El ashé

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Germinal
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El ashé

Dejaron el hotel Nacional de Cuba a sus espaldas y comenzaron a recorrer el malecón en dirección a La Habana Vieja. Los rayos de sol picaban como escorpiones a esa hora. Los acompañaba la insoportable humedad caribeña y un olor que, por más que intentase, Amadeo no lograba asimilar. A pesar de todo, el paseo le resultó agradable. Hubiese preferido tomar a su acompañante de la mano, aunque era preferible no hacerlo, le había advertido Gabriel. En muchos sentidos se respiraban renovados aires de libertad en la isla; en tantos otros, no.

Irían al corazón mismo de la cultura criolla, según Gabriel le había revelado semanas atrás. Durante las interminables horas de vuelo no había dejado de platicar sobre cada rincón del país: Santiago de Cuba, Sancti Spíritus, Matanzas… infinidad de anécdotas que, en realidad, aburrían a Amadeo pero que este escuchaba estoicamente; quería esforzarse, otorgarle una oportunidad de recuperar la chispa perdida meses atrás.

Una chica de piel chocolateada que caminaba sola por el malecón les sonrió al cruzarse con ellos. Al rato, alcanzaron a distinguir el castillo del Morro y el canal de entrada a la bahía; a partir de entonces callejearon por el centro histórico. Los maltrechos edificios persistían desatendidos igual que los dientes de un anciano que no hubiese conocido dentista. Contemplaron la célebre Bodeguita del Medio rebosante de turistas a esa hora, y atravesaron los ejes comerciales de las calles Obispo y Reilly. En una plaza, una mujer ataviada de ropa colorida vendía llaveros elaborados a base de tarro de buey sobre un improvisado puesto ambulante.

Tras abandonar el bullicioso centro, se dirigieron hacia el paladar que Gabriel ansiaba visitar. A Amadeo le resultó curioso descubrir que aquellos restaurantes a cargo de cuentapropistas debiesen su nombre popular a una telenovela.

Doblaron de nuevo una calle y Amadeo ya no adivinaba en qué dirección quedaba el hotel o siquiera el malecón. Finalmente se detuvieron ante una verja oxidada. Tras ella, un angosto corredor discurría entre dos edificios que lo flanqueaban. De una vivienda próxima escapó el sonido distorsionado de una radio.

—¿Es aquí? —preguntó Amadeo.

—Es el sitio. Tan solo esperemos.

Esperar es lo que llevaba haciendo Amadeo desde hacía meses. Esperar que las cosas entre ellos cambiasen, que volviese a ser como al principio. Estaba cansado de esperar.

Enseguida, un viejo con piel de ébano se acercó renqueante por la penumbra del pasillo. Amadeo no alcanzó comprender el saludo que les profirió ni la escueta respuesta de Gabriel. ¿Podría tratarse de algún santo y seña? Quizás fuese una reminiscencia de la clandestinidad que otros antes que ellos experimentaron allá, elucubró Amadeo. ¿Qué tipo de paladar sería aquel de todas formas?

La verja se abrió y la pareja se deslizó hacia el interior por el angosto pasillo. Tomaron un giro y sortearon una pequeña puerta de madera pintada de bermellón; el dintel era bajo, y tuvieron que agacharse para no dar con la cabeza en él. A continuación, descendieron por unos escalones hasta llegar al sótano.

A la antesala donde fueron a parar la preñaban numerosos amuletos colgantes, tallas en madera y diversos objetos entre los cuales se adivinaba algún rudimentario útil de artesanía. ¿Se habían adentrado en un pequeño y exclusivo museo? La pareja aguardó mientras el hombre se les adelantaba. Entre tanto, captó la atención de Amadeo una grotesca escultura de bronce de un hombre arrodillado con un desproporcionado miembro. Se aproximó curioso, pero al instante Gabriel lo censuró:

—No toques nada. Todo esto son reliquias yorubas, una religión que se practica desde hace más de doce siglos.

—Ajá…

—Los yorubas consideran que toda persona nace con un propósito en la vida, con un destino. Sin embargo, diversas circunstancias alteran ese camino. Los Orishas, los dioses de la santería, ya te he hablado de ellos, son los únicos capaces de enmendar la desviación.

El tono serio que había adoptado durante aquella explicación hizo sentir a Amadeo en el albor de algún tipo de liturgia. Supuso que formaba parte del viaje. ¿Por qué si no había soportado incansables horas de vuelo atravesando el Atlántico? Para vivir una experiencia genuina. Y todo aquello no dejaba de ser una parafernalia, ciertamente exótica, de lo que Gabriel consideraba una velada inolvidable en el viejo corazón de La Habana. En la mente de Amadeo el lugar adquirió otra dimensión, el típico menú criollo compuesto por moros y cristianos y ropa vieja, o lo que venía a ser lo mismo, arroz con frijoles y carne mechada, no cumpliría con las nuevas expectativas.

El hombre apareció para hacerles unas señas y pasaron al salón contiguo.

Les dio la bienvenida una estancia atenuada por la luz de los cirios y recargada de féferes. En el centro había una única mesa de dimensiones desproporcionadas lista para solo un par de comensales. Amadeo supuso que tan solo un momento antes el viejo se habría apresurado a ultimar los detalles para ellos; incluso se había cambiado de ropa y ahora lo cubría una túnica blanca. Le resultó adorable la manera en que los lugareños intentaban ganarse el pan con los turistas. El hambre aguzando el ingenio. A continuación, los huéspedes procedieron a sentarse uno frente al otro en la alargada mesa.

