Blue Max
Un comentario sobre el magnífico juego de estrategia ambientado en la I Guerra Mundial de GDW Games
Este juego fue una de la más agradables sorpresas que he tenido en esta materia. Un día, un colega nos avisó de que los estaban saldando y que merecía mucho la pena pillarlo. Sin dudar, lo hicimos, y nos llevamos a casa, sin saberlo, una pequeña joya.
A diferencia de otros juegos sobre las guerras mundiales, Blue Max se centra única y exclusivamente en los duelos aéreos. En él se recrean los combates de estos modernos caballeros a lomos de sus aeroplanos. No hay estrategia global, sino tan solo la elegante táctica de los combates entre aviones.
El apartado histórico está muy cuidado. Se han contemplado numerosos modelos y se especifican los periodos y países en los que se usaron. También hay indicaciones sobre cómo hacer una campaña cronológica y unos cuantos modelos famosos, como el Barón Rojo. En este sentido, el juego resulta muy instructivo.
El apartado diseño es también sobresaliente. El juego cuenta con un tablero único (cuyo valor es mostrar, en caso de aterrizaje, si los pilotos quedan en territorio amigo o enemigo), numerosos peones de cartón de buena calidad que representan los distintos aviones con ilustraciones muy cuidadas y una serie de marcadores y material complementario de igual calidad y buen gