La herencia

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Danduay
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La herencia

– ¿Señor Antonio Carasusan Fosco?

– ¿Quién llama?

– Eladio Salavita desde Alberta, Canadá.

Antonio guardó silencio. ¿Que llamaban de dónde? ¿Hilario? Alguien intentando venderle algo, seguro; pero la voz era rara, forzada. Y el sonido llegaba ahogado, como amortiguado entre algodones.

– ¿Señor Carasusan? ¿Oiga?

– Sí, no me interesa. Ni regalos, ni ahorrar dinero en gas ni nada. Sé que es su trabajo y tal, pero voy a colgar.

– Espere, por favor. No es nada de eso, un minuto. Represento al bufete Brown & Johnson, gestionamos herencias a nivel internacional. Encontramos herederos perdidos.

Por segunda vez Antonio calló. Desde luego, los “call center” cada vez se lo curraban mejor: habían conseguido intrigarle. Se preguntaba cómo engancharían lo de la herencia con lo que fuera que vendieran.

– Recibirá los pasajes y toda la documentación en breve –siguió la extraña voz.

– ¡Eh, eh! De recibir, nada; que yo no he pedido nada, no me líe.

– Vaya, qué suspicaz es usted. Cómo deben ser los vendedores allá en España. Deje que vuelva a empezar. Somos investigadores profesionales: cuando alguien fallece sin herederos conocidos y deja un patrimonio importante nosotros buscamos a los posibles herederos.

– Ya, sí. Y yo acabo de heredar algo, ¿no? Previa compra de otra cosa, claro. Pero no tengo parientes en… ¿Canadá ha dicho? Ni amigos, ni conocidos, ni nada.

– Comprendo sus dudas, Señor Carasusan. Por eso le mandamos todo por escrito. Y porque esta vez el tema es aún un poco más complicado. Raro, incluso; pero totalmente legal. El fallecido, Shawn Tremblay, no dejó herederos pero sí testamento, un encargo claro y específico. Llevarlo a cabo no ha sido fácil, pero una vez más hemos logrado cumplir nuestro cometido: le hemos encontrado a usted.

– Mire señor… Flavio o como sea. Ha acabado con mi paciencia, así que...

Y sin más miramientos Antonio colgó el teléfono y guardó el número como “spam herencia”. Enseguida volvió a sonar y vio las palabras “spam herencia” en la pantalla. Sin contestar, soltando un bufido, fue hacia el baño para ducharse. O lo intentó, porque llamaron a la puerta.

Antonio se acercó maldiciendo en voz baja y levantó la mirilla. Un hombre con casco y un sobre grande en la mano. ¿Un mensajero? Él no esperaba ningún envío, sería para la vecina, que estaba enganchada a comprar por internet; pero el tipo volvió a llamar. Antonio siguió mirando sin abrir y entonces el desconocido dejó el sobre en el suelo y, con toda la pachorra del mundo, cruzó los brazos y se apoyó en la pared igual que un muerto, con la cabeza ladeada mirando hacia la puerta, hacia Antonio, como si pudiera verle espiándole al otro lado de la mirilla. Esto desconcertó a Antonio, que no supo muy bien cómo reaccionar y terminó abriendo la puerta un poco, lo justo como para poder asomarse.

– ¿Si? –preguntó alzando la voz y estirando el cuello instintivamente para parecer más alto.

El tipo no contestó. Se agachó con lentitud, tomó el sobre con una mano enguantada y torpe y se lo ofreció a Antonio, que no pudo verle la cara con claridad. A través de la visera del casco creyó que tenía cubierto el rostro por un pasamontañas de fantasía que simulaba un aparatoso vendaje de aspecto desagradable. Hasta daba la impresión de oler mal…

El mensajero, haciendo un gesto con la cabeza, invitó a Antonio a coger el sobre. Aquel tipo le ponía nervioso y quería que se fuera cuanto antes, así que alargó el brazo y lo cogió, ya se lo pasaría a la vecina. Entonces el desconocido se marchó andando despacio y con pasos trabajosos, como si tuviera lumbago o algo así.

Antonio cerró y miró el sobre unos instantes desconcertado, porque iba dirigido a él. Y el remitente era nada menos que “Brown & Johnson – Tremblay Foundation”. Estuvo tentado de tirarlo a la basura, pero supuso que sería peor el remedio que la enfermedad: parecía que ya se la habían metido doblada, así que mejor enterarse de qué iba el tema. Dentro del sobre había tiques de avión, documentos con el membrete de “Brown & Johnson” y… ¡dinero! Un paquetito de billetes de cien euros y otro de dólares canadienses. Desde luego no era el típico envío de marketing. ¿Desde cuándo le mandaban a uno pasta por mensajería? Sería falso, seguro. Pero los tiques de avión parecían en regla… Había uno a Madrid y otros a diversas ciudades de Canadá. Resignado, Antonio se dispuso a estudiar todo con detenimiento, pero el teléfono sonó de nuevo: “spam herencia”. Esta vez contestó.

– A ver, ¿de qué va todo esto?

– Hola de nuevo, señor Carasusan. Deduzco que le ha llegado el sobre. ¿Ha leído el memorando?

– No he leído nada todavía, pero he visto la pasta y los billetes de avión. Explíquese y a ver si terminamos ya. Y haga el favor de sacarse el trapo de la boca, que le oigo muy mal.

– Disculpe, será la distancia… Como le dije hay una herencia en busca de heredero en Canadá: un hotel-balneario, inversiones financieras... no puedo concretar más por teléfono. Su propietario, Shawn Tremblay, falleció sin herederos pero dejó testamento: legar sus posesiones a la persona que más se le pareciera físicamente cuando tenía 35 años. Hemos seleccionado una serie de personas que comparten un gran parecido con el finado, y entre ellas se encuentra usted. El heredero será el primero que, después de un estudio antropomórfico, alcance un porcentaje mínimo de parecido del 98%. Hasta ahora nadie ha llegado a tal porcentaje, pero los aspirantes no se van con las manos vacías. Se les invita a pasar una semana en el Hotel-Balneario Bromont Le Loc, parte de la herencia. Con todos los gastos pagados, por supuesto. Y se compensa su pequeño sacrificio con 5.000 dólares americanos. ¿Qué le parece, señor Carasusan? Una semana de vacaciones pagadas en un balneario y 5.000 dólares. Y la posibilidad de heredar un patrimonio nada despreciable.

