De nuevo, Dyatlov

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Dr. Ziyo
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Tiene hambre. Tiene un hambre enorme. Voraz. Como cada vez que despierta después de uno de sus descansos. Pero cree que no va a tardar demasiado en saciar su apetito. Parece que un nuevo grupo de humanos le ha encontrado. Sin duda, se ha despertado por ese motivo. Calcula que en unas horas tendrá a su disposición comida como para hartarse. Si todo sale como espera.

Sí, ahí se van acercando ya. Ahora comenzarán las dudas, los interrogantes y las elucubraciones sobre su naturaleza: ¿qué es?; ¿qué no es? Y enseguida, la diferencia de opiniones: saquémoslo del hielo; no, dejémoslo ahí y avisemos a alguien. O algo por el estilo. Pero aunque algunos duden, al final se impondrá el pensamiento del más impulsivo de ellos, que arrastrará al resto de la manada. Oh, sí, le extraerán de su lugar de descanso, por supuesto. Siempre lo hacen. Al fin y al cabo, es él quien influye en sus mentes para que sea así una vez que es hallado. Él es el titiritero y ellos sus marionetas.

***

–¡Eh! ¡Aquí! ¡Tenéis que ver esto! –grita Nikolai, que gesticula con las manos para atraer la atención de sus amigos.

La primera en llegar es Valentina. Los demás están terminando de salir de la cueva que han descubierto y explorado, aunque sin encontrar nada interesante. No era demasiado profunda y han tardado apenas unos minutos en recorrerla con sus linternas. Un buen lugar para refugiarse si les hiciera falta.

–¿Qué pasa? ¿Qué has visto? –pregunta Valentina.

Pero antes de que Nikolai responda llega el resto del grupo.

–¿Qué has encontrado, Nikolai? –pregunta Sergei con curiosidad. A su lado se encuentran Mihail e Irina.

–Eso quisiera saber yo –contesta el aludido mientras señala con el dedo una porción de hielo medio oculta entre unas rocas y que da la impresión de contener algo en su interior–. No tengo ni idea de lo que es, pero parece…

–Parece un cadáver –interrumpe Valentina–. Y se ve enorme.

Todos asienten, pues el presunto cadáver no mide menos de dos metros de altura. Nadie da muestras de sentirse alterado por el descubrimiento, como si fuera tan normal encontrarse cuerpos entre la nieve cada dos por tres.

–A saber la de tiempo que lleva ahí –dice el autor del hallazgo.

–Yo diría que es un animal –insinúa Valentina, que se ha arrodillado en el suelo para verlo más de cerca–. No se le ve ropa, y parece que estaba cubierto de pelo, pero es como si lo hubiera perdido en algunas partes. Creo que podría tratarse de un oso.

–Yo lo encuentro muy delgado para ser un oso –opina Sergei, que por lo general, nunca opina como los demás.

–Podría ser un oso que muriera de hambre –argumenta Irina.

–Misha –dice Sergei llamando por su diminutivo a Mihail–, tú eres biólogo, ¿qué te parece a ti?

–No sé. Tengo dudas –comenta mirando con interés la figura empotrada en el hielo–. En principio, lo más natural sería pensar en un oso, por las montañas donde nos hallamos, pero necesitaría verlo mejor para confirmarlo.

–Vamos a sacarlo de ahí y lo averiguamos –propone Nikolai. Y coge decidido el piolet que cuelga de su mochila.

–¿Pero qué haces, loco? –dice Misha mientras agarra del brazo a su impulsivo amigo para detenerlo.

–Bueno, no digo sacarlo del todo. –Se defiende Nikolai–. Lo que pretendo decir es que rompamos un poco el hielo por aquí y por allá para liberar el bloque donde está atrapado. Así podremos darle la vuelta y verlo de frente. Tengo curiosidad por verle la cara. ¿Vosotros no?

–Sí, claro, pero está congelado –observa Valentina como si no fuera algo obvio y que Nikolai acaba de mencionar.

–No me digas –comenta Sergei con ironía–, ¿será porque está envuelto en hielo?

–Lo que quiero decir es que va a ser complicado sacarlo de ahí –responde ella con cierto fastidio–. Podemos tardar horas.

–Pues entonces lo mejor será que comencemos cuanto antes, ¿no? –dice Nikolai antes de lanzarse a dar el primer golpe de piolet.

A él se une Sergei. Valentina lo hace un poco después y por último, Irina. Misha es el único que intenta mantenerse apartado, pero cuando comprueba resignado que sus amigos no van a detenerse, decide unirse a ellos para acabar cuanto antes con el asunto.

Horas después, tal como habían calculado, han conseguido despegarlo. Entre todos le dan la vuelta y lo dejan boca arriba, o como prefiere decir Misha, en decúbito supino.

–¡Dios, pero qué cosa más fea! –exclama Irina.

Nadie contesta, todos están demasiado impactados por lo que están viendo. A pesar de la capa de hielo que lo rodea, el cuerpo se puede contemplar con relativa nitidez. Parece tratarse de una criatura bípeda, con características de depredador, como atestiguan sus garras y los afilados dientes que asoman de su mandíbula entreabierta.

–Es como contemplarlo a través de una urna de agua congelada –comenta Nikolai haciéndose eco del pensamiento colectivo.

–Además de congelado, yo diría que está momificado y que lleva ahí seguramente bastantes cientos de años –apunta Misha, que no puede identificar al animal.

–¿Estás diciendo que hemos descubierto una momia? –pregunta Sergei sin poder contener la risa.

–Casi con toda seguridad –responde Misha serio–. ¿Habéis oído hablar de la momia de Ötzi?

Tal y como esperaba, ninguno de ellos sabe una palabra.

–Ya veo que no –se responde a sí mismo–. En 1991, si no recuerdo mal, una pareja de montañeros alemanes descubrió un cuerpo enterrado en el hielo en una montaña en los Alpes, muy cerca de la frontera austroitaliana. Os lo resumo para hacerlo breve: lo que habían descubierto era la momia de un hombre que había muerto hacía más de cinco mil años y cuyo cadáver estaba en un excelente estado de conservación debido a la congelación y a la momificación natural. Aquella montaña era parte de los Alpes de Öztal, de ahí el nombre con el que fue bautizado: Ötzi.

–¿Y tú crees que a este animal le pasó como a ese hombre… Ötzi? –quiso saber Irina.

–Como digo, estoy casi seguro del todo. No hay más que fijarse un poco. Incluso a través del hielo se puede apreciar que los trozos de piel que aparece desnuda, como en el brazo derecho, se ven como si fuera cuero. Al menos yo lo veo así. Es un rasgo muy típico de las momias. Mi teoría es que murió al aire libre y el clima hizo todo el trabajo. Luego con el tiempo se iría cubriendo de nieve que se endureció hasta crear esa capa de hielo que lo rodea. Igual que ocurrió con Ötzi. En climas extremos, tanto fríos como cálidos, aunque secos, no es extraño que puedan darse casos de momificación de manera natural.

–Eres todo un cerebrito, Misha –comenta Sergei.

–No te burles de él, Sergei –dice Valentina.

–No me burlo, en absoluto –responde él con una sonrisa que desmiente sus palabras.

Todos callan entonces. Mientras, sus miradas parecen querer perforar el bloque de hielo para llegar a su interior e intentar averiguar qué es lo que han hallado. Una aparente hibridación entre hombre y bestia tal vez. Quizás un eslabón perdido en la evolución humana. Es lo que la mayoría de ellos piensa. Aunque no todos.

***

Bueno, pues todo ha transcurrido según lo esperado. Y ahora que ya le han visto la cara es cuando alguno de ellos sugerirá que quizás se trate del Yeti. Ocurre casi siempre. Luego otros lo negarán a toda costa, lo habitual. Una discusión estéril por otra parte porque, desde luego, no se trata de ese ser. Es algo mucho más antiguo. Más evolucionado. Y letal.

***

–No sé qué es esto, pero creo que podría ser el Yeti –comenta Valentina con la mirada fija en la criatura.

–¿Estás hablando en serio? –pregunta Sergei, que la mira como a un bicho raro.

–Desde luego. ¿Es que nunca habéis oído hablar del Yeti o qué? Pues esto de aquí se parece mucho a su descripción. Si así fuera, podríamos ganar mucha pasta como autores de un descubrimiento sin precedentes.

Misha no da ningún crédito a esa teoría, que encuentra descabellada, al igual que Sergei. Para ellos son habladurías nada más. Irina duda y Nikolai es el único que acepta la teoría sin parecerle ninguna locura.

Sin embargo, lo cierto es que Misha sigue sin poder identificar al extraño espécimen con nada conocido. Algo no cuadra y por eso se acerca a él para observar el cuerpo con más detenimiento.

–No he visto nunca algo así –dice–, es como una mezcla imposible de varias especies: oso, simio, humano tal vez... Por lo que veo –dice apuntando con el dedo–, tiene algunas heridas. El brazo derecho está roto y también el cuello, porque ese ángulo es antinatural del todo. A lo mejor fue eso lo que lo mató, una caída desde ahí arriba.

Todos levantan la vista para contemplar el lugar donde señala, que es justo la parte superior de esa pared rocosa donde se halla enclavada la cueva. Luego la dirigen de nuevo al extraño ejemplar. A continuación comienzan a lanzar sus propias teorías.

Mientras sus amigos conversan, Misha contempla aquel bulto congelado sin decir nada, con una expresión seria y preocupada.

–Te veo muy pensativo, Misha. ¿Pasa algo? –pregunta Nikolai ante la actitud callada de su amigo.

–No es nada. Bueno, no sé... –Le cuesta contar lo que piensa, pero al final lo dice–. La verdad, hay algo que me da mala espina en este asunto.

–¿Mala espina a ti, que eres el científico del grupo? Pues estamos apañados.

Misha no se molesta en contestarle.

–¿Y en qué estás pensando exactamente? –La pregunta, cargada de curiosidad y cierta incredulidad, la hace Sergei

–El paso Dyatlov –responde Misha.

–¿El qué? ¿De qué hablas?

–De algo que se llamó El incidente del Paso Dyatlov.

–Ya, claro. ¿Podrías explicarte y dejar de hacerte el misterioso, por favor? –dice Irina con un punto de impaciencia en la voz.

Misha la mira y le dedica una sonrisa desganada de medio lado.

***

Le encanta esta parte. Siempre hay un listillo en los grupos. Siempre. Uno que sabe cosas que los demás desconocen y que se las termina contando para informarles. Una información que por lo general suele ponerles nerviosos, aunque ninguno quiera admitirlo.

***

–En enero de 1959 –explica Misha– una expedición de alpinistas liderada por un tal Igor Dyatlov vino aquí, a los Urales, para escalar el monte Otorten, el mismo en el que nos encontramos ahora. Les sorprendió una ventisca que les obligó a variar su ruta y a acampar para protegerse de ella. Esa misma noche, los nueve miembros que componían aquella expedición murieron de una forma horrible e inexplicable. Hasta 1990 no se desclasificaron los informes de lo sucedido, algo que se consideró entonces como secreto de Estado.

Cuando termina de hablar mira uno a uno a los rostros de sus amigos. Por sus expresiones está claro que ninguno de ellos ha escuchado jamás una palabra sobre el tema.

–Has comentado algo sobre muertes horribles e inexplicables. ¿Puedes concretar un poco más? –. El que pregunta es Sergei, movido por una morbosa curiosidad.

–Según los informes, salieron huyendo de sus tiendas porque algo los aterrorizó, a pesar de que llevaban armas, que se dejaron abandonadas. A unas cuantas víctimas les faltaban los ojos y la lengua; la nariz en uno de los casos, cortados con precisión quirúrgica y con las heridas cauterizadas. Algunos parecían haber muerto por dosis letales de radiación y otros estaban destrozados por dentro, con lesiones internas que no se pudo explicar y que fue como si hubieran sido frenados de golpe tras someterlos a enormes velocidades. Hay mucho más, pero no recuerdo todos los detalles.

Cuando termina, todos lo miran perplejos.

–¿Sabéis lo que significa Otorten en el dialecto de esta zona? –pregunta.

Nadie responde. Todos esperan que él lo haga.

–«No vayas allí» –revela–, aunque también tiene otro significado más rotundo: «La montaña de la muerte».

–Un momento –dice Irina todavía perpleja–, ¿estás diciendo entonces que este animal pudo ser el que acabara con aquellas personas? No es por nada, pero según tú el bicho lleva siglos congelado.

–No estoy diciendo nada de eso. Lo único que digo es que no me gusta. Me pone nervioso estar cerca de esta cosa indefinible. –Se calla y entonces añade–: Tal vez sea porque ese lugar, el paso Dyatlov, es justo donde nos encontramos ahora mismo–. Y tras decir esto da media vuelta y se aleja de allí.

Todos lo miran sin reaccionar. Sergei se encoge de hombros, después mira hacia el bloque que contiene a la criatura y de pronto considera que aún le sobra un trozo de hielo que sobresale en la parte superior, donde está la cabeza. Coge su piolet dispuesto a remediarlo.