Cuando los ojos de Amadeo se acostumbraron a la penumbra de la sala, se sobresaltó. La figura de un hombre flaco y vestido de rojo empezó a cobrar forma en una de las paredes de la sala. Descansaba sobre alguna suerte de silla y permanecía en completo silencio. Amadeo contuvo la risa tras el sobresalto. Lo último que deseaba era ofender al anfitrión del paladar o molestar a Gabriel. Quizás aquel tipo les amenizaría la cena con algún bolero clásico.

Con el paso de los minutos, se evidenció el silencio que seguía instalado entre ellos; aquel sótano no hizo sino delatarlo con su mudo altavoz. Amadeo esperó pacientemente, no tenía intención de romper la atmósfera, por incómoda que le resultase, así que se dedicó a pasear la mirada por la sala. Observó estanterías con conchas amontonadas, cuencos con diversos granos, plumas, un coco, una llave oxidada, una especie de fardo envuelto en lo que supuso debían ser hojas de maíz... Entre aquella mezcolanza extravagante descubrió los fetiches menos agraciados, y además por mucho, desde su llegada a la isla.

—No existe un único culto, creo que ya te lo había dicho —rompió el silencio por fin Gabriel—. La Regla de Osha-Ifá es el tronco de la santería: de él se despliegan numerosas ramas —Amadeo asintió sobrepasando el límite de la hipocresía—; pero como cualquier árbol tiene también raíces, las necesita.

—Mira, el lugar es fantástico, de verdad. Pero oye, ¿podríamos hablar de alguna cosa que no sea de las deidades caribeñas que trajeron los esclavos africanos? Verás, llevas desde el vuelo hablándome de todo esto y bueno… es solo que me satura un poco, ¿sabes?

—Entiendo…

Tras un nuevo silencio incómodo, apareció el viejo renqueante, se acercó a la mesa y los obsequió con una bebida. Al aproximarse, Amadeo descubrió que en realidad se trataba de un hombre algo imberbe al que unas pocas canas no le hacían justicia. Correspondió a su refrigerio con un sincero «gracias» al que ni siquiera respondió.

En cualquier caso, la ardua caminata por La Habana Vieja le había dejado sediento, así que dio un generoso trago a la jarra. No consiguió identificar el contenido del brebaje, aunque no le desagradó por completo; sin embargo, se le antojó demasiado espeso.

—Dime, ¿por qué crees que todos los intentos por acabar con la vida de Fidel resultaron infructuosos?

La repentina pregunta de Gabriel sorprendió por completo a Amadeo. Sabía que no era conveniente nombrar al comandante en público. Algunos isleños nunca lo hacían, en su lugar, si querían referirse a él se mesaban una imaginaria barba. Y, en cambio, Gabriel, sin ningún tipo de reparo, lo nombró allí delante.

—Los santeros se encargaron de proteger todo el tiempo su «ashé» —continuó.

—Ay, Dios…

—El mío está marchito. Pero el Babalawo puede salvarlo —dijo Gabriel apuntando con la cabeza hacia la silenciosa figura de la pared.

—Ya veo lo que ocurre —Amadeo se cruzó de brazos—. Ahora entiendo el cambio de actitud de los últimos meses… Nunca hubiera esperado esto de ti, Gabriel, quizás de un pobre analfabeto, pero no de ti. ¿Cuánto te ha timado el flacucho? —Amadeo clavó una mirada iracunda en el tipo que descansaba al fondo de la habitación.

—¡No desprecies la santería!

—Ay, Dios, te han abducido por completo y no eres capaz siquiera de reconocerlo…

Amadeo puso los ojos en blanco y dejó escapar un suspiro. La supuesta escapada romántica estaba arruinada por completo, y con ella la relación con Gabriel. Evitaría decírselo hasta llegar el hotel y preparar la maleta para la vuelta, aunque se había prometido una cosa a sí mismo: aquella sería la última velada que pasarían juntos.

El momento se le antojó, además de incómodo, doloroso. Doloroso hasta el punto de… Le sobrevino un mareo. ¿Tan disgustado estaba por terminar la relación? En realidad, no. ¿Sería provocado por la bebida? No había notado alcohol en ella. Quizás fuese a causa del sofocante ambiente del sótano. Desde el principio se había sentido como una hoja de tabaco en un secadero, pero hasta ese instante lo había atribuido a la deshidratación por la fatigosa caminata. Pero ahora ni siquiera notaba la sequedad.

—No me encuentro bien…

Gabriel no contestó.

—De verdad, creo que deberíamos volver al hotel…

Y en ese momento Amadeo perdió la consciencia.

Lo primero que vio al recobrarse del desvanecimiento fue a Gabriel. Qué terrible ridículo desmayarse en mitad del restaurante víctima de una lipotimia antes de romper con él. Pero el pensamiento fugaz desapareció por completo en cuanto descubrió que Gabriel vestía una túnica blanca y que no se encontraban en el mismo lugar.

—¿Qué me…?

Amadeo fue incapaz de terminar la frase; la garganta le rascaba como los pelos de una barba incipiente. Empezó a recobrar los sentidos. Algo le impedía el movimiento. Su ropa tampoco era la misma, había dejado paso a una vaporosa tela roja. Recuperó el olor y un instante después deseó que nunca hubiese regresado. Una náusea trepó por su esófago rasposo al descubrir que no era el único huésped de aquella habitación pestilente. Observó cuerpos famélicos enfundados en ropajes similares; sin embargo, a diferencia de él, aquellos pellejos perduraban acartonados al haber alcanzado tiempo atrás la extenuación definitiva.

