Era de las personas que miraban fijamente el sol. Aurelio, como un girasol, recibía la energía suficiente para sobrevivir de semana en semana. Por ello, le chafó la noticia: se esperaban meses de lluvias, orvallos, granizadas y nevadas. Y lo peor es que ni en las regiones limítrofes se esperaba ni un rayo de sol en cinco meses, cinco largos meses que Aurelio no estaba dispuesto a pasar así.