***

La cosa enterrada en el hielo sonríe para sus adentros mientras con la mente empuja al joven a golpear con su herramienta. En cualquier momento se producirá el accidente, mejor dicho, su voluntad hará que se produzca. Algo leve, nada preocupante, aunque vital para sus planes de escapar de allí y alimentarse.

***

De pronto, un golpe yerra. El metal se hunde en la mano de Sergei, que lanza un alarido de dolor mientras se arranca el guante de un tirón con la mano sana. Presenta un feo desgarro de algunos centímetros. Varias gotas de sangre afloran de la carne abierta y se vierten sobre los restos congelados de la criatura desconocida.

–¡Dios! ¡¿Habéis visto eso?! –exclama Valentina de repente con ojos desorbitados.

–¿Que si hemos visto qué? –pregunta desconcertada Irina, sin saber de qué habla su amiga. Nadie ha visto nada; todos estaban pendientes de Sergei.

–¡Se ha movido! ¡Os juro que se le ha movido un dedo!

–¡Claro que sí y dentro de un momento se pondrá en pie y se pegará un bailecito para nosotros, no te jode! –escupe Sergei con la cara contraída por el dolor–. Haz el favor de no decir chorradas. Este bicho está momificado y, además, tiene el cuello roto. Está más que muerto. –Al decir esto la fulmina con la mirada–. Hay más probabilidades de que te salga un tercer ojo en la frente que de que esto pueda moverse.

***

Debe tener más cuidado. Casi lo fastidia todo, pero es que esas gotas de sangre… Se ha estremecido cuando las ha sentido tocar el hielo. Ha podido olfatearlas como si las tuviera apenas a un centímetro de su cara. Hace tanto tiempo que no come nada y tiene tanta hambre… Pero no le volverá a ocurrir. No se precipitará. A partir de ahora va a estarse muy quieto, como buena momia. No tiene más que esperar y pronto comerá toda la carne fresca que le apetezca. Cuando se vayan a dormir será su oportunidad.

***

Nikolai saca de su mochila un botiquín de primeros auxilios y cura la herida de Sergei en medio de un repentino y tenso silencio. Sin apenas darse cuenta, el día ha declinado y comienza a oscurecer. Los cinco amigos deciden entonces internarse en la cueva y pasar allí la noche, pues resulta idónea como refugio. Tras cenar algunas de las provisiones que portan en sus mochilas, extienden sus sacos de dormir y se introducen en ellos, cansados tras horas de excavar la nieve congelada. Hay unos tímidos intentos de charla, pero pronto decaen. Alguien apaga la última lámpara de gas y el silencio se apodera de la cueva.

***

Parece que todos duermen. Es hora de librarse de su gélido envoltorio. Esa es la parte que más le gusta, la que le hace asombrarse de sí mismo y de las aptitudes que posee para la caza. Se remueve dentro de ese bloque helado, ese gélido útero al cual él mismo dio forma aplicando su propia saliva, cuya composición química lograr transformar el hielo para crear una especie de «huevo»: una capa exterior dura y compacta que encierra un interior casi líquido, inapreciable visto desde afuera. Por suerte, y gracias a su evolucionado metabolismo, no necesita consumir oxígeno durante su particular hibernación.

De igual manera, posee una insuperable capacidad de mimetismo y de transformación. Es capaz de alterar su organismo para modificar su aspecto a voluntad y adquirir los rasgos físicos que se le antojen. Eso le sirve también para fingir heridas de todo tipo, letales o no. Un señuelo infalible a la hora de tranquilizar a aquellos que descubran su cuerpo congelado y que, en caso de advertir algo extraño que les haga recelar, como ha sucedido en esta ocasión, les hará descartar una hipotética resurrección por su parte.

Ahora mismo está todavía demasiado débil para romper todo el cascarón. Necesita llegar como sea a esa sangre que le ha goteado encima; que él ha provocado que le goteara encima. Con una uña impregnada en saliva escarba en la capa dura del «huevo» hasta llegar a la superficie. Por fin, alcanza su preciado objetivo. Desmenuza los pedacitos de sangre congelada, se los introduce en la boca y se los traga sin demora. Al instante percibe la energía que le ofrecen; la justa y necesaria para salir del interior de ese capullo helado. Después deberá arrastrarse en completo silencio hasta la cueva donde ellos duermen. Su primera víctima es crucial. El aperitivo principal. Debe matarla y devorarla sin despertar a nadie. Ella le proveerá de las fuerzas necesarias para acabar con todos los demás. Ella le hará invencible para la sangrienta lucha que sucederá a continuación. Ella será la pieza clave que le permitirá aplacar el hambre voraz que le posee. Luego podrá volver a esconderse y a hibernar de nuevo.

Imaginar todo eso le divierte, le excita y le llena de un enorme regocijo.

Le encanta enterrarse en el hielo y vestirse con su camuflaje de momia congelada.

Disfruta jugando con la innata curiosidad del ser humano.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Puntos: 208859

Un relato entretenido y bien contado, pero cuya estructura, me temo, no me ha seducido. La mayor parte de la narración reposa en ese momento de destapar a la bestia (ingeniosa, todo hay que decirlo, y lo más interesante de la historia junto al asunto de 1959) y no ha terminado de llenarme. Me ha parecido más un preludio que un relato en sí.

Los personajes me han resultado los propios de un slasher, no particularmente atractivos o resultones. Tampoco me ha llenado la voz en off. Me da la impresión de que me ha faltado un giro de tuerca, algo inesperado, algo más de gancho.

No le veo defectos formales destacables, la verdad, pero no me ha terminado de seducir. Me parece un relato correcto, ejecutado con experiencia y buena mano, pero al que le falta algo de chispa, quizás un poco más de ambición.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Bio Jesus
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Puntos: 1514

Un buen relato de terror clásico, muy emparentado con El enigma de otro mundo, un clásico entre los clásicos de los años 50 (si,el precursor de La cosa), contado a dos voces con un ritmo narrativo rápido y empleando  un estilo muy directo y sin demasiadas concesiones, lo que redunda en beneficio del relato, que se lee fácil.

Es cierto que es poco innovador, podrías haber buscado algún giro potente que redondease el relato, haber trabajado un esos personajes u poco más poco más ...pero lo que tenemos es un relato sólido, sin aristas, con un aroma a clásico de toda la vida que se agradece encontrarte en una antología.

Edito: ¿Y la nota, qué? Perdón, perdón. Le pongo un 4.

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Efepe
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Poblador desde: 28/05/2017
Puntos: 320

Bueno, vamos al lío.