Los ojos se volvieron hacia Gabriel abiertos como girasoles. Intentó gritarle, pero apenas escapó de su garganta un atenuado hilo de voz. Hasta el último momento quiso creer que todo formaba parte de una cruel broma de mal gusto, preparada con antelación y alevosía; de ahí que le hablase de los Orishas; por eso el bombardeo con grotescas historias durante el vuelo, como aquella de la ilustre momia del museo de Matanzas cuya cabeza robó un perturbado e intentó machacar… Pero un pensamiento menos esperanzador alcanzó su mente, incendiando por completo el pánico en su corazón. ¿Y si realmente Gabriel y su embaucador estaban igual de tarados? ¿Y si lo que pretendían era moler los huesos de su cráneo?

—Para que el ashé florezca, otro debe marchitarse.

Fueron las últimas palabras que pronunció Gabriel antes de cerrar la puerta del cuartucho y rubricar el destino de Amadeo.

Después se dirigió de vuelta al salón. Allí lo esperaba el viejo ataviado con su túnica blanca. Le presentó sus respetos. Acto seguido, ambos se dirigieron a la pared del salón donde descansaba el cuerpo momificado, testigo silente durante toda la velada. Lo llevaron con cuidado a la mesa central. El Babalawo retiró la mortaja del cuerpo apergaminado con absoluta diligencia, dispuesto a empezar, una vez más, con el rito de iniciación.

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Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Un relato bien ejecutado del que me ha seducido sobre todo la original ambientación. Me ha parecido muy conseguida y eso es algo que encuentro muy meritorio. Si un relato me transporta, es buena cosa.

En cuanto a los personajes, me parecen bien construidos, pero tengo la impresión de que la información no está bien dosificada o, quizás, que no se dirige la atención del lector en la buena dirección. Se percibe que hay un problema de relación, de acuerdo, pero al final tampoco es el centro de la problemática. Parece que va a haber algo en relación a la homosexualidad por aquello de que no le dé la mano en público, pero tampoco tiene relación con el desenlace. Al final, da la impresión de que resulta algo gratuito que la víctima sea precisamente él.

Me explico. Si la idea es que lo ha seducido para luego aprovecharse de él, estaría bien que percibiéramos ese descubrimiento, algo más de sorpresa o decepción. Si no lo ha seducido para ello, sino que simplemente ha terminado por tirar de él porque era lo más sencillo, me faltaría algo más de expresividad al cierre. De hecho, quizás ese es el problema (para mí), que es un personaje muy frío y, entonces, me resulta difícil leer en él. Me cuesta perfilarlo.

Ojo, que no creo que sea algo que llegue a perjudicar el desarrollo del relato. Simplemente creo que es lo que me falta para que sea más redondo. Al ser la trama sencilla y la atmósfera estar ya muy bien construida, lo único que me chirría un poco es la relación entre los dos personajes, que debería ser un pilar fundamental, creo yo, en el desarrollo. En cualquier caso, he disfrutado mucho con su lectura.

Un par de apuntes de vocabulario. Creo que sería más correcto decir que recuperó el "olfato" que el "olor. Luego, el recurrente tema del verbo mesar:

mesar

Del lat. vulg. messāre, der. de metĕre 'segar, cercenar'.

1. tr. Arrancar el cabello o la barba con las manos, o tirar con fuerza de ellos. U. m. c. prnl.

Eso de acariciarse la barba es más bien atusar, diría yo.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Bio Jesus
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Creo que tu relato va de más a menos. Empieza muy bien, con esas descripciones tan bien perfiladas y, en algunos momentos, chispeantes:la de los rayos de sol picando como escorpiones es paricularmene acertada. 

Los personajes también quedan muy bien perfilados:el realista y un tanto hipócria Amadeo y el diligente Gabriel. 

Pero el relato va perdiendo fuelle al avanzar, la tensión no acaba de subir y el final es un tanto frío: eficaz pero no emocionante.

Mi nota es un 3,25

 

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Germinal
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Patapalo dijo:

Un relato bien ejecutado del que me ha seducido sobre todo la original ambientación. Me ha parecido muy conseguida y eso es algo que encuentro muy meritorio. Si un relato me transporta, es buena cosa.

En cuanto a los personajes, me parecen bien construidos, pero tengo la impresión de que la información no está bien dosificada o, quizás, que no se dirige la atención del lector en la buena dirección. Se percibe que hay un problema de relación, de acuerdo, pero al final tampoco es el centro de la problemática. Parece que va a haber algo en relación a la homosexualidad por aquello de que no le dé la mano en público, pero tampoco tiene relación con el desenlace. Al final, da la impresión de que resulta algo gratuito que la víctima sea precisamente él.

Me explico. Si la idea es que lo ha seducido para luego aprovecharse de él, estaría bien que percibiéramos ese descubrimiento, algo más de sorpresa o decepción. Si no lo ha seducido para ello, sino que simplemente ha terminado por tirar de él porque era lo más sencillo, me faltaría algo más de expresividad al cierre. De hecho, quizás ese es el problema (para mí), que es un personaje muy frío y, entonces, me resulta difícil leer en él. Me cuesta perfilarlo.

Ojo, que no creo que sea algo que llegue a perjudicar el desarrollo del relato. Simplemente creo que es lo que me falta para que sea más redondo. Al ser la trama sencilla y la atmósfera estar ya muy bien construida, lo único que me chirría un poco es la relación entre los dos personajes, que debería ser un pilar fundamental, creo yo, en el desarrollo. En cualquier caso, he disfrutado mucho con su lectura.

