infrmación idónea para conseguir trasladarme a la acción. Perfecta descripción del Sokushinbutsu. Eres como Goyo Jiménez, nos enseñas a la vez que nos entretienes no

F: 4.5. Te penalizo un poquito porque hay muchos nombrejos raros y los nombres de los personajes no ayudan y me perdí un poco en algunos puntos. Creo que te has documentado mucho y palabras extrañas te llegaron a resultar conocidas, pero para alguien que no sabe del tema, pueden desviar la atención y utilizadas todas juntas son engorrosas.

G: 4. Hay algunos errores que son fácilmente corregibles con una revisión, pero en general la gramática es excelente :)

  • "que decidiera ordenarse" - falta una letra.
  • "tanto es así, que podría decirse" - es cosa mía, pero una coma ahí me cuadra bien.
  • Repites talud varias veces en el mismo párrafo, por si quieres cambiarlo.
  • "dios de la noche" - hay q separar las dos palabras

Nota final: 4.5 estrellas.

¡Muchas suerte! :)

 

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Hedrigall
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Relato escrito con el mimo y la delicadeza artesana que asociamos a la cultura oriental. Buena historia y bien desarrollada la trama. Yo no veo tanta descripción como se ha comentado, y es posible que sea porque esta es necesaria en la historia y porque el autor ha tenido en cuenta que ralentiza el ritmo y las ha intercalado bien con otras unidades narrativas que lo aceleran. Describir por describir es lo que a mí me aburre, y este no es el caso en absoluto.

No es la primera vez que leo al autor y este siempre obsequia el certamen con historias de culturas exóticas, a menudo totalmente desconocidas para mí. Tampoco es la primera vez que consigue armar una buena historia y hacerla comprensible y accesible, a pesar de la dificultad añadida de términos, tradiciones, y en general el modo de vida extraño de esas culturas y de esas épocas. Para mí es de admirar.

Yo también creo que la frase final tiene un nosequé que la hace desacertada para terminar el relato con ella.

Puntuaré más adelante.

 

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Muchas gracias por vuestra lectura y consideración para con el relato, Svanda y Hedrigall. Y sí, es verdad; parece como si aquí me hubiera especializado en lo exótico. Lo cual me asombra, pues no va mucho conmigo, no enlightened.

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Bio Jesus
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Poblador desde: 11/07/2014
Puntos: 1514

Mzime dijo:

Muchas gracias por vuestra lectura y consideración para con el relato, Svanda y Hedrigall. Y sí, es verdad; parece como si aquí me hubiera especializado en lo exótico. Lo cual me asombra, pues no va mucho conmigo, no enlightened.


Y eso que, por tu fotografía, está bien claro que eres el prototipo de españolito medio ;-D :-D

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Bio Jesus dijo:
Mzime dijo:

Muchas gracias por vuestra lectura y consideración para con el relato, Svanda y Hedrigall. Y sí, es verdad; parece como si aquí me hubiera especializado en lo exótico. Lo cual me asombra, pues no va mucho conmigo, no enlightened.

Y eso que, por tu fotografía, está bien claro que eres el prototipo de españolito medio ;-D :-D

 

Hombre, es que mi entrada, que yo pensaba que habría de ser por una sola vez, fue con un relato de masáis... Pero no, no fue por una sola vez, no.

 

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Puntos: 1514

Mzime dijo:

 

Hombre, es que mi entrada, que yo pensaba que habría de ser por una sola vez, fue con un relato de masáis... Pero no, no fue por una sola vez, no.

 

 

Y que siga mucho tiempo, tus relatos son muy buenos y tienen un sello característico.

 

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