La idea me ha gustado, pero no la ejecución. El ritmo es bastante irregular y se me hace como ir a trompicones.
Vamos por partes.
Al principio, no me queda claro porque lo liberan, si por el carácter impulsivo o por la influencia de la momia, en el mismo párrafo dejas las dos opciones.
La parte de los diálogos se me hace muy poco creible. No es una conversación propia de cientificos, parecen unos domingueros que se lo han encontrado por casualidad.
Con respecto a la voz del monstruo, creo que funcionaría mejor la primera persona, es un poco raro un punto de vista tan personal desde el punto de vista narrador.
Y llegamos al final. El punto más débil para mi gusto. Creo que le quita encanto a todo el trabajo previo, buscando una salida fácil, un ser que puede hacer lo que le plazca.

Por todo ello, mi puntuación es de un 2,4

EFePe

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Bio Jesus dijo:

Un buen relato de terror clásico, muy emparentado con El enigma de otro mundo, un clásico entre los clásicos de los años 50 (si,el precursor de La cosa), contado a dos voces con un ritmo narrativo rápido y empleando  un estilo muy directo y sin demasiadas concesiones, lo que redunda en beneficio del relato, que se lee fácil.

Es cierto que es poco innovador, podrías haber buscado algún giro potente que redondease el relato, haber trabajado un esos personajes u poco más poco más ...pero lo que tenemos es un relato sólido, sin aristas, con un aroma a clásico de toda la vida que se agradece encontrarte en una antología.

Edito: ¿Y la nota, qué? Perdón, perdón. Le pongo un 4.

Gracias por tus comentarios y tu puntuación.  En cuanto a los personajes... en un relato tan breve la verdad es que a mí no me interesa demasiado profundizar en ellos, ni tampoco me interesa que los demás profundicen, prefiero contar lo que pasa e intentar describirlo lo mejor posible.

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Efepe dijo:
Bueno, vamos al lío. La idea me ha gustado, pero no la ejecución. El ritmo es bastante irregular y se me hace como ir a trompicones. Vamos por partes. Al principio, no me queda claro porque lo liberan, si por el carácter impulsivo o por la influencia de la momia, en el mismo párrafo dejas las dos opciones. La parte de los diálogos se me hace muy poco creible. No es una conversación propia de cientificos, parecen unos domingueros que se lo han encontrado por casualidad. Con respecto a la voz del monstruo, creo que funcionaría mejor la primera persona, es un poco raro un punto de vista tan personal desde el punto de vista narrador. Y llegamos al final. El punto más débil para mi gusto. Creo que le quita encanto a todo el trabajo previo, buscando una salida fácil, un ser que puede hacer lo que le plazca. Por todo ello, mi puntuación es de un 2,4

Vaya, hombre. Resulta que escribí este relato con la participación del monstruo en primera persona y me resultó más creíble cuando lo cambié (tras la enésima revisión) a tercera y al final lo dejé así. Y ahora resulta que habría sido mejor al revés... en fin.

En cuanto a la liberación, creo que no lo has entendido bien. Ellos se tropiezan con él y a partir de que la criatura percibe que hay humanos cerca, toma el control e influye en ellos con su mente. Como explica la frase:

Al fin y al cabo, es él quien influye en sus mentes para que sea así una vez que es hallado.

Hay una cosa que me no sé si ha quedado clara, ellos no son científicos, son unos simples montañeros de excursión y da la casualidad de que uno de ellos es biólogo, pero nada más.

En fin, siento que no haya sido de tu gusto, pero se agradecen los comentarios.

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Una idea interesante al relacionar el incidente Dyatlov con la momia (aka La Cosa de Carpenter, ¿hay acaso mejor película de terror?). El resultado sin embargo no me ha convencido.

Lo que más me ha descolocado es la voz del narrador al principio que parece tratarse del monstruo “despersonalizado” pero que no concuerda en absoluto, pues habla como una persona, calculando en tiempo en horas o mencionando el símil de un títere y sus marionetas. En otro momento del relato he pensado que se trataba de la voz en off de un documental de “naturaleza” tipo David Attenborough pero el tono de los comentarios tampoco me cuadraba, parecía que disfrutaba con la expectativa de muerte.

La información que nos facilita además da a entender que seaon habituales las expediciones por páramos helados donde un grupo de domingueros se pierden para dar de comer al ser, vamos como si cada mes se perdiese uno, además con su respectivo listillo, etc. Ese anuncio constante de lo que va a suceder, obviamente es algo buscado, personalmente me entorpece la lectura y hace que no consiga fluidez.

Voy valorar el relato con 3 estrellas. Gracias por compartirlo.

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Germinal dijo:

Una idea interesante al relacionar el incidente Dyatlov con la momia (aka La Cosa de Carpenter, ¿hay acaso mejor película de terror?). El resultado sin embargo no me ha convencido.

Lo que más me ha descolocado es la voz del narrador al principio que parece tratarse del monstruo “despersonalizado” pero que no concuerda en absoluto, pues habla como una persona, calculando en tiempo en horas o mencionando el símil de un títere y sus marionetas. En otro momento del relato he pensado que se trataba de la voz en off de un documental de “naturaleza” tipo David Attenborough pero el tono de los comentarios tampoco me cuadraba, parecía que disfrutaba con la expectativa de muerte.

La información que nos facilita además da a entender que seaon habituales las expediciones por páramos helados donde un grupo de domingueros se pierden para dar de comer al ser, vamos como si cada mes se perdiese uno, además con su respectivo listillo, etc. Ese anuncio constante de lo que va a suceder, obviamente es algo buscado, personalmente me entorpece la lectura y hace que no consiga fluidez.

Voy valorar el relato con 3 estrellas. Gracias por compartirlo.

Leyendo vuestros comentarios me da la impresión de que he cometido errores de bulto, que no he conseguido ver a pesar de todos mis repasos. O no he cometido todos los que me apuntáis, pero no he sido capaz de hacer que vosotros lo entendierais como yo quería. Es cierto que la mayoría de las veces son puntos de vista diferentes entre el autor y sus posibles lectores. O eso creo yo.

Por ejemplo, yo no quería dar a entender que cada mes pasan por allí grupos de montañeros y le sirven de comida. De hecho, ese es el motivo por el cual hablo de hibernación, entendido como un proceso largo durante el cual pueden pasar meses, años, décadas o más tiempo, antes de que vuelva a pasar alguien por allí. Pero parece ser que eso no se ha entendido así, como el hecho de que NO son científicos, sino montañeros entre los cuales hay uno que casualmente es biólogo.

Por otro lado, ¿tú también opinas que la parte relativa al monstruo-momia debería haberla escrito en primera persona? Que por otra parte, era como estaba escrita originalmente, pero como ya expliqué, me sonaba extraño, como forzado, y por eso lo cambié a tercera.