Un par de apuntes de vocabulario. Creo que sería más correcto decir que recuperó el "olfato" que el "olor. Luego, el recurrente tema del verbo mesar:

mesar

Del lat. vulg. messāre, der. de metĕre 'segar, cercenar'.

1. tr. Arrancar el cabello o la barba con las manos, o tirar con fuerza de ellos. U. m. c. prnl.

Eso de acariciarse la barba es más bien atusar, diría yo.

Muchas gracias por la valoración, capitán.

No entiendo cómo se me ha podido colar "olor" por "olfato" smiley ¿quizás debido a una corrección? Ni lo recuerdo.

El tema de mesar la barba es curioso porque en estos días que he estado compaginando la escritura con la lectura del Calabazas en el trastero: Juegos (por cierto el último relato me ha parecido brutal) y creo haber leído precisamente la misma expresión. Pero vamos, que antes incluso ya daba por hecho que las barbas se "mesaban". Haciendo la consulta en la web de la RAE veo que tienes toda la razón... Aunque no siempre haya que hacer caso de lo que dice la RAE según dijo uno de la propia RAE.

 

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Bio Jesus dijo:

Creo que tu relato va de más a menos. Empieza muy bien, con esas descripciones tan bien perfiladas y, en algunos momentos, chispeantes:la de los rayos de sol picando como escorpiones es paricularmene acertada. 

Los personajes también quedan muy bien perfilados:el realista y un tanto hipócria Amadeo y el diligente Gabriel. 

Pero el relato va perdiendo fuelle al avanzar, la tensión no acaba de subir y el final es un tanto frío: eficaz pero no emocionante.

Mi nota es un 3,25

 

Muchas gracias por la valoración Bio Jesús.

Ya sabemos que para llevarte el gato al agua en este certamen (gato, guiño, guiño) no solo tienes que ambientar bien, también ser original y plantar una escena memorable o con un giro potente.

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Patapalo
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Puntos: 208859

Germinal dijo:
El tema de mesar la barba es curioso porque en estos días que he estado compaginando la escritura con la lectura del Calabazas en el trastero: Juegos (por cierto el último relato me ha parecido brutal) y creo haber leído precisamente la misma expresión.

Es posible. La verdad es que en las correcciones de los libros siempre se te pasa algo. De todas formas, lo de mesar yo lo aprendí del Viejo Testamento, aquello de arrancarse pelo con desesperación algo teatral, y se me quedó grabado como se te quedan grabadas las cosas de niño, así que me suele resultar muy chocante verlo no

De hecho, en tiempos escribí incluso un artículo al respecto: http://www.ociozero.com/6268/voy-a-mesarme-los-cabellos-que-demonios

Es como lo de bizarro / valiente, que se te acaba quedando como algo recurrente. Con los años voy desarrollando todavía más manías con el vocabulario. Supongo que es parte de envejecer (al menos en mi familia). Luego vas y descubres que tú también metías la gamba con otras. Es por eso que estos puntos de encuentro son importantes. Yo he ido aprendiendo unas cuantas de este estilo con los años.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Efepe
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Puntos: 320

Aunque se me ha hecho un poco largo, me ha gustado bastante. Bien documentado y muy buena puesta en escena. Me ha faltado un poquito de descripción en la escena final, que mola mucho y se queda poco vestida.

La trama es lineal y sencilla, pero interesante. Le falta también un repaso en profundidad, para corregir errores como la redundancia «preferido y preferible» en la misma frase, pero en términos generales bastante bien.

Mi puntuación es un 3,5. Un saludo.

EFePe

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Dr. Ziyo
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Puntos: 2776

Relato muy bien ambientado y desarrollado y que sin embargo, me deja algo frío, como si esperara algo más de él y no me lo ofreciera. Y eso a pesar de que en esta segunda lectura he captado mejor, o eso creo, los detalles y la he disfrutado algo más.

Es decir, es un relato correcto; como digo, está muy bien contado y escrito, eso sin duda, pero no llega a hacer mella en mí. 

Me gusta la idea de buscar ambientes diferentes, fuera de Egipto y otros países famosas por sus momias, y en este caso me ha parecido muy original y un acierto que la acción transcurra en Cuba.

Lo puntúo con 3,25 estrellas.

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Patapalo dijo:

Germinal dijo:
El tema de mesar la barba es curioso porque en estos días que he estado compaginando la escritura con la lectura del Calabazas en el trastero: Juegos (por cierto el último relato me ha parecido brutal) y creo haber leído precisamente la misma expresión.

Es posible. La verdad es que en las correcciones de los libros siempre se te pasa algo. De todas formas, lo de mesar yo lo aprendí del Viejo Testamento, aquello de arrancarse pelo con desesperación algo teatral, y se me quedó grabado como se te quedan grabadas las cosas de niño, así que me suele resultar muy chocante verlo no

De hecho, en tiempos escribí incluso un artículo al respecto: http://www.ociozero.com/6268/voy-a-mesarme-los-cabellos-que-demonios

Es como lo de bizarro / valiente, que se te acaba quedando como algo recurrente. Con los años voy desarrollando todavía más manías con el vocabulario. Supongo que es parte de envejecer (al menos en mi familia). Luego vas y descubres que tú también metías la gamba con otras. Es por eso que estos puntos de encuentro son importantes. Yo he ido aprendiendo unas cuantas de este estilo con los años.

Ojo que yo llego a inventarme significado de palabras, otro nivel... Pero vaya, intento ser puntilloso yo también con el tema de bizarro y a partir de ahora emplearé atusar sin duda alguna, me lo gravo a fuego.

