De Botox, Photoshop y la eterna juventud

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Nos preguntamos acerca de si a las estrellas de cine les va a seguir compensando gastarse los cuartos en operaciones estéticas porque hasta para esto la era digital parece tener ya solución.

En Indiana Jones y la última cruzada, Indy se tenía que jugar el pellejo para pasar las famosas tres pruebas finales y conseguir así el Santo grial, que se decía que tenía propiedades curativas y otorgaba la eterna juventud a quien bebía de él. En aquel caso era Walter Donovan, uno de los malos de la función, el que estaba obsesionado con la vida eterna.

 

Aunque también en la vida real hay quien también vive obsesionado con tener siempre un aspecto joven, lo cierto es que existen otros métodos menos peligrosos para intentar ocultar el paso del tiempo que los berenjenales en los que se mete Indiana Jones. No vamos a entrar en el ya manido y trillado tema de la tiranía de la belleza, la estética y la juventud en la sociedad y por consiguiente en el mundo del cine, pero podemos afirmar que para que las estrellas del celuloide luzcan jóvenes y lozanas en la pantalla y sigan en el candelero (en el candelabro que diría aquélla) unos cuantos años más, ya no va a hacer falta que se jueguen literalmente el pellejo ellos también en el quirófano, en ocasiones con dudosos resultados.

 

 

 

Y es que según algunas películas que hemos visto últimamente, comprobado está que el mayor enemigo de las arrugas ya no es el Botox ni las operaciones de estiramiento facial, sino el ordenador. Porque cada vez es más normal ver a los actores y las actrices quitándose unos cuantos años (décadas incluso) a golpe de píxel y, visto, lo visto, parece una opción técnicamente viable. Lo hemos visto hace no mucho en Los sustitutos, donde Bruce Willis, gracias a la técnica digital, se quitaba de golpe y porrazo unos cuantos años de encima, y además durante casi medio metraje de la película. Luego junto con el toque añadido de una horrible peluca rubia, el hombre parecía sacado de la primera Jungla de cristal, en edad por lo menos, porque con ese pelo parecía más bien un sucedáneo de Lauren Postigo. No era este un film de bajo presupuesto precisamente, pero tampoco creemos que cueste más dinero que cualquier otro efecto especial.

 

 

Aunque el ejemplo más claro de todo esto lo encontramos en El curioso caso de Benjamin Button, donde veíamos a un Brad Pitt de todas las edades posibles, y hacia el final de la película nos lo encontrábamos hecho un pipiolo, como cuando empezó en esto del cine. Hay más ejemplos recientes, y otro caso bastante famoso y que se nos quedó en la retina fue la “vuelta” del Schwarzenegger de 1984 en Terminador salvation, la última parte de la saga rodada hasta ahora. Ahí a modo de cameo se nos apareció un “Chuache” digital y rejuvenecido que daba bastante el pego. La última aparición que queremos destacar, ésta casi también testimonial, fue la de un joven Profesor Xavier en X-Men orígenes: Lobezno, donde aparecía con unos años menos que en la saga original para darle coherencia al asunto, claro.

 

 

 

Siguiendo un poco con el tema de los X-Men, destacamos uno de esos rumores de los que se habla en los mentideros de Hollywood y que tiene algo que ver con todo esto, y es que (visto el éxito del spin-off de Lobezno), ya se estaba pensando en hacer otro, pero en esta ocasión con el personaje de Magneto, que como bien sabemos fue interpretado por un ya maduro Ian McKellen. Los responsables finalmente han desechado la idea de contar con el actor británico “por ser demasiado mayor” para interpretarlo. Pues será porque él no quiere.

 

Como se puede comprobar, hay varios casos en poco tiempo y parece que esto va a más. En estos tiempos de Alta Definición, pantallas grandes y Blu-Rays de marras, donde cada vez se ve todo más claro, más grande y más definido, y donde aparte de los pelos de la nariz al detalle vamos a terminar viendo las cicatrices y las marcas de las operaciones estéticas incluso por encima de toneladas de maquillaje, es lógico pensar que ya haya quien tenga que empezar a pensar en soluciones digitales para disimular sus taras físicas. ¿Llegará el día de firmar estos arreglos por contrato? Pues vaya usted a saber.

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Patapalo
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A veces me pregunto si parte de la magia del cine no está desapareciendo por exceso de información. Me acuerdo de aquella leyenda sobre Hamill y la deformación por ácido que le habría condenado a hacer de monstruos en serie B.

Supongo que, en realidad, nada tiene demasiada importancia, y todo tendrá sus pros y sus contras (los actores ahora no tendrán que ir contrarreloj para labrar su carrera), pero no deja de ser extraño e inquietante el tema. Al menos, no les hará tanto mal el retoque digital como el retoque al bisturí...

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Ayrim
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Muy interesante artículo. La verdad que cuando vi "El curioso caso de ..." y vi a Brad Pitt, como bien dices en el artículo, en sus tiempos de como comenzó su carrera cinematográfica, me dio cierto repelús, no sé...como miedo. ¿La magia del cine o el peligro de que nada, nada de nada es real?

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