Gracias por la valoración y comentarios.

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Dr. Ziyo dijo:

Germinal dijo:

Una idea interesante al relacionar el incidente Dyatlov con la momia (aka La Cosa de Carpenter, ¿hay acaso mejor película de terror?). El resultado sin embargo no me ha convencido.

Lo que más me ha descolocado es la voz del narrador al principio que parece tratarse del monstruo “despersonalizado” pero que no concuerda en absoluto, pues habla como una persona, calculando en tiempo en horas o mencionando el símil de un títere y sus marionetas. En otro momento del relato he pensado que se trataba de la voz en off de un documental de “naturaleza” tipo David Attenborough pero el tono de los comentarios tampoco me cuadraba, parecía que disfrutaba con la expectativa de muerte.

La información que nos facilita además da a entender que seaon habituales las expediciones por páramos helados donde un grupo de domingueros se pierden para dar de comer al ser, vamos como si cada mes se perdiese uno, además con su respectivo listillo, etc. Ese anuncio constante de lo que va a suceder, obviamente es algo buscado, personalmente me entorpece la lectura y hace que no consiga fluidez.

Voy valorar el relato con 3 estrellas. Gracias por compartirlo.

Leyendo vuestros comentarios me da la impresión de que he cometido errores de bulto, que no he conseguido ver a pesar de todos mis repasos. O no he cometido todos los que me apuntáis, pero no he sido capaz de hacer que vosotros lo entendierais como yo quería. Es cierto que la mayoría de las veces son puntos de vista diferentes entre el autor y sus posibles lectores. O eso creo yo.

Por ejemplo, yo no quería dar a entender que cada mes pasan por allí grupos de montañeros y le sirven de comida. De hecho, ese es el motivo por el cual hablo de hibernación, entendido como un proceso largo durante el cual pueden pasar meses, años, décadas o más tiempo, antes de que vuelva a pasar alguien por allí. Pero parece ser que eso no se ha entendido así, como el hecho de que NO son científicos, sino montañeros entre los cuales hay uno que casualmente es biólogo.

Por otro lado, ¿tú también opinas que la parte relativa al monstruo-momia debería haberla escrito en primera persona? Que por otra parte, era como estaba escrita originalmente, pero como ya expliqué, me sonaba extraño, como forzado, y por eso lo cambié a tercera.

Gracias por la valoración y comentarios.

Es que la información que nos facilita tampoco en primera persona cuadraría, siento empecinarme en ello. Entendiendo que es un ser que hiberna para alimentarse pero en su pensamiento no cabrían expresiones como las que citaba antes (marionetas). Por otro lado, cuán habituales pueden ser las expediciones en un contexto de décadas o siglos para que se repitan situaciones o expresiones de la misma manera. Me cuadra más un ser "atemporal" que ha vivido por milenios, quizás desde la era glacial.

A la pregunta, por cierto, obviando lo anterior, quizás sí que ganaría fuerza.

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Germinal dijo:
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Germinal dijo:

Una idea interesante al relacionar el incidente Dyatlov con la momia (aka La Cosa de Carpenter, ¿hay acaso mejor película de terror?). El resultado sin embargo no me ha convencido.

Lo que más me ha descolocado es la voz del narrador al principio que parece tratarse del monstruo “despersonalizado” pero que no concuerda en absoluto, pues habla como una persona, calculando en tiempo en horas o mencionando el símil de un títere y sus marionetas. En otro momento del relato he pensado que se trataba de la voz en off de un documental de “naturaleza” tipo David Attenborough pero el tono de los comentarios tampoco me cuadraba, parecía que disfrutaba con la expectativa de muerte.

La información que nos facilita además da a entender que seaon habituales las expediciones por páramos helados donde un grupo de domingueros se pierden para dar de comer al ser, vamos como si cada mes se perdiese uno, además con su respectivo listillo, etc. Ese anuncio constante de lo que va a suceder, obviamente es algo buscado, personalmente me entorpece la lectura y hace que no consiga fluidez.

Voy valorar el relato con 3 estrellas. Gracias por compartirlo.

Leyendo vuestros comentarios me da la impresión de que he cometido errores de bulto, que no he conseguido ver a pesar de todos mis repasos. O no he cometido todos los que me apuntáis, pero no he sido capaz de hacer que vosotros lo entendierais como yo quería. Es cierto que la mayoría de las veces son puntos de vista diferentes entre el autor y sus posibles lectores. O eso creo yo.

Por ejemplo, yo no quería dar a entender que cada mes pasan por allí grupos de montañeros y le sirven de comida. De hecho, ese es el motivo por el cual hablo de hibernación, entendido como un proceso largo durante el cual pueden pasar meses, años, décadas o más tiempo, antes de que vuelva a pasar alguien por allí. Pero parece ser que eso no se ha entendido así, como el hecho de que NO son científicos, sino montañeros entre los cuales hay uno que casualmente es biólogo.

Por otro lado, ¿tú también opinas que la parte relativa al monstruo-momia debería haberla escrito en primera persona? Que por otra parte, era como estaba escrita originalmente, pero como ya expliqué, me sonaba extraño, como forzado, y por eso lo cambié a tercera.

Gracias por la valoración y comentarios.

Es que la información que nos facilita tampoco en primera persona cuadraría, siento empecinarme en ello. Entendiendo que es un ser que hiberna para alimentarse pero en su pensamiento no cabrían expresiones como las que citaba antes (marionetas). Por otro lado, cuán habituales pueden ser las expediciones en un contexto de décadas o siglos para que se repitan situaciones o expresiones de la misma manera. Me cuadra más un ser "atemporal" que ha vivido por milenios, quizás desde la era glacial. A la pregunta, por cierto, obviando lo anterior, quizás sí que ganaría fuerza.

En resumen, tendría que reescribirlo entero, jajajjaa. Gracias, Germinal.

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Stendek
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El relato me parece interesante, con algunos problemas estructurales, personajes un tanto planos y muy metidos dentro de estereotipos peliculeros, pero con un problema para mi fatal: si el bicho, como es obvio, permanece vivo, en estado de hibernación ¿por que es una momia? El autor, astutamente, se dio cuenta de este detalle y procuró enmendarlo sobre la marcha metiendo el fragmento sobre Otzi.

Buen detalle el de citar como precedente el incidente del Paso Dyatlov.

No le voy a dar puntaje, pues en el relato no hay realmente una momia.