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Efepe dijo:
Aunque se me ha hecho un poco largo, me ha gustado bastante. Bien documentado y muy buena puesta en escena. Me ha faltado un poquito de descripción en la escena final, que mola mucho y se queda poco vestida. La trama es lineal y sencilla, pero interesante. Le falta también un repaso en profundidad, para corregir errores como la redundancia «preferido y preferible» en la misma frase, pero en términos generales bastante bien. Mi puntuación es un 3,5. Un saludo.

Se me ha pasado por completo esa redundancia, gracias por apuntarla.

Muchas gracias por la valoración.

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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Dr. Ziyo dijo:

Relato muy bien ambientado y desarrollado y que sin embargo, me deja algo frío, como si esperara algo más de él y no me lo ofreciera. Y eso a pesar de que en esta segunda lectura he captado mejor, o eso creo, los detalles y la he disfrutado algo más.

Es decir, es un relato correcto; como digo, está muy bien contado y escrito, eso sin duda, pero no llega a hacer mella en mí. 

Me gusta la idea de buscar ambientes diferentes, fuera de Egipto y otros países famosas por sus momias, y en este caso me ha parecido muy original y un acierto que la acción transcurra en Cuba.

Lo puntúo con 3,25 estrellas.

Muchas gracias por la valoración Doc.

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Danduay
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Puntos: 256

Buena ambientación y buen desarrollo. Compones muy bien el escenario y la acción avanza sin prisa, pero sin pausa. Como un paseo por el malecón en el que cada uno de los personajes, aunque van juntos, avanzan hacia destinos bien distintos.

La relación subyacente añade dimensión al relato, le da credibilidad y lo "espesa", ganando en realismo.

Un apunte muy subjetivo: quizá hay demasiadas metáforas para mi gusto. A veces son peligrosas y brillan demasiado, deslumbran al lector y le sacan de la "película mental". Relato muy recomendable y agradable de leer, en cualquier caso. Le doy un cuatro, aunque no me siento cómo con esto de puntuar, la verdad. Quizá la valoración sería mejor si, además de los buenos mimbres de la trama, tuviera un "puntito" más de originalidad, con algún giro o vueca de tuerca, no sé.

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Danduay dijo:

Buena ambientación y buen desarrollo. Compones muy bien el escenario y la acción avanza sin prisa, pero sin pausa. Como un paseo por el malecón en el que cada uno de los personajes, aunque van juntos, avanzan hacia destinos bien distintos.

La relación subyacente añade dimensión al relato, le da credibilidad y lo "espesa", ganando en realismo.

Un apunte muy subjetivo: quizá hay demasiadas metáforas para mi gusto. A veces son peligrosas y brillan demasiado, deslumbran al lector y le sacan de la "película mental". Relato muy recomendable y agradable de leer, en cualquier caso. Le doy un cuatro, aunque no me siento cómo con esto de puntuar, la verdad. Quizá la valoración sería mejor si, además de los buenos mimbres de la trama, tuviera un "puntito" más de originalidad, con algún giro o vueca de tuerca, no sé.

Muchas gracias por la valoración, compañero, tomo nota.

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Sanbes
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Puntos: 1273

Un relato con una muy buena ambientación. Las descriprciones del escenario me parecen acertadas y nada tediosas. Nos enseña una parte de Cuba sin que esto le reste protagonismo a la historia. 

La relación entre los dos chicos me ha parecido creible. Uno más enamorado que el otro, o quizá más inconsciente, que intenta darle la mano en público sin pensar en las consecuencias de hacerlo en un país donde un gesto similar puede acarrear problemas, dejándose llevar por el corazón. Por ello creo que se hace creible que no depare en las verdaderas intenciones de su pareja. Sin embargo, para que el efecto fuese completo, creo que debería costarle más tomar la decisión de dejarle. Mostrar una vez más que está tan enamorado que cree que puede corregir sus equivocadas creencias en lugar de decidir dejarle tan a la ligera. 

El final me gusta. Pero creo que podría estar mejor. Es decir, te lo ves venir. Le da el mejunje y, en lugar de crear tensión, sabes que se lo va a beber y expones una excusa para que así sea. Sabes que es una droga y, efectivamente, lo es. Te hueles cómo se va a encontrar cuando abra los ojos y, en efecto, está inmovilizado y a la espera de ser sacrifciado en un ritual. Ojo, no es malo. Lo has escrito muy bien y lo he disfrutado. Pero aunque me ha gustado, al acabar el relato me he quedado con la sensación de que podrías haberle sacado más jugo a la originilalidad, pues sin duda es un relato que con alguna sorpresa inesperada se hubiera llevado un punto más del tirón. 

3´5 estrellas. 

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Mzime
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Puntos: 352

La ubicación, el paisaje y la contextualización cultural del relato es lo mejor que este tiene, yo creo. Y los personajes, aunque la extremada reacción de Amadeo y su brusca decisión sorprenden. Tampoco quedan claras las motivaciones de Gabriel -más allá de la renovación de su asé- o la necesidad de las momias, que quedan como un mero adorno. Por otra parte, reconozco que nada conocía yo sobre el mundo de la santería, pero al final he tenido que ir a buscar el término ashé para desentrañar el final del relato, ya que no he podido deducirlo del contexto del relato. Y eso no es bueno. 

En cualquier caso, el viaje por La Habana y la santería ha sido interesante para mí. Por ello y a pesar de los problemas que he tenido con el desarrollo, le adjudico tres estrellas como valoración.

