LOS MISERABLES

Buf, muy crudo el relato. El tema del tráfico de momias tenía que salir tarde o temprano, y he de confesar que no me lo esperaba de esta manera. Originalidad no falta. Calibre para poner mal cuerpo, tampoco.

En esta ocasión, casi he agradecido que la historia repose sobre el diálogo. Permite mantener lo que ocurre en un rincón, fuera de plano, si se me permite el símil cinematográfico, y creo que es algo que sienta bien a la historia, que se hace algo más soportable. El final es atroz.

No soy muy amigo de horrores tan horribles, pero creo que es un relato muy cuidado (a pesar de algunas erratas). El título, no sé si homenaje o no, me ha parecido muy bien elegido. Vamos, un muy buen trabajo. No de mi estilo, pero muy bien ejecutado.

¡Ahg, por favor! No sé si felicitarte o mandarte al carajo por conseguir provocarme una arcada. Me parece una aproximación diferente e interesante que carga toda su fuerza en un final que es de traca. Sin duda, tu malévolo objetivo lo has cumplido con creces.

Antes de nada, empiezo con los errores pues apenas creo haber visto un par: salitre, que es masculino y algún punto que falta al final en un diálogo.

El párrafo inicial es muy potente, me parece curioso que luego juegues a llevar la historia a través de diálogos únicamente. No tengo claro que le beneficie del todo prescindir de ellos, la verdad, pero en cualquier caso es la opción que has elegido y no tengo nada que decir al respecto.

Como digo el punto de partida es muy interesante, voy a apuntar algunas cosas que en mi opinión podrían darle ese plus para convertirlo en un relato excelente:

El lenguaje de este par de pelagatos (nunca mejor dicho) no parece acabar de perfilar el estrato social de marginalidad en el que están con expresiones como “Esto saqué” o “Es desde hace tiempo uno de nuestros mejores clientes.”, parece más bien una jerga de empresarios lo de tener al cliente contento, me saca de la marginalidad que estoy buscando. También hay un momento que me parece que no tiene mucho sentido al hablar de Sanidad, como si el problema viniera por adulterar un producto alimentario o servir comida caducada en un restaurante, de nuevo me entorpece, me parecía más propio hablar de la pasma, los picoletos, la bofia…

Pero el problema no es solo por lo que dicen, sino también por lo que no dicen; me explico: en mi mente cobraba vida una pareja de yonkis que harían cualquier cosa por un pico. Conseguir comida no me parece pretexto suficiente para cometer determinados delitos; el mono, sí. Luego, en lugar de hablar de perder un diente por un paquete de café, cobraría mucho más sentido y fuerza cualquier asunto de drogas, trapicheos, etc. que hayan empujado a estos pobres desgraciados a la situación en la que están, quizás huyen de un camello al que le deben pasta, una mafia, etc.

Se podría también buscar la manera de facilitar otra información de cómo lograron aprender el oficio, los contactos, dónde compran la sal nitrada o consiguen los animales… quizás no hace falta darle una explicación a todo, pero sí a varias cosas para que el encaje sea más creíble.

El tema del dinero me parece que no está bien ajustado, con 3€ casi que no pillas ni el metro.

Voy a valorar el relato con 3,5 estrellas. Felicidades y gracias por compartirlo.

Me gusta la estructura en dos partes: una descripción inicial del escenario y los diálogos posteriores que desarrollan la narración. La descripción es vívida y detallada, diría que de un realismo sucio tirando a guarrindongo, algo que le va bien al tema y al argumento.

Me adhiero a los comentarios anteriores (erratas y perfilado de los personajes mediante su idiolecto: está conseguido, pero es mejorable). Yo diría que al relato le falta un pelín de paciencia para reescribirlo, para pelearse con él hasta exprimirlo al máximo, quizá dejarlo reposar y releerlo después de unos días; pero es horroroso, desde luego. Y con una estructura dinámica y original. Me ha gustado.

Creo que, a pesar de que pueda parecer más simple, está más consegido que "Odio fraternal o...". Para mí son tres estrellas y media.

Me resulta muy incómodo valorar este relato. Por los comentarios, veo que a todos les ha "entrado" y lo han valorado positivamente. Sin embargo, y me sabe muy mal decirlo, las dos veces que lo he leído no he sido capaz de conectar con él. Sin duda es fallo mío, ya que veo que al resto no le pasa, pero no puedo hacer nada por remediarlo. No soy capaz de adivinar qué es lo que hay (o lo que no hay) en los diálogos que me produce una sensación de teatralidad, como si lo que se cuenta no fuera serio o como si lo que se habla no concordara con la acción que se realiza en ese momento. Ya digo que no sé explicarlo.

Tal vez sea por esa discordancia que ha comentado Bio Jesus entre la supuesta calaña de los personajes y su lenguaje, más fino del que les correspondería.

Me gusta el principio, esa introducción para mostrarnos con detalle lo sórdido del lugar, pero luego me da la sensación de que estoy en un tobogán en el que viajo demasiado rápido y no puedo ver los detalles del paisaje con claridad. Como ya he dicho, es percepción mía y nada más.

Creo, pero no estoy seguro, de que lo que me falla es que echo a faltar algo más potente que conecte la sordidez del principio con lo atroz del final.

En fin, que me sabe muy mal, pero no puedo darle más de 3 estrellas.
 

Breve e interesante, directo al asunto que cuenta, aunque es casi más una estampa, una fotografía del obrador de momias, que una narración con trama. En todo caso, me ha gustado bastante, lo reconozco, si bien algo me falta en relato: ¿quiénes componen el mercado de compradores? El autor es muy libre de dejarlo tras las bambalinas, pero, diantres, a mi ha dejado colgado. 

En definitiva: cuatro estrellas tiene de valoración este relato en mi opinión.

Felicitaciones al autor por no cohibirse y por echar  de una sola vez toda la carne al asador. ¡Bravo! Y con un capacidad de sintesis envidiable: provoca horror y asco con poquisimas palabras, y sin abusar de descripciones gore.

Le doy 4,5.

Un gran saludo,

Javier Garrido B.

La idea se entiende a la perfección, los dos párrafos iniciales que dan contexto funcionan como buena introducción a las escenas que tiran exclusivamente de diálogo, a pesar que en el primer párrafo se roza la redundancia y sobra algún adjetivo. La redundancia se nota dentro del campo léxico de lo “apestoso”. La forma de revelar el final es muy acertada. No dice que es un niño, pero lo sugiere. Ahí está la magia.

Dejo algunos errores que he visto: “El se despereza…”, falta tilde en "El". “Era del bueno ¿eh?”, falta coma después de bueno. Dedazo en “yo perdí un hasta un diente”. Falta tilde enfático en “¿Y cuanto les sacaremos?”.

“Ten cuidado. Aunque valga poco, destrozado no valdrá nada.” Suena forzado, he notado que esta intervención va para informar al lector. “Un poquito más...ya está.” Falta coma y espacio luego de los puntos suspensivos. “¿Que nuevos clientes?”, falta tilde enfático (dos líneas arriba hay otro “qué” que sí le has puesto tilde) “¿Que estás diciendo? ¿A qué te refieres?” Ocurre lo mismo, y eso que en esta misma intervención el otro “qué” sí tiene tilde. “Pero, ¿cómo?” sobra coma en este caso.

3