Un saludo,

Javier Garrido

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Dr. Ziyo
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Stendek dijo:

El relato me parece interesante, con algunos problemas estructurales, personajes un tanto planos y muy metidos dentro de estereotipos peliculeros, pero con un problema para mi fatal: si el bicho, como es obvio, permanece vivo, en estado de hibernación ¿por que es una momia? El autor, astutamente, se dio cuenta de este detalle y procuró enmendarlo sobre la marcha metiendo el fragmento sobre Otzi.

Buen detalle el de citar como precedente el incidente del Paso Dyatlov.

No le voy a dar puntaje, pues en el relato no hay realmente una momia.

Un saludo,

Javier Garrido

El bicho es una momia porque toma ese aspecto para sus fines, algo que se explica en el relato.

Por cierto, no lo enmendé sobre la marcha, de hecho la idea original era esa: una criatura que se hace pasar por una momia para conseguir su alimento.

Un saludo, Javier.

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Curro
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El autor entra de nuevo a concurso con una buena variedad de relatos muy distintos entre sí (me queda uno por leer). Vamos con este.

Bien escrito, me gusta esa forma de narrar centrada en la historia y los diálogos, muy directa. Se incluye mucho contenido en pocas palabras y no siento que falte nada. La capacidad de síntesis es una buena habilidad en este tipo de certamen.

Una aproximación muy original, o más bien aproximaciones. Me gustan los relatos que cuentan pequeñas historias, y en este se nos mencionan varias. La más conocida, la del Yeti, claro; la siguiente, la del hombre de Ötzi, menos popular pero bastante conocida aunque sea de pasada; por último, la del paso Dyatlov, que da nombre al relato, unos hechos de los que no tenía ni idea. Diría que estas tres pequeñas historietas son la base real del relato, no tanto la bestia “protagonista” (luego voy a ella), por muy llamativa y extraña que sea. Lo que más me ha gustado ha sido cómo se desarrollan los hechos: unos alpinistas (en este punto decir que no me queda clara la causa por la que están ahí; no es importante, pero sí me incomoda no saberla; igual se menciona, pero no me caló) encuentran una mierda muy rara y espeluznante sepultada en la nieva y empiezan a divagar sobre qué puede ser. Y al final, no es ni opción A, ni B, ni C (o al menos no la C al completo), sino otra cosa más espeluznante. Me ha gustado.

No me convence tanto el bicho, porque tiene el síndrome de exceso de superpoderes. Yo soy muy aficionado al cómic estadounidense y me gustan los superhéroes humildes con una capacidad especial o dos, pero no los que son como Superman que tienen fuerza, velocidad, vuelo, resistencia, rayos láser por los ojos y aliento de vendaval. Tu criatura es un poco el Superman de la criptozoología, si se me permite la comparación: gran fuerza, raciocinio, capacidad de momificarse, aparente longevidad, poderes psíquicos…. El carácter es el apropiado ―un cazador sabio, metódico, paciente―, pero el despliegue de medios hace que me plantee… ¿realmente siendo tan poderoso como es tiene que esperar sepultado en la nieve para que alguien lo desentierre y poder comérselo? No parece una buena estrategia evolutiva, la verdad… Pero es mi opinión personal; después de todo, a mucha gente le gusta Superman.

Pero me gusta de todos modos, creo que funciona. Juega muy bien la baza de la originalidad, nunca se me había ocurrido un ser que pudiera momificarse y desmomificarse, creo que es una gran idea. El escenario acompaña y también las anécdotas e historias.

No puedo dejar de comentar los pequeños toques de humor; la bestia es un tanto socarrona cuando se mofa de los humanos.

Y ahora que ya le han visto la cara es cuando alguno de ellos sugerirá que quizás se trate del Yeti

–No sé qué es esto, pero creo que podría ser el Yeti

Muy bueno, efectivo. Me pregunto si no se podría haber explorado más esta faceta del ser.

Le adjudico 3 estrellas.

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Dr. Ziyo
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Puntos: 2776

Curro dijo:

El autor entra de nuevo a concurso con una buena variedad de relatos muy distintos entre sí (me queda uno por leer). Vamos con este.

Bien escrito, me gusta esa forma de narrar centrada en la historia y los diálogos, muy directa. Se incluye mucho contenido en pocas palabras y no siento que falte nada. La capacidad de síntesis es una buena habilidad en este tipo de certamen.

Una aproximación muy original, o más bien aproximaciones. Me gustan los relatos que cuentan pequeñas historias, y en este se nos mencionan varias. La más conocida, la del Yeti, claro; la siguiente, la del hombre de Ötzi, menos popular pero bastante conocida aunque sea de pasada; por último, la del paso Dyatlov, que da nombre al relato, unos hechos de los que no tenía ni idea. Diría que estas tres pequeñas historietas son la base real del relato, no tanto la bestia “protagonista” (luego voy a ella), por muy llamativa y extraña que sea. Lo que más me ha gustado ha sido cómo se desarrollan los hechos: unos alpinistas (en este punto decir que no me queda clara la causa por la que están ahí; no es importante, pero sí me incomoda no saberla; igual se menciona, pero no me caló) encuentran una mierda muy rara y espeluznante sepultada en la nieva y empiezan a divagar sobre qué puede ser. Y al final, no es ni opción A, ni B, ni C (o al menos no la C al completo), sino otra cosa más espeluznante. Me ha gustado.

No me convence tanto el bicho, porque tiene el síndrome de exceso de superpoderes. Yo soy muy aficionado al cómic estadounidense y me gustan los superhéroes humildes con una capacidad especial o dos, pero no los que son como Superman que tienen fuerza, velocidad, vuelo, resistencia, rayos láser por los ojos y aliento de vendaval. Tu criatura es un poco el Superman de la criptozoología, si se me permite la comparación: gran fuerza, raciocinio, capacidad de momificarse, aparente longevidad, poderes psíquicos…. El carácter es el apropiado ―un cazador sabio, metódico, paciente―, pero el despliegue de medios hace que me plantee… ¿realmente siendo tan poderoso como es tiene que esperar sepultado en la nieve para que alguien lo desentierre y poder comérselo? No parece una buena estrategia evolutiva, la verdad… Pero es mi opinión personal; después de todo, a mucha gente le gusta Superman.

Pero me gusta de todos modos, creo que funciona. Juega muy bien la baza de la originalidad, nunca se me había ocurrido un ser que pudiera momificarse y desmomificarse, creo que es una gran idea. El escenario acompaña y también las anécdotas e historias.

No puedo dejar de comentar los pequeños toques de humor; la bestia es un tanto socarrona cuando se mofa de los humanos.