Antonio guardó silencio unos instantes. Quería creer que todo era cierto, pero desconfiaba. Y la voz que oía al otro lado del teléfono aumentaba su suspicacia: era rarísima. No era el acento en sí, que no terminaba de identificar, sino la peculiar acústica de aquella voz. Daba la impresión de que las palabras no salían de una garganta sino de una caverna forrada con tela o algodón.

– Entiendo su desconfianza, señor Carasusan, pero somos serios. En el sobre encontrará los datos de un notario de Madrid con el que le hemos concertada una cita. Él le dará las garantías necesarias. Y si cree necesario asesorarse legalmente por su cuenta tiene a su disposición, y sin compromiso, el dinero en metálico que ya le hemos enviado. Consulte en internet, busque referencias nuestras, se convencerá. Gracias por atenderme, hasta pronto.

Tras colgar el teléfono Antonio comprobó que, efectivamente, Brown & Johnson existía, incluso había artículos de prensa que hablaban sobre los “caza herederos”. Llamó a un conocido suyo que le puso en contacto con un abogado. Concertó una cita con el letrado para el día siguiente y le expuso el asunto. El abogado conocía de oídas a Brown & Johnson y se comprometió a indagar un poco. Esa misma tarde le llamó: todo correcto. La Tremblay Foundation, gestionada por el bufete Brown & Johnson, llevaba varios años administrando la herencia del tal Shawn Tremblay a la espera de encontrar al candidato perfecto. Por lo visto, varias personas habían pasado ya por el hotel; aunque el abogado no había podido contactar con ninguno de ellos, ya que los datos de contacto eran confidenciales.

Así pues, todo era cierto, se dijo Antonio: le había tocado la lotería. Como mínimo, 5.000 dólares y unas vacaciones gratis. Y quizá una herencia de las gordas. No había nada más que pensar, pidió permiso en el trabajo y se preparó para vivir la aventura de su vida. Sin parientes cercanos, “soltero y sin remedio” como solía decir de sí mismo, en menos de dos semanas ya había formalizado el papeleo con el notario y estaba cruzando el charco, pensando que su vida podía dar un vuelco y preguntándose qué se encontraría al llegar.

Y fue la perturbadora y algodonosa voz de Eladio lo que se encontró esperándole en el aeropuerto de Fort McMurray, Canadá, aunque más que la voz le impresionó su aspecto.  Antonio no era ningún Adonis y procuraba no menospreciar a los demás por su apariencia, pero Eladio lo más presentable era el nombre y eso que apenas se le veía, porque tenía casi toda la cara cubierta por una aparatosa bufanda que parecía hecha de retazos de algodón. No es que el pobre hombre fuera feo o estuviera desfigurado, sino que la escasa parte visible de su rostro no parecía natural. Era como si en el reparto celestial de caras le hubieran puesto la de otro, un rostro equivocado que no se ajustaba a los huesos que había debajo. El efecto era perturbador, porque la piel de Eladio Salavita no se movía de una forma normal. Daba la impresión de que todos sus gestos estuvieran forzados o fueran aleatorios, gobernados quizá por conexiones nerviosas defectuosas o trastocadas que transmitieran la orden de reír cuando tocaba llorar o, en caso de estar triste, los músculos bajo la piel trataran de mostrarse sorprendidos.

Estas incongruencias, bien visibles incluso bajo la trapajosa bufanda, hicieron que Antonio sintiera escalofríos. Supuso que Eladio padecía alguna enfermedad neurológica. O quizá simplemente le habían inyectado bótox y el tratamiento había salido muy mal pero, lógicamente, Antonio no intentó indagar al respecto mientras su chófer-anfitrión le acompañaba hasta un enorme todoterreno con pasos lentos y oscilantes, tan inseguros como aquella extraña voz que parecía envuelta en algodones.

– Será mejor que nos demos prisa, señor Carasusan. El tiempo está oscuro y el hotel arriba en las montañas. Todavía no estamos en invierno, pero en este país una nevada de otoño no es rara y puede ser cosa seria.

Y lo fue, de hecho. Al menos a ojos de Antonio, que no estaba acostumbrado a ver nevar tanto, durante tanto tiempo y, sobre todo, desde dentro de un coche lanzado toda velocidad por una carretera sin líneas rectas. Lo único que podía ver eran copos blancos estrellándose contra el parabrisas y pinos cada vez más borrosos corriendo desbocados demasiado cerca de su ventanilla.

– ¿No debería levantar el pie un poco, Eladio?

– Al contrario, señor Carasusan. Los accidentes sobre la nieve ocurren precisamente porque la gente se asusta y afloja. Es entonces cuando empiezan los problemas: pierden inercia, tocan el freno… Tranquilo, conozco la carretera. Además, ya casi estamos.

¿Casi? Antonio comprendió pronto lo que Eladio había querido decir. Paró en un claro al lado de la carretera, frente a un par de edificios mal iluminados en medio de la tormenta. Uno con aspecto de tienda para turistas. El otro, al lado, poco más que una cabaña de piedra con unos motores de teleférico sobresaliendo del techo. Eso no lo había visto Antonio en la web del hotel.

– ¿Hay que subir en eso? –preguntó alarmado.

Eladio quizá sonrió bajo la bufanda, aunque parecía estar llorando. Y su voz sonó más esponjosa que nunca:

– No se preocupe, va por raíles. Es un funicular. Mucho más seguro que la carretera, sobre todo con este tiempo. Le gustará. Es una de las peculiaridades del balneario, que todo parece “retro”… o “vintage”, como se dice ahora. El señor Tremblay era un entusiasta de otros tiempos y el hotel Bromont Le Loc fue siempre la niña de sus ojos. Espere aquí, voy a pedir que pongan la maquinaria en marcha.