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Germinal
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Puntos: 1307

Muchas gracias por vuestro tiempo en las valoraciones, compañeros.

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

El arranque del relato es excelente. Gratifica acompañar a la pareja en su paseo por La Habana, se consigue de forma excelente transportar al lector allí; a mí, que soy bastante viajero y no conozco el lugar, me entran ganas de visitarlo. Las dudas del protagonista están bien plasmadas, se transmite la angustia que siente y desespera la pasividad de su pareja, hasta el punto en que ahora me hace pensar que la falta de detalles y personalidad pueden ser premeditadas para desquiciar al lector.

El final sin embargo lo encuentro confuso. El protagonista queda mareado y pierde el sentido, después se encuentra tendido como ofrenda de algún  ritual. Se cuentan varios detalles que no me quedan muy claros, sobre todo porque quedan tres párrafos y no han salido momias y uno espera encontrarlas, así que las busca por todas partes.

Observó cuerpos famélicos enfundados en ropajes similares; sin embargo, a diferencia de él, aquellos pellejos perduraban acartonados al haber alcanzado tiempo atrás la extenuación definitiva.

Vale, pensé, esas son las momias. Momias de otras víctimas de rituales semejantes.

Pero luego se lee:

Acto seguido, ambos se dirigieron a la pared del salón donde descansaba el cuerpo momificado, testigo silente durante toda la velada.

Entonces esta es la momia, ¿no? ¿Y la momia de quién? ¿Por qué le quitan las vendas? Igual estoy muy espeso, pero creía que el plan era usar la energía vital de Amadeo para restaurar el ashé marchito de Gabriel, así que ¿qué pinta aquí ese cuerpo? ¿Van a machacar su cabeza para usar su mummia para el ritual? ¿O es alguien que van a resucitar? ¿Es Fidel Castro?

No sé si la confusión es premeditada para que el lector piense lo que quiera, pero siento que de pronto en tres párrafos todo se precipita mucho, se introducen demasiados nuevos detalles místicos y se explica poco. El tema de las culturas afroamericanas en general y de la santería en particular me llaman bastante la atención, son un buen marco para un relato de terror. Siento sin embargo que aquí se desaprovecha un poco, no tanto en la ambientación que sí está muy lograda como en los detalles, que podrían haber despertado más interés, terror y/o morbo en el posible lector. La gran habilidad que el escritor demuestra durante todo el relato podría haber convertido el final en algo memorable si hubiera ahondado en los detalles.

Como nota final, que se me pasaba: igual es demasiado evidente que beba algo que le sabe raro, pone al lector demasiado sobre aviso y se ve venir que va a quedar incapacitado de algún modo. Revienta demasiado el final; yo soy bastante ingenuo y no lo habría visto venir de no ser por esa pista demasiado grande. Quizás podría haberse mareado sin más y, mientras pierde el sentido, pensar me habrán metido algo en la bebida, los muy cabrones o algo así.

En definitiva, la nota se queda en 3,5 estrellas.

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Curro dijo:

El arranque del relato es excelente. Gratifica acompañar a la pareja en su paseo por La Habana, se consigue de forma excelente transportar al lector allí; a mí, que soy bastante viajero y no conozco el lugar, me entran ganas de visitarlo. Las dudas del protagonista están bien plasmadas, se transmite la angustia que siente y desespera la pasividad de su pareja, hasta el punto en que ahora me hace pensar que la falta de detalles y personalidad pueden ser premeditadas para desquiciar al lector.

El final sin embargo lo encuentro confuso. El protagonista queda mareado y pierde el sentido, después se encuentra tendido como ofrenda de algún  ritual. Se cuentan varios detalles que no me quedan muy claros, sobre todo porque quedan tres párrafos y no han salido momias y uno espera encontrarlas, así que las busca por todas partes.

Observó cuerpos famélicos enfundados en ropajes similares; sin embargo, a diferencia de él, aquellos pellejos perduraban acartonados al haber alcanzado tiempo atrás la extenuación definitiva.

Vale, pensé, esas son las momias. Momias de otras víctimas de rituales semejantes.

Pero luego se lee:

Acto seguido, ambos se dirigieron a la pared del salón donde descansaba el cuerpo momificado, testigo silente durante toda la velada.

Entonces esta es la momia, ¿no? ¿Y la momia de quién? ¿Por qué le quitan las vendas? Igual estoy muy espeso, pero creía que el plan era usar la energía vital de Amadeo para restaurar el ashé marchito de Gabriel, así que ¿qué pinta aquí ese cuerpo? ¿Van a machacar su cabeza para usar su mummia para el ritual? ¿O es alguien que van a resucitar? ¿Es Fidel Castro?

No sé si la confusión es premeditada para que el lector piense lo que quiera, pero siento que de pronto en tres párrafos todo se precipita mucho, se introducen demasiados nuevos detalles místicos y se explica poco. El tema de las culturas afroamericanas en general y de la santería en particular me llaman bastante la atención, son un buen marco para un relato de terror. Siento sin embargo que aquí se desaprovecha un poco, no tanto en la ambientación que sí está muy lograda como en los detalles, que podrían haber despertado más interés, terror y/o morbo en el posible lector. La gran habilidad que el escritor demuestra durante todo el relato podría haber convertido el final en algo memorable si hubiera ahondado en los detalles.

Como nota final, que se me pasaba: igual es demasiado evidente que beba algo que le sabe raro, pone al lector demasiado sobre aviso y se ve venir que va a quedar incapacitado de algún modo. Revienta demasiado el final; yo soy bastante ingenuo y no lo habría visto venir de no ser por esa pista demasiado grande. Quizás podría haberse mareado sin más y, mientras pierde el sentido, pensar me habrán metido algo en la bebida, los muy cabrones o algo así.