Y ahora que ya le han visto la cara es cuando alguno de ellos sugerirá que quizás se trate del Yeti

–No sé qué es esto, pero creo que podría ser el Yeti

Muy bueno, efectivo. Me pregunto si no se podría haber explorado más esta faceta del ser.

Le adjudico 3 estrellas.

Me congratula ver que la idea te parezca original, Curro, es algo que intento casi siempre.

Sobre por qué los alpinistas están ahí... es un sitio cualquiera, una montaña cualquiera, aunque nefasta para ellos. Podría haber sido el Montblanc... pero allí no estaba Dyatlov. no

Eso del "síndrome de exceso de superpoderes" me ha resultado gracioso y me has hecho reflexionar con tu razonamiento. No lo había visto yo de esa manera y creo que andas bastante acertado y se le podría haber dotado de menos "poderes".

En cuanto a lo que comentas de que se mofa de los humanos, si hubieras leído la versión original, en la cual estas apariciones de la bestia-momia son en primera persona, verías que esto es más acusado todavía.

Gracias por tus comentarios y valoración.

 

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Bien escrito, correcto relato. Mira que ir a estar enterrado el bicho en la misma montaña donde Dyatlov y sus amigos acabaron fatal... ahora que lo pienso, por eso esa zona es muy conocida (ahora por el incidente pero ya desde los tiempos del grupo es una zona de montañismo que vive precisamente de los que llegar para escalar y hacer montañismo), es raro que unos montañeros rusos pasen por ahí y lo desconozcan... hay detalles que no fueron así pero pueden haber sido contados así para dar más dramatismo ante los colegas (no llevaban armas, los daños en ojos, narices y lenguas fueron debidos al propio proceso de descongelación porque esos fueron encontrados meses después bajo metros de nieve en una hondonada en el bosque, mientras Igor, y otros los encontraron mucho antes y más cerca de la tienda).

Tres estrellas y media; ***´

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Bien escrito, correcto relato. Mira que ir a estar enterrado el bicho en la misma montaña donde Dyatlov y sus amigos acabaron fatal... ahora que lo pienso, por eso esa zona es muy conocida (ahora por el incidente pero ya desde los tiempos del grupo es una zona de montañismo que vive precisamente de los que llegar para escalar y hacer montañismo), es raro que unos montañeros rusos pasen por ahí y lo desconozcan... hay detalles que no fueron así pero pueden haber sido contados así para dar más dramatismo ante los colegas (no llevaban armas, los daños en ojos, narices y lenguas fueron debidos al propio proceso de descongelación porque esos fueron encontrados meses después bajo metros de nieve en una hondonada en el bosque, mientras Igor, y otros los encontraron mucho antes y más cerca de la tienda).

Tres estrellas y media; ***´

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Bien escrito, correcto relato. Mira que ir a estar enterrado el bicho en la misma montaña donde Dyatlov y sus amigos acabaron fatal... ahora que lo pienso, por eso esa zona es muy conocida (ahora por el incidente pero ya desde los tiempos del grupo es una zona de montañismo que vive precisamente de los que llegar para escalar y hacer montañismo), es raro que unos montañeros rusos pasen por ahí y lo desconozcan... hay detalles que no fueron así pero pueden haber sido contados así para dar más dramatismo ante los colegas (no llevaban armas, los daños en ojos, narices y lenguas fueron debidos al propio proceso de descongelación porque esos fueron encontrados meses después bajo metros de nieve en una hondonada en el bosque, mientras Igor, y otros los encontraron mucho antes y más cerca de la tienda).

Tres estrellas y media; ***´

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Ligeia dijo:

Bien escrito, correcto relato. Mira que ir a estar enterrado el bicho en la misma montaña donde Dyatlov y sus amigos acabaron fatal... ahora que lo pienso, por eso esa zona es muy conocida (ahora por el incidente pero ya desde los tiempos del grupo es una zona de montañismo que vive precisamente de los que llegar para escalar y hacer montañismo), es raro que unos montañeros rusos pasen por ahí y lo desconozcan... hay detalles que no fueron así pero pueden haber sido contados así para dar más dramatismo ante los colegas (no llevaban armas, los daños en ojos, narices y lenguas fueron debidos al propio proceso de descongelación porque esos fueron encontrados meses después bajo metros de nieve en una hondonada en el bosque, mientras Igor, y otros los encontraron mucho antes y más cerca de la tienda).

Tres estrellas y media; ***´

Si lo piensas, Rusia es muy muy grande y no todos sus habitantes tienen que conocer la historia de Dyatlov, aunque por otro lado, siendo montañeros podríamos pensar que deberían conocerla. No sé, en mi opinión creo que es algo opinable, ¿no?

Muchas gracias por tus comentarios y tu puntuación, Ligeia, que al ser en mensaje triplicado, sube hasta las diez estrellas y media. no

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Ligeia
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Puntos: 1152

 

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Muchas gracias por tus comentarios y tu puntuación, Ligeia, que al ser en mensaje triplicado, sube hasta las diez estrellas y media. no

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Madre Mía jajajajaja

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Ligeia dijo:

Dr. Ziyo dijo:

 

Muchas gracias por tus comentarios y tu puntuación, Ligeia, que al ser en mensaje triplicado, sube hasta las diez estrellas y media. no

Madre Mía jajajajaja

Son los nervios del principiante, sin duda. XD

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Eddy Sega
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Poblador desde: 16/12/2011
Puntos: 2382

 

No conocía el misterio en torno al que gira la trama y creo que el relato habría ganado si los protagonistas hubiesen sido los excursionistas reales. Pero eso es una opinión basada en lo que me hubiera gustado, no tiene nada que ver con la valoración.

Opino que los personajes son un tanto planos, entiendo que en tan pocas palabras es complicado darle a cada uno una voz propia, pero quizás se podría eliminar alguno de ellos para dotar de más protagonismo a los restantes. Aún así creo que el fuerte del relato son las conversaciones que tienen entre ellos, aunque he de decir que la voz del narrador me parece demasiado aséptica, prácticamente es un enunciador de quién habla en cada momento.

Hubiese preferido que la parte de los sentimientos de la momia fuesen en primera persona, dos narraciones tan distintas en tercera persona se hace un poco raro. Por último, me sumo a lo ya comentado por Curro, encuentro que la momia es demasiado chanante y todo le viene rodado. 

Pese a lo mencionado, he de decir que, en  general, me ha parecido un relato entretenido.

 

Me reservo la votación a la espera de leer más relatos.

 

Saludos!