Y salió del coche bamboleándose entre la nieve. Antonio le siguió porque necesitaba despejarse un poco y entró en la tienda, a tiempo de ver cómo Eladio salía por una puerta lateral acompañado de un dependiente de aspecto indígena.

Antonio sacudió los pies y notó que no estaba solo. O quizá sí, porque la figura que aparecía sentada en un rincón, totalmente inmóvil… ¿era una anciana? Se acercó a ella. Tan quieta estaba que lucía como una de esas estatuas de indios de las películas del oeste. La cara le brillaba de tal forma que daba la impresión de acumular varias capas de barniz, y no debió ser fácil aplicarlo con tantas arrugas talladas en la madera, supuso Antonio. Despacio, dudando, alargó la mano para tocar aquella momia cobriza y una mano tan rugosa como la anciana a la que pertenecía salió disparada y golpeó con vigor a Antonio, que retiró el brazo sobresaltado. La vieja india soltó una retahíla que debía contener una buena porción de insultos y maldiciones, en la que Antonio creyó ir varias veces algo así como…

– Siami pputiit – dijo Eladio mientras entraba de nuevo en la tienda –. Es una vieja deslenguada y faltona, pero uno ya se ha acostumbrado a que le digan “eres tonto”. Debe usted caerle bien, señor Carasusan, a mí me mordió una vez.

Y arrugando la frente, quien sabe si intentando mostrar enfado, Eladio le enseñó una cicatriz en el dorso de la mano. Antonio no se había fijado hasta entonces, pero las manos de Eladio eran mucho más morenas que su rostro. ¿No solía ser al revés?

Sin darle tiempo a mayores reflexiones, Eladio sacó a Antonio de la tienda y le llevó hacia el funicular, que les subió despacio con movimientos traqueteantes y tranquilizadores, atravesando la tormenta y superándola poco a poco hasta elevarse sobre un mar de nubes salpicado de islas-montaña por todas partes. La más alta de todas, parecía, era la que estaban escalando ellos, aunque no llegaron hasta la cumbre: una suave sacudida anunció el final de trayecto.

– Bienvenido al Le Loc, señor Carasusan – dijo Eladio abriendo la puerta del vagón.

Una galería techada conducía hacia la entrada del hotel, pero Antonio no prestó demasiada atención a la recargada decoración porque, bien alineada a lo largo de la galería, les esperaba una bienvenida poco común. Diez o doce personas cubiertas con gruesos albornoces y sentadas en sillas de ruedas, aplaudían y gesticulaban mientras Antonio y Eladio pasaban a su lado. Amplias capuchas cubrían sus cabezas, de forma que Antonio no pudo ver bien sus rostros, aunque le dio la impresión de que todos estaban tapados con una venda o alguna especie de crema. Y los aplausos sonaban bajito, como si aquella gente tuviera las manos enguantadas o cubiertas de aparatosos vendajes. Supuso que estarían recibiendo algún tipo de tratamiento de belleza o algo similar.

– ¿De qué va esto, Eladio?

– Son clientes habituales, señor Carasusan. Saben a qué ha venido usted y le desean suerte.

Así que Antonio saludó con la mano y entró en el hotel, que tenía un aspecto “retro” y curioso a más no poder. Si no estuviera prevenido habría creído retroceder en el tiempo hasta uno de aquellos primeros balnearios donde iban los potentados “a tomar las aguas”, aunque quizá se habían pasado un poquito con el toque exótico en plan “explorador inglés”: pergaminos enmarcados con jeroglíficos en las paredes, palmeritas de plástico por las esquinas, un par de vetustos salacots en el mostrador de recepción…

– Yo le acompañaré a su suite, señor Carasusan, bastante tarea va a tener ahora el personal para volver a acomodar al “comité de bienvenida”.

Y eso hizo Eladio cargando las maletas de Antonio con torpeza y no sin dar dos o tres trompicones por el pasillo. Una vez en la habitación, Antonio se preparó para tomar un baño antes de bajar a cenar tal y como le recomendó su anfitrión al dejarle solo, pero al empezar a llenar una enorme bañera con forma de esfinge se dio cuenta de que tenía hambre. Y mucha.

No encontró ningún teléfono así que, maldiciendo el estilo “retro” bajó a recepción para ver si podía conseguir algo de comer, pero no había nadie y la puerta del bar estaba cerrada. Su estómago se quejó y cuando cesaron los gruñidos creyó oír unas voces a lo lejos. Parecían venir de una puerta accesoria, al lado del mostrador. Dio un par de gritos, pero nadie contestó.

Abrió despacio la puerta, que daba a una oficina decorada como una tumba egipcia. Al fondo había otra puerta abierta de par en par que conducía a un pasillo de servicio. Antonio supuso que por allí llegaría a las cocinas o acabaría encontrando a alguien, así que fue abriendo todas las puertas que se encontró por el pasillo: cuadro eléctrico, armarios, lavandería… hasta llegar a una puerta con un ventanuco redondo que, supuso, sería la cocina. Sin embargo, al abrirla sólo encontró unas escaleras descendentes. No olía a comida, pero decididamente llegaban voces desde allí, así que Antonio bajó, deseando encontrar a alguien de una vez. Le desconcertó el aspecto del sótano, que no se parecía en nada al balneario sino a un hospital: blanco, limpio y moderno, nada de ambiente retrofaraónico. Todas las puertas por las que pasaba, todas con ojos de buey, parecían pequeños quirófanos o salas para tratamientos de belleza. Y todas tenían las luces apagadas excepto la última, mucho más amplia que las otras. A través del ventanuco, sobre un panel iluminado, Antonio pudo ver varias fotografías de rostros cadavéricos y apergaminados llenas de dibujos y anotaciones. También había un retrato suyo.

Alrededor del panel discutían varias personas, unas en albornoz y otras vestidas como cirujanos, con gorros y enormes mascarillas quirúrgicas. Dos de los tipos en albornoz gesticulaban con especial vehemencia, a punto de llegar a las manos, mientras alternativamente se señalaban las caras, cubiertas de vendajes, y los retratos del panel. Uno de los “médicos” los separó, gruñía y se golpeaba el pecho con furia, produciendo un atronador eco cavernoso. Antonio empezó a retroceder despacio, pero se detuvo en seco al notar una suave punzada en la espalda.