En definitiva, la nota se queda en 3,5 estrellas.

Gracias Curro por tus extensas valoraciones, son oro en paño.

Por no dejarte con la duda, intentaba mostrar un ciclo que se repetía, una ofrenda, un ritual con el cráneo de una momia ya "curtida". Siento haberte confundido con Fidel no

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Franco Montoya
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Poblador desde: 31/05/2020
Puntos: 16

Me gustó como se describe el ambiente cultural de la ciudad, también los detalles mencionados sobre las practicas y rituales, pero, a mi parecer, se profundiza demasiado en la relación de los personajes. Mi nota: 3,5.

El paso eterno del tiempo no cura, juzga.

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Stendek
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Poblador desde: 27/05/2020
Puntos: 198

Buen relato, con un final algo confuso. Al principio se echan de menos las momias, pero cuando termina parecen haber demasiadas y su papel no queda nada claro.

Le doy 3,5.

Un saludo, 

Javier Garrido

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Muchas gracias por los comentarios.

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

De los tres de su autor he decidido empezar por este relato atraída por el título. Sirva esto para decir que he tenido que detener la lectura para buscar palabras en el diccionario, peeeeero, si están en su justa medida no es algo que me disguste como lectora, suma más que resta porque sirve para aprender, la verdad.

He ido avanzando en el relato preguntando a mi yo lectora de qué manera iría a aparecer la momia hasta que la frase “ Desde el principio se había sentido como una hoja de tabaco en un secadero” me ha parecido grandiosamente reveladora y se me ha hecho la boca agua. Todo ha tomado forma y la historia se ha cerrado sin defraudarme.

A nivel técnico, poco que decir: he aprendido la palabra cuentapropista y tiene imágenes increíbles como la de la hoja de tabaco que he mencionado antes o “ la garganta le rascaba como los pelos de una barba incipiente”, sencillas y a la vez tremendamente gráficas.

Mi voto es de 4 estrellas.

 

 

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

Es un placer leer un relato así de escrito. Lo he disfrutado mucho por este motivo, a pesar de que no cumple con las expectativas que él mismo crea. La relación sentimental deteriorada, exquisitamente pincelada por los pensamientos de Amadeo, es un elemento vacío en el argumento. Si Amadeo hubiera conocido a un jinetero de turismo en Cuba con el que echar un par de polvos, la historia no se resentiría un ápice. Si esto de escribir va de apelar emociones, y es de lo que va incluso en un concurso fosco como este, no hay mayor pecado que ignorarlas, en especial cuando se presta tanta atención y detalle a crear una relación sentimental, como en este caso.

Relacionado con esto, está la ligera descompensación estructural: tanto cuidado en el inicio del relato, tanto apresuramiento para cerrarlo. Con el pecado adicional ya comentado de ignorar la carga emocional de una relación amorosa cuya degradación concluye como concluye.

Siento si sueno muy duro, pero tengo esta reacción con los textos tan prometedores, tan bien escritos. Porque está escrito de forma excelente.

Puntuaré más adelante, cuando haya leído más relatos.

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Svanda
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Poblador desde: 29/01/2017
Puntos: 112

Hola!

Como ya sabéis, pongo 4 notas y al final saco una puntuación final con todas ellas.

  • CC: Calidad de contenido (la idea en sí)
  • CF: Calidad en la forma: Cómo se trata ese contenido, si es una narración sin más o si introduce elementos diferentes.
  • F: facilidad de lectura. Que el texto y la exposición sean comprensibles.
  • G: Gramática y puntuación.

CC: 3.5. El tema está tratado con mucho mimo, pero el relato e sí es predecible. Aquí te penalizo un poquito, pero sin duda el fuerte de tu relato es la forma de contarnos una historia que, aunque está algo manida, gana fuerza con tu buena narrativa :D

CF: 4. Muchos detalles que te llevan a estar al lado de los actores, no resulta difícil ponerse en la piel del pobre enamorado porque describes perfectamente al personaje y el entorno. Das detalles que hacen la historia muy "palpable" como el hecho de no poder darse de la mano en el paseo, por ejemplo, o que escuche con paciencia los monólogos auqnue no los entienda. No te pongo un 5 porque tuve una sensación de relato inconcluso al acabarlo. Toda una introducción genial que debería conducir al clímax, en mi opinión, el ritual, pero sin embargo este no se narra. Es como si faltase una parte del relato o algo. Deberías tratar de escribirlo, porque el resto es sencillamente genial.

F: 5. Muy bien.

Las comparaciones que utilizas son muy buenas en muchas ocasiones, por ejemplo "los rayos de sol picaban como escorpiones". Hay una quue me descolocó algo, en cambio: "Los ojos se volvieron hacia Gabriel abiertos como girasoles". Los girasoles son una imagen alegre y colorida y en cambio se reflejan en el momento más tétrico del relato, así que me sacó un poco de la ambientación. Pero bueno, es cosa muy personal mía, en realidad está muy bien :)

G: 5.

  • "Amadeo no alcanzó a comprender el saludo" - falta la a.
  • En el párrafo "algo imberbe al que unas pocas canas" se repite "al que", por si quieres cambiarlo.

 

Nota final: 4 estrellas.

¡Mucha suerte!

Aprovecho el comentario para decirte que llevo leyendo relatos aqui varias convocatorias ya y he visto en tus textos una gran evolución. Cada vez escribes mejor, así que enhorabuena, porque se trata de eso no Este me ha gustado mucho. mucho!

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

jane eyre dijo:

De los tres de su autor he decidido empezar por este relato atraída por el título. Sirva esto para decir que he tenido que detener la lectura para buscar palabras en el diccionario, peeeeero, si están en su justa medida no es algo que me disguste como lectora, suma más que resta porque sirve para aprender, la verdad.

He ido avanzando en el relato preguntando a mi yo lectora de qué manera iría a aparecer la momia hasta que la frase “ Desde el principio se había sentido como una hoja de tabaco en un secadero” me ha parecido grandiosamente reveladora y se me ha hecho la boca agua. Todo ha tomado forma y la historia se ha cerrado sin defraudarme.

A nivel técnico, poco que decir: he aprendido la palabra cuentapropista y tiene imágenes increíbles como la de la hoja de tabaco que he mencionado antes o “ la garganta le rascaba como los pelos de una barba incipiente”, sencillas y a la vez tremendamente gráficas.

Mi voto es de 4 estrellas.

Muchas gracias por la valoración.

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Hedrigall dijo:

Es un placer leer un relato así de escrito. Lo he disfrutado mucho por este motivo, a pesar de que no cumple con las expectativas que él mismo crea. La relación sentimental deteriorada, exquisitamente pincelada por los pensamientos de Amadeo, es un elemento vacío en el argumento. Si Amadeo hubiera conocido a un jinetero de turismo en Cuba con el que echar un par de polvos, la historia no se resentiría un ápice. Si esto de escribir va de apelar emociones, y es de lo que va incluso en un concurso fosco como este, no hay mayor pecado que ignorarlas, en especial cuando se presta tanta atención y detalle a crear una relación sentimental, como en este caso.

Relacionado con esto, está la ligera descompensación estructural: tanto cuidado en el inicio del relato, tanto apresuramiento para cerrarlo. Con el pecado adicional ya comentado de ignorar la carga emocional de una relación amorosa cuya degradación concluye como concluye.

Siento si sueno muy duro, pero tengo esta reacción con los textos tan prometedores, tan bien escritos. Porque está escrito de forma excelente.

Puntuaré más adelante, cuando haya leído más relatos.

Muchas gracias por la valoración, ciertamente acertada.

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Svanda dijo:

Hola!

Como ya sabéis, pongo 4 notas y al final saco una puntuación final con todas ellas.

  • CC: Calidad de contenido (la idea en sí)
  • CF: Calidad en la forma: Cómo se trata ese contenido, si es una narración sin más o si introduce elementos diferentes.
  • F: facilidad de lectura. Que el texto y la exposición sean comprensibles.
  • G: Gramática y puntuación.

CC: 3.5. El tema está tratado con mucho mimo, pero el relato e sí es predecible. Aquí te penalizo un poquito, pero sin duda el fuerte de tu relato es la forma de contarnos una historia que, aunque está algo manida, gana fuerza con tu buena narrativa :D

CF: 4. Muchos detalles que te llevan a estar al lado de los actores, no resulta difícil ponerse en la piel del pobre enamorado porque describes perfectamente al personaje y el entorno. Das detalles que hacen la historia muy "palpable" como el hecho de no poder darse de la mano en el paseo, por ejemplo, o que escuche con paciencia los monólogos auqnue no los entienda. No te pongo un 5 porque tuve una sensación de relato inconcluso al acabarlo. Toda una introducción genial que debería conducir al clímax, en mi opinión, el ritual, pero sin embargo este no se narra. Es como si faltase una parte del relato o algo. Deberías tratar de escribirlo, porque el resto es sencillamente genial.

F: 5. Muy bien.

Las comparaciones que utilizas son muy buenas en muchas ocasiones, por ejemplo "los rayos de sol picaban como escorpiones". Hay una quue me descolocó algo, en cambio: "Los ojos se volvieron hacia Gabriel abiertos como girasoles". Los girasoles son una imagen alegre y colorida y en cambio se reflejan en el momento más tétrico del relato, así que me sacó un poco de la ambientación. Pero bueno, es cosa muy personal mía, en realidad está muy bien :)

G: 5.

  • "Amadeo no alcanzó a comprender el saludo" - falta la a.
  • En el párrafo "algo imberbe al que unas pocas canas" se repite "al que", por si quieres cambiarlo.

 

Nota final: 4 estrellas.

¡Mucha suerte!

Aprovecho el comentario para decirte que llevo leyendo relatos aqui varias convocatorias ya y he visto en tus textos una gran evolución. Cada vez escribes mejor, así que enhorabuena, porque se trata de eso no Este me ha gustado mucho. mucho!

Aish, qué rabia cuando te comes una preposición o no ves una repetición obvia. Muchas gracias por la valoración.

Vaya, realmente no soy consciente de esta mejora, creo que sigo siendo el mismo aprendiz torpe de juntaletras, pero oiga, muchas gracias por las generosas palabras.

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Ligeia
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Como ya han comentado, buen relato, buena ambientación pero a mí también se me ha quedado en menos de lo esperado.

Ah, hay un el hotel donde debería ser al hotel.

Tres estrellas: ***

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Ligeia dijo:

Como ya han comentado, buen relato, buena ambientación pero a mí también se me ha quedado en menos de lo esperado.

Ah, hay un el hotel donde debería ser al hotel.

Tres estrellas: ***

Efectivamente, gracias por la valoración.

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Hedrigall
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Puntos: 1132

Mi valoración es de 3.75 estrellas.

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