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Stendek
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Poblador desde: 27/05/2020
Puntos: 198

Stendek dijo:

El relato me parece interesante, con algunos problemas estructurales, personajes un tanto planos y muy metidos dentro de estereotipos peliculeros, pero con un problema para mi fatal: si el bicho, como es obvio, permanece vivo, en estado de hibernación ¿por que es una momia? El autor, astutamente, se dio cuenta de este detalle y procuró enmendarlo sobre la marcha metiendo el fragmento sobre Otzi.

Buen detalle el de citar como precedente el incidente del Paso Dyatlov.

No le voy a dar puntaje, pues en el relato no hay realmente una momia.

Un saludo,

Javier Garrido

Bueno, voy a puntuarlo: 2,5

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Eddy Sega dijo:

Me reservo la votación a la espera de leer más relatos.

Sé que me repito un poco, pero los votos en estos casos, por favor, ponedlos como un mensaje nuevo.

Si editáis mensajes antiguos para poner los votos, a veces no los veo.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Eddy Sega dijo:

 

No conocía el misterio en torno al que gira la trama y creo que el relato habría ganado si los protagonistas hubiesen sido los excursionistas reales. Pero eso es una opinión basada en lo que me hubiera gustado, no tiene nada que ver con la valoración.

Opino que los personajes son un tanto planos, entiendo que en tan pocas palabras es complicado darle a cada uno una voz propia, pero quizás se podría eliminar alguno de ellos para dotar de más protagonismo a los restantes. Aún así creo que el fuerte del relato son las conversaciones que tienen entre ellos, aunque he de decir que la voz del narrador me parece demasiado aséptica, prácticamente es un enunciador de quién habla en cada momento.

Hubiese preferido que la parte de los sentimientos de la momia fuesen en primera persona, dos narraciones tan distintas en tercera persona se hace un poco raro. Por último, me sumo a lo ya comentado por Curro, encuentro que la momia es demasiado chanante y todo le viene rodado. 

Pese a lo mencionado, he de decir que, en  general, me ha parecido un relato entretenido.

 

Me reservo la votación a la espera de leer más relatos.

 

Saludos!

Como ya he dicho en algún comentario, que no sé si habrás leído, en la historia que escribí originalmente, los pensamientos de la momia estaban en primera persona, pero lo cambié a última hora pensando que lo hacían parecer menos creíble.

Gracias por los comentarios, Eddy.

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Stendek dijo:

Stendek dijo:

El relato me parece interesante, con algunos problemas estructurales, personajes un tanto planos y muy metidos dentro de estereotipos peliculeros, pero con un problema para mi fatal: si el bicho, como es obvio, permanece vivo, en estado de hibernación ¿por que es una momia? El autor, astutamente, se dio cuenta de este detalle y procuró enmendarlo sobre la marcha metiendo el fragmento sobre Otzi.

Buen detalle el de citar como precedente el incidente del Paso Dyatlov.

No le voy a dar puntaje, pues en el relato no hay realmente una momia.

Un saludo,

Javier Garrido

Bueno, voy a puntuarlo: 2,5

Gracias, Stendek.

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

Buen relato que se apoya en la inevitabilidad de la maldición genérica que arrastran las momias —a pesar del cambio de escenario— a través de los pensamientos de la criatura. También se aprecia el juego protagonizado por las víctimas, idéntico al de cualquier película slasher, en el que la curiosidad vence a la prudencia. Se lee con facilidad y no se confunden los varios personajes en un texto tan corto. El autor decide enfocar los preámbulos más que las consecuencias, ya sabidas por otra parte. A pesar de que el final sugiere a la perfección lo que sucederá, tengo la impresión de que el límite de palabras juega en contra de una historia que podría alcanzar un clímax de haber dispuesto de mil palabras más. Al fin y al cabo, la parte más relevante de los slashers es la de las muertes sangrientas.

Mi valoración es de 3 estrellas.

 

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Hedrigall dijo:

Buen relato que se apoya en la inevitabilidad de la maldición genérica que arrastran las momias —a pesar del cambio de escenario— a través de los pensamientos de la criatura. También se aprecia el juego protagonizado por las víctimas, idéntico al de cualquier película slasher, en el que la curiosidad vence a la prudencia. Se lee con facilidad y no se confunden los varios personajes en un texto tan corto. El autor decide enfocar los preámbulos más que las consecuencias, ya sabidas por otra parte. A pesar de que el final sugiere a la perfección lo que sucederá, tengo la impresión de que el límite de palabras juega en contra de una historia que podría alcanzar un clímax de haber dispuesto de mil palabras más. Al fin y al cabo, la parte más relevante de los slashers es la de las muertes sangrientas.

Mi valoración es de 3 estrellas.

 

En efecto, el límite de palabras ha jugado en mi contra, o a lo mejor, he sido yo el que no ha sabido jugar con el límite de palabras. En todo caso, gracias por comentar y puntuar, Hedrigall.

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mawser
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Poblador desde: 17/07/2009
Puntos: 253

Me ha gustado el rollo ciencia ficción clásica que destila el relato. Para mí son todo un acierto los insertos en tercera persona acerca de la criatura; creo que esa tercera persona le permite jugar al autor con el humor negro, y hace que el relato gane bastante. En la parte negativa resaltaré los diálogos, poco creíbles en general.

En todo caso, un relato muy entretenido y clasicote. 

Le doy un 3,5.

https://www.facebook.com/La-Logia-del-Gato-304717446537583

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

mawser dijo:

Me ha gustado el rollo ciencia ficción clásica que destila el relato. Para mí son todo un acierto los insertos en tercera persona acerca de la criatura; creo que esa tercera persona le permite jugar al autor con el humor negro, y hace que el relato gane bastante. En la parte negativa resaltaré los diálogos, poco creíbles en general.

En todo caso, un relato muy entretenido y clasicote. 

Le doy un 3,5.

Gracias por tus comentarios y tu valoración, mawser.

Tomo nota de lo que dices de los diálogos, porque es algo que considero muy importante y siempre intento hacer que parezcan lo más naturales posible, de hecho, como todo el relato, están repasados y más que repasados.

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
Puntos: 352

Ya solo la idea de unir Ötzi y Dyatlov muestra ingenio y requiere esfuerzo. Quizá los diálogos son un poco mecánicos y, a veces, el narrador los anticipa, pero el relato se lee con interés. Una objección, no obstante, si que tengo. La voz itálica es un poco confusa. A veces parece que el narrador está dentro del monstruo, un monstruo que parece omnisciente,  y otras veces parece que está fuera de la momia enquistada. Eso desconcierta un poco. A mí, al menos.

Por lo demás, por lo entretenido del asunto y a pesar de la previsibilidad que, incluso, parece ser buscada por el autor, yo creo que merece 3,5 estrellas. Por, esencialmente, el intento de contextualización.

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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