– No, mis queridos hermanos se equivocan, señor Carasusan: se parece usted más a mí, ¿no cree?

Antonio se volvió y vio a Eladio Salavita frente a él, con una puntiaguda daga cubierta de jeroglíficos en una mano, la bufanda en la otra… y nada en la cara.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
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Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Patapalo
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Puntos: 208859

Arrancamos con fuerza, demonios. Bravo. Magnífico relato. Confieso que desde la llamada el principio me ha enganchado irremisiblemente. Me parece muy acertado el modo de jugar con el lector, que conoce la temática, y el protagonista, que no, y que se ve encauzado en una historia de lo más abracadabrante y al mismo tiempo imparable. Porque, claro, vacaciones gratis, 5000 pavos de verdad y todas las garantías para quizás llevarse una herencia... Magnífico. Los detalles zascandiles también me han encantado. Muy original y entre divertido y desasosegante. Imposible no sentir empatía por el pobre hombre.

Si tengo que ponerle alguna pega, es que el final es muy rápido. Supongo que también ha jugado el tema de la extensión limitada a 3000 palabras y, al mismo tiempo, tampoco hacen falta explicaciones adicionales.

Muy buen trabajo.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Danduay
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Puntos: 256

Gracias, Patapalo, por leer y comentar el relato. Y por la valoración tan positiva. Me alegra que te haya gustado.

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Bio Jesus
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Poblador desde: 11/07/2014
Puntos: 1514

Un relato sorprendente, tanto por estilo como por trama.El tono está muy logrado, con una socarronería muy fina y pinceladas de ¿realismo mágico? Las palabras bien elegidas, pequeños guiños aquí y allas, y la dosificación experta de la información dan mucha consistencia al escrito. Todo ello me recuerda mucho a otro autor, pero no me atrevo a dar el nombre aquí.

Me ha gustado mucho el planteamiento inicial, muy anclado a la realidad y a la vez fantasioso a más no poder. Pero (si, lo hay) encuentro el final desequilibrado, tanto en extensión y ritmo (muy rápido frente a la pausada presentación) como en interés. Te das cuenta de que, al fin y al cabo,el prota ha caido en una trampa que estaba a la vista todo el tiempo. No hay giro, no hay alternativa. Eso si, una frase final estupenda. Demoledora.

En definitiva, un gran relato. Tiene un 4,25.

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Danduay
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Poblador desde: 07/05/2020
Puntos: 256

Gracias por el comentario y por la valoración, Bio Jesus.

Prometo leer tus relatos, aunque no sé si me atreveré a valorarlos, ya me cuesta mucho revisar mis propios escritos y no sé si me veo capaz de criticar los de otra persona...

Una última cosa, me puede la curiosidad: ¿a qué autor te recuerda el relato? Supongo que no habrá problema por citar el nombre, me gustaría rastrear "influencias ocultas".

Gracias de nuevo y suerte.

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Me ha gustado muchísimo la idea de este relato. En cuanto a los regalos, desde la guerra de Troya ya se sabe que no siempre son lo que parecen.

Por ponerle una pega al texto, se revela demasiada información y de manera reiterada, las vendas, algodones… quizás en el mensajero hubiese preservado la integridad del casco con la visera bajada para que no resulte tan evidente, por ejemplo. Con Eladio podría parecer que lo aqueja una enfermedad y que por eso se cubre, quizás también con gafas de sol pese al clima, una especie de friki a lo Michael Jackson.

Otra opinión completamente subjetiva: ganaría muchísimo la historia si se alejase de las momias clásicas, los jeroglíficos y toda la parafernalia egipcia. Me explico: hasta el último momento no aparece el ambiente retrofaraónico, los papiros, la daga, etc. Pues bien, me sobra por completo; quiero decir, un grupo de gente adinerada en una suerte de balneario con quirófanos nada tiene que ver con los antiguos ritos, sí con la ciencia, la medicina y los cirujanos, luego, no importa que no tenga relación con el antiguo Egipto, siguen siendo en un sentido menos clásico “momias”, de hecho el escenario me ha evocado la película “la muerte os sienta tan bien”. Si hubiese encontrado eso en la historia sin duda hubiese resultado mi relato preferido hasta el momento.

En cuanto a aspectos más gramaticales, mucha repetición de algodón y vendas, o al menos es la sensación que he tenido y una expresión que se me ha hecho rara: “curraban mejor”, ¿“curraban más”?

Voy a puntuar el relato con 3,5 estrellas. Felicidades y gracias por compartirlo.

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Danduay
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Gracias por leer el relato, Germinal. Y por los comentarios y la valoración. Es curioso lo que dices de la ambientación egipcia y las "pistas". En realidad el relato original no tenía nada de eso, pero me pareció más "momificable" si le añadía todas esas cosas. Seguramente en el periodo de "embalsamamiento" previo a su publicación el relato ha perdido en algunas cosas y ha ganado en otras.

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Danduay dijo:

Gracias por leer el relato, Germinal. Y por los comentarios y la valoración. Es curioso lo que dices de la ambientación egipcia y las "pistas". En realidad el relato original no tenía nada de eso, pero me pareció más "momificable" si le añadía todas esas cosas. Seguramente en el periodo de "embalsamamiento" previo a su publicación el relato ha perdido en algunas cosas y ha ganado en otras.

A mí es que no me importa que se aborde tangencialmente el tema del monstruo, o de una forma más alégorica. No es lo que yo valoro, por suerte mi opinión supone acaso unas centésimas, ya que ese marrón se lo comen los jueces xD.

Si el relato era bueno ya lo tienes. A veces tratamos de forzar un tanto para el encaje en el certamen y lo desnaturalizamos. Me aventuro a decir que a todos nos ha pasado alguna vez.

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Efepe
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Puntos: 320

Sin duda, el mejor relato que he leído hasta ahora. Muy bien planteado todo y bien ejecutado el final, me ha encantado.

En cuanto a corrección, solo he visto un par de erratas sin importancia.

Como única pega con respecto al concurso, y veo que ya lo han comentado por aquí, es que toca el tema momia desde un punto a lo mejor menos directo del esperado. Pero para mi es suficiente.

Te dejo de momento mi mejor puntuación hasta la fecha, y no te pongo más porque siempre me guardo el cinco a la espera de que me sorprenda alguien muy gratamente. Mi puntuación es 4,4 estrellas. Enhorabuena.

EFePe

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Dr. Ziyo
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Puntos: 2776

Buenísimo relato que, a no ser que me equivoque mucho, tendrá un hueco en la antología.

Hay una cosa que me llama la atención y es que cuando recibe el sobre se muestra sorprendido de que sea para él, pero yo creo que lo que debería llamarle la atención es que haya llegado justo después de colgar el teléfono, ¿no?

También encuentro llamativo la expresión "el tiempo está oscuro", frase que pronuncia Eladio y que me suena rara. Si lo que pretende decir es que hay nubes que oscurecen el cielo y anuncian nieve, me parece más adecuado decir que el cielo tiene mala pinta o algo así.

He encontrado un pequeño error en la frase:

En el sobre encontrará los datos de un notario de Madrid con el que le hemos concertada una cita.

Debería poner concertado, en vez de concertada.

Y poco más aparte de esto. Una historia que engancha desde su comienzo, una idea original y perfectamente desarrollada que, como ya he dicho, creo que tendrá un hueco en la antología.  Mi puntuación: 4,5 estrellas.

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Danduay
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Puntos: 256

Efepe dijo:
Sin duda, el mejor relato que he leído hasta ahora. Muy bien planteado todo y bien ejecutado el final, me ha encantado. En cuanto a corrección, solo he visto un par de erratas sin importancia. Como única pega con respecto al concurso, y veo que ya lo han comentado por aquí, es que toca el tema momia desde un punto a lo mejor menos directo del esperado. Pero para mi es suficiente. Te dejo de momento mi mejor puntuación hasta la fecha, y no te pongo más porque siempre me guardo el cinco a la espera de que me sorprenda alguien muy gratamente. Mi puntuación es 4,4 estrellas. Enhorabuena.

 

Gracias, me alegra que te haya gustado. Y tomo nota de lo de las erratas, lo repasaré (qué pesadilla, siempre se pasa alguna, parece mentira...).

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Danduay
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Puntos: 256

Dr. Ziyo dijo:

Buenísimo relato que, a no ser que me equivoque mucho, tendrá un hueco en la antología.

Hay una cosa que me llama la atención y es que cuando recibe el sobre se muestra sorprendido de que sea para él, pero yo creo que lo que debería llamarle la atención es que haya llegado justo después de colgar el teléfono, ¿no?

También encuentro llamativo la expresión "el tiempo está oscuro", frase que pronuncia Eladio y que me suena rara. Si lo que pretende decir es que hay nubes que oscurecen el cielo y anuncian nieve, me parece más adecuado decir que el cielo tiene mala pinta o algo así.

He encontrado un pequeño error en la frase:

En el sobre encontrará los datos de un notario de Madrid con el que le hemos concertada una cita.

Debería poner concertado, en vez de concertada.

Y poco más aparte de esto. Una historia que engancha desde su comienzo, una idea original y perfectamente desarrollada que, como ya he dicho, creo que tendrá un hueco en la antología.  Mi puntuación: 4,5 estrellas.

 

Gracias, buena "vista" la tuya, sí señor. En la versión inicial, cuando Eladio vuelve a llamar por teléfono dice algo así como que "ya veo que ha recibido la visita de nuestro delegado en España", refiriéndose al hombre del casco (que llevaba traje). A la hora de podar me pareció mejor simplificar y dejarlo como un mensajero, sin otras referencias.

Investigaré un poco lo del "tiempo oscuro", no había pensado que pudiera sonar raro. Se refiere a que tiene mala pinta, sí. Gracias.

Y gracias por señalar la errata, cómo escuece que siempre se cuele alguna...

 

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Dr. Ziyo
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Danduay dijo:

 

Gracias, buena "vista" la tuya, sí señor. En la versión inicial, cuando Eladio vuelve a llamar por teléfono dice algo así como que "ya veo que ha recibido la visita de nuestro delegado en España", refiriéndose al hombre del casco (que llevaba traje). A la hora de podar me pareció mejor simplificar y dejarlo como un mensajero, sin otras referencias.

Investigaré un poco lo del "tiempo oscuro", no había pensado que pudiera sonar raro. Se refiere a que tiene mala pinta, sí. Gracias.

Y gracias por señalar la errata, cómo escuece que siempre se cuele alguna...

 

No hay de qué, Danduay. A mí también me escuecen las erratas, sobre todo con la de repasos que le doy a los relatos.

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Lord_Ruthven
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Puntos: 929

¡Qué divertido y fosco a la vez! No esperaba para nada ese final trágico, pensaba en algo más jocoso.El relato engancha desde un principio. El final, sí, quizá algo precipitado, pero es que tres mil palabras dan par lo quedan. Coincido con lo dicho por algun compañero, sin el rollo egipcio hubiera funcionado tambien, quiza hasta mejor. Me descoloca Egipto en Canada, pero todo puede ser hoy en día

3,5

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Danduay
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Lord_Ruthven dijo:

¡Qué divertido y fosco a la vez! No esperaba para nada ese final trágico, pensaba en algo más jocoso.El relato engancha desde un principio. El final, sí, quizá algo precipitado, pero es que tres mil palabras dan par lo quedan. Coincido con lo dicho por algun compañero, sin el rollo egipcio hubiera funcionado tambien, quiza hasta mejor. Me descoloca Egipto en Canada, pero todo puede ser hoy en día

3,5

Gracias por el comentario y por la valoración. Ya habrías visto que, en un principio, no había egipcios por aquí. Que os "chirríe" un poco debe ser mi justa penitencia por tratar de "tunear" demasiado un relato pre-existente. Aun así, en el original el final sí es igual de abrupto (aunque un poco distinto) porque me gustaba el paralelismo entre una muerte rápida y seca y unas vidas alargadas artificialmente a base de... "trasplantes", digamos.

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Danduay
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Danduay dijo:

Lord_Ruthven dijo:

¡Qué divertido y fosco a la vez! No esperaba para nada ese final trágico, pensaba en algo más jocoso.El relato engancha desde un principio. El final, sí, quizá algo precipitado, pero es que tres mil palabras dan par lo quedan. Coincido con lo dicho por algun compañero, sin el rollo egipcio hubiera funcionado tambien, quiza hasta mejor. Me descoloca Egipto en Canada, pero todo puede ser hoy en día

3,5

Gracias por el comentario y por la valoración. Ya habrías visto que, en un principio, no había egipcios por aquí. Que os "chirríe" un poco debe ser mi justa penitencia por tratar de "tunear" demasiado un relato pre-existente. Aun así, en el original el final sí es igual de abrupto (aunque un poco distinto) porque me gustaba el paralelismo entre una muerte rápida y seca y unas vidas alargadas artificialmente a base de... "trasplantes", digamos.

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Stendek
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Puntos: 198

La tirania de las 3000 palabras pasa factura. El desarrollo inicial del relato esta llena de sugerencias y hallazgos felices, pero la resolución se despacha apresuradamente en unos pocos parrafos. Lo que ocurria en el hotel daba para muchísimo mas. Y toda la parafernalia egipcia no viene al caso, si lo que estan buscando los huespedes son caras (o cuerpos) de reemplazo.

Le doy 3 estrellas.

Un saludo, 
 

Javier Garrido

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Danduay
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Stendek dijo:

La tirania de las 3000 palabras pasa factura. El desarrollo inicial del relato esta llena de sugerencias y hallazgos felices, pero la resolución se despacha apresuradamente en unos pocos parrafos. Lo que ocurria en el hotel daba para muchísimo mas. Y toda la parafernalia egipcia no viene al caso, si lo que estan buscando los huespedes son caras (o cuerpos) de reemplazo.

Le doy 3 estrellas.

Un saludo, 
 

Javier Garrido

Gracias por el comentario y la valoración, Javier. Releeré el cuento dentro de un tiempo, para comprobar ese desequilibrio estructural y ver cómo lo podía haber planteado mejor. Sobre los detalles egipcios (añadidos a última hora, cada vez lo lamento más) la explicación es ésta: son antiguos nobles egipcios que vagan por el mundo, sobreviviendo a lo largo del tiempo a base de parches.

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Stendek
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Poblador desde: 27/05/2020
Puntos: 198

 

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Gracias por el comentario y la valoración, Javier. Releeré el cuento dentro de un tiempo, para comprobar ese desequilibrio estructural y ver cómo lo podía haber planteado mejor. Sobre los detalles egipcios (añadidos a última hora, cada vez lo lamento más) la explicación es ésta: son antiguos nobles egipcios que vagan por el mundo, sobreviviendo a lo largo del tiempo a base de parches.

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¡Ups! Pero es que si eso se dijera, estaria mas que justificado.

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Curro
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Un buen relato al que veo varios puntos fuertes y alguna pena.

Me gusta cómo se aborda la historia. Al tío le toca el gordo sin comprar boletos y el lector, que sabe de qué va la temática, empieza a sospechar desde el principio, de forma positiva. Realmente quería saber dónde iba a parar, porque no sería la primera historia sobre una momia resucitada empeñada en buscar a su descendiente directo en el mundo o al recipiente donde se aloja el Ba reencarnado de su amad@. Me gusta que el final sea algo más prosaico que sea simplemente una víctima escogida por su parecido físico a una vieja momia.

La pega que le veo es que quizás esté algo desequilibrado: vamos a analizarlo.

El comienzo es muy largo, se da muchas vueltas desde que recibe la llamada hasta que parte por fin de viaje. Todo eso se come la mitad del relato y creo que no es bueno. Se insiste demasiado en la autenticidad de la oferta, llegándose a entrar en detalles como que la empresa existe de verdad y que ya han ido otras personas antes que él. Esto podría darle cierta verosimilitud mínima a los hechos, pero más adelante solo me aporta sensación de inconsistencia: si incluso a su abogado le parecía lícito y había artículos de presa sobre la compañía, ¿cómo es posible que al final termine siendo un engaño? ¿Por qué nadie echa de menos a los otros presuntos “afortunados”? Entiendo que no han vuelto, porque el abogado no puede contactar con ellos ¿Quizás hayan sido reemplazados por una momia? Si es así, una aclaración habría venido bien.

La parte en que el protagonista llega por al hotel se hace corta en comparación y deja con ganas de más. La idea es muy buena y empieza a vislumbrarse con lo poco que se cuenta: es algún tipo de secta que lleva a cabo rituales de momificación y, al igual que las momias peliculeras, necesitan “repuestos humanos” para simular la vida. Todo esto es suposición porque no queda claro. Y vamos, que es perfectamente lícito dejar cosas en el aire y que el lector rellene huecos, pero creo que en este relato los detalles habrían sido una enorme ventaja, lo habrían hecho lucir mucho más.

En definitiva, quizás se podría haber prescindido de contenido en la introducción para emplear esas valiosísimas palabras en el nudo (casi inexistente, por cierto; básicamente es una introducción y un desenlace), que es donde está la enjundia. Y que no se me malinterprete, la introducción está muy bien, se disfruta mucho; describe situaciones absurdas y poco creíbles que me gustan mucho, aumentan mis ganas de seguir leyendo, pero, cuando terminé el relato, sentí que sería más adecuada para un relato algo más largo.

El final (el final, final, quiero decir) no lo veo mal. Es abrupto pero me convence, deja cierta sensación de agobio cuando uno acaba de leer. Llegados a ese punto, cortar por lo sano resulta convincente. Señalar que las últimas palabras…

la bufanda en la otra… y nada en la cara.

… me han gustado bastante; las tenía de hecho subrayadas para comentarlos. Creo que confirman de forma bastante contundente e ingeniosa la idea que tenía en mi mente sobre los tipos canadienses del hotel.

Y en cambio coincido con los otros lectores que los detalles egipcios quizás sean innecesarios, sobre todo en un certamen como este en el que el Antiguo Egipto va a aparecer hasta en la sopa.

Por todo ello, voy a otorgar al relato 3,5 estrellas.

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Curro
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Germinal dijo:

Si el relato era bueno ya lo tienes. A veces tratamos de forzar un tanto para el encaje en el certamen y lo desnaturalizamos. Me aventuro a decir que a todos nos ha pasado alguna vez.

Para este Polidori estuve a punto de colar el relato que envié al Calabazas de Maldiciones cambiando solo un ídolo por una momia :D

Por suerte, me contuve y empecé otro de cero...

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Danduay
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Poblador desde: 07/05/2020
Puntos: 256

Curro dijo:

Un buen relato al que veo varios puntos fuertes y alguna pena.

Me gusta cómo se aborda la historia. Al tío le toca el gordo sin comprar boletos y el lector, que sabe de qué va la temática, empieza a sospechar desde el principio, de forma positiva. Realmente quería saber dónde iba a parar, porque no sería la primera historia sobre una momia resucitada empeñada en buscar a su descendiente directo en el mundo o al recipiente donde se aloja el Ba reencarnado de su amad@. Me gusta que el final sea algo más prosaico que sea simplemente una víctima escogida por su parecido físico a una vieja momia.

La pega que le veo es que quizás esté algo desequilibrado: vamos a analizarlo.

El comienzo es muy largo, se da muchas vueltas desde que recibe la llamada hasta que parte por fin de viaje. Todo eso se come la mitad del relato y creo que no es bueno. Se insiste demasiado en la autenticidad de la oferta, llegándose a entrar en detalles como que la empresa existe de verdad y que ya han ido otras personas antes que él. Esto podría darle cierta verosimilitud mínima a los hechos, pero más adelante solo me aporta sensación de inconsistencia: si incluso a su abogado le parecía lícito y había artículos de presa sobre la compañía, ¿cómo es posible que al final termine siendo un engaño? ¿Por qué nadie echa de menos a los otros presuntos “afortunados”? Entiendo que no han vuelto, porque el abogado no puede contactar con ellos ¿Quizás hayan sido reemplazados por una momia? Si es así, una aclaración habría venido bien.

La parte en que el protagonista llega por al hotel se hace corta en comparación y deja con ganas de más. La idea es muy buena y empieza a vislumbrarse con lo poco que se cuenta: es algún tipo de secta que lleva a cabo rituales de momificación y, al igual que las momias peliculeras, necesitan “repuestos humanos” para simular la vida. Todo esto es suposición porque no queda claro. Y vamos, que es perfectamente lícito dejar cosas en el aire y que el lector rellene huecos, pero creo que en este relato los detalles habrían sido una enorme ventaja, lo habrían hecho lucir mucho más.

En definitiva, quizás se podría haber prescindido de contenido en la introducción para emplear esas valiosísimas palabras en el nudo (casi inexistente, por cierto; básicamente es una introducción y un desenlace), que es donde está la enjundia. Y que no se me malinterprete, la introducción está muy bien, se disfruta mucho; describe situaciones absurdas y poco creíbles que me gustan mucho, aumentan mis ganas de seguir leyendo, pero, cuando terminé el relato, sentí que sería más adecuada para un relato algo más largo.

El final (el final, final, quiero decir) no lo veo mal. Es abrupto pero me convence, deja cierta sensación de agobio cuando uno acaba de leer. Llegados a ese punto, cortar por lo sano resulta convincente. Señalar que las últimas palabras…

la bufanda en la otra… y nada en la cara.

… me han gustado bastante; las tenía de hecho subrayadas para comentarlos. Creo que confirman de forma bastante contundente e ingeniosa la idea que tenía en mi mente sobre los tipos canadienses del hotel.

Y en cambio coincido con los otros lectores que los detalles egipcios quizás sean innecesarios, sobre todo en un certamen como este en el que el Antiguo Egipto va a aparecer hasta en la sopa.

Por todo ello, voy a otorgar al relato 3,5 estrellas.

Gracias por tu tiempo, Curro. Comentario y valoración revelan una lectura detallada. Voy tomando buena nota de todos estos pecadillos míos.

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jane eyre
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Puntos: 10051

He de decir que el apellido Carasusan me ha ido sacando de la lectura cada vez que aparecía, no es que no lo haya oído nunca es que además suena a inventado, aunque me fui a google a comprobar que existía.

El relato está bien escrito y destaca la naturalidad con la que habla el protagonista y descripciones maravillosas como la de la cara de Eladio, sin embargo, he visto el final algo apresurado y peca de poco explicativo, o yo no he sabido ver lo que se cocía, que será lo más probable.

De todas formas, creo que este certamen le juega en contra, porque me ha dado la impresión que durante todo el relato se “cebaba” la imagen de las momias sin mostrarla a las claras como parte importante del juego narrativo, pero claro, teniendo en cuenta que aquí la momia ha de estar por premisa... En un contexto de terror general hubiera funcionado mejor.

 

Mi puntuación es de 2,75 estrellas

 

 

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Danduay
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Poblador desde: 07/05/2020
Puntos: 256

jane eyre dijo:

He de decir que el apellido Carasusan me ha ido sacando de la lectura cada vez que aparecía, no es que no lo haya oído nunca es que además suena a inventado, aunque me fui a google a comprobar que existía.

El relato está bien escrito y destaca la naturalidad con la que habla el protagonista y descripciones maravillosas como la de la cara de Eladio, sin embargo, he visto el final algo apresurado y peca de poco explicativo, o yo no he sabido ver lo que se cocía, que será lo más probable.

De todas formas, creo que este certamen le juega en contra, porque me ha dado la impresión que durante todo el relato se “cebaba” la imagen de las momias sin mostrarla a las claras como parte importante del juego narrativo, pero claro, teniendo en cuenta que aquí la momia ha de estar por premisa... En un contexto de terror general hubiera funcionado mejor.

 

Mi puntuación es de 2,75 estrellas

 

Gracias por el comentario y la valoración. El apellido existe, ciertamente. Lo puse al principio por alguna razón concreta que no consigo recordar. Luego estuve barajando la idea de cambiarlo por otro, siempre empezando por "cara" (Caravela, por ejemplo, muy parecido a "calavera") pero decidí dejarlo como estaba, porque en realidad el nombre más vaticinador es el otro, aunque no sé si ha llegado a notarse, creo que no hay comentarios al respecto. El fallo en esto y en lo demás siempre es del autor, en cualquier caso.

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Danduay dijo:

jane eyre dijo:

He de decir que el apellido Carasusan me ha ido sacando de la lectura cada vez que aparecía, no es que no lo haya oído nunca es que además suena a inventado, aunque me fui a google a comprobar que existía.

El relato está bien escrito y destaca la naturalidad con la que habla el protagonista y descripciones maravillosas como la de la cara de Eladio, sin embargo, he visto el final algo apresurado y peca de poco explicativo, o yo no he sabido ver lo que se cocía, que será lo más probable.

De todas formas, creo que este certamen le juega en contra, porque me ha dado la impresión que durante todo el relato se “cebaba” la imagen de las momias sin mostrarla a las claras como parte importante del juego narrativo, pero claro, teniendo en cuenta que aquí la momia ha de estar por premisa... En un contexto de terror general hubiera funcionado mejor.

 

Mi puntuación es de 2,75 estrellas

 

Gracias por el comentario y la valoración. El apellido existe, ciertamente. Lo puse al principio por alguna razón concreta que no consigo recordar. Luego estuve barajando la idea de cambiarlo por otro, siempre empezando por "cara" (Caravela, por ejemplo, muy parecido a "calavera") pero decidí dejarlo como estaba, porque en realidad el nombre más vaticinador es el otro, aunque no sé si ha llegado a notarse, creo que no hay comentarios al respecto. El fallo en esto y en lo demás siempre es del autor, en cualquier caso.

A veces nos complicamos demasiado queriendo que todo tenga una doble lectura o un sentido oculto cuando, en realidad, a la historia no le hace falta. Algunas veces, menos es más, también en narrativa :)

 

 

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Sanbes
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Poblador desde: 16/10/2013
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Un relato que me ha sorprendido para muy bien. Por el tono del principio creía que no me iba a gustar demasiado, pero me ha cerrado la boca por completo. 

La trama no es que me parezca de lo más original, pero las descripciones de los hechos que van sucediendo suplen este punto negativo. Es como dicen, todo está inventado, así que cuéntalo de otra forma; y este relato lo consigue. 

También me ha gustado mucho que Carasusan no aceptase la invitación de inmediato. Que se tomase su tiempo en investigar a la empresa. Le da realismo a la historia. 

El final me ha dejado con muy buen sabor de boca. Lleva a la momia al siglo XXI y demuestra que no necesita salir sí o sí de un sarcófago. 

En definitiva, un relato muy disfrutable. 

Felicidades. 

5 estrellas. 

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Danduay
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Poblador desde: 07/05/2020
Puntos: 256

Sanbes dijo:

Un relato que me ha sorprendido para muy bien. Por el tono del principio creía que no me iba a gustar demasiado, pero me ha cerrado la boca por completo. 

La trama no es que me parezca de lo más original, pero las descripciones de los hechos que van sucediendo suplen este punto negativo. Es como dicen, todo está inventado, así que cuéntalo de otra forma; y este relato lo consigue. 

También me ha gustado mucho que Carasusan no aceptase la invitación de inmediato. Que se tomase su tiempo en investigar a la empresa. Le da realismo a la historia. 

El final me ha dejado con muy buen sabor de boca. Lleva a la momia al siglo XXI y demuestra que no necesita salir sí o sí de un sarcófago. 

En definitiva, un relato muy disfrutable. 

Felicidades. 

5 estrellas. 

 

Gracias por el comentario y por la espléndida valoración. me alegra que te haya gustado y hayas pasado un buen rato, al final se trata de eso. Me alegro mucho, salud y suerte.

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Hedrigall
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Puntos: 1132

Veo algún problema de estructura, descompensada, debido a la decisión de escenificar partes de la historia (todo lo relativo al mensajero, por ejemplo, también el viaje hasta el balneario) en detrimento de otras con más potencial para la tensión o la intriga, como lo concerniente a lo que sucede en el balneario. La consecuencia es un cierre abrupto justo cuando se empezaba a construir algo de tensión.

El desenlace deja en el aire los detalles de lo que está sucediendo en realidad en ese balneario, algo que yo hubiera agradecido y ayudaría a obtener cierto clímax.

A la historia le sienta bien los toques de comedia, derivados de la situación inicial y del carácter del protagonista.

En general es un texto que se lee muy bien, engancha desde el inicio pero se resuelve demasiado rápido.

Puntuaré más adelante, en cuanto haya leído algunos relatos más.

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Danduay
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Poblador desde: 07/05/2020
Puntos: 256

Hedrigall dijo:

Veo algún problema de estructura, descompensada, debido a la decisión de escenificar partes de la historia (todo lo relativo al mensajero, por ejemplo, también el viaje hasta el balneario) en detrimento de otras con más potencial para la tensión o la intriga, como lo concerniente a lo que sucede en el balneario. La consecuencia es un cierre abrupto justo cuando se empezaba a construir algo de tensión.

El desenlace deja en el aire los detalles de lo que está sucediendo en realidad en ese balneario, algo que yo hubiera agradecido y ayudaría a obtener cierto clímax.

A la historia le sienta bien los toques de comedia, derivados de la situación inicial y del carácter del protagonista.

En general es un texto que se lee muy bien, engancha desde el inicio pero se resuelve demasiado rápido.

Puntuaré más adelante, en cuanto haya leído algunos relatos más.

 

Gracias por tu tienpo y por el comentario. Buena estrategia lo de leer primero unos cuantos relatos antes de puntuar. Salud y suerte.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Coincido en que es un buen relato que estaría mejor con algunas pinceladas más que aclaren el meollo de la cuestión.

Tres estrellasy media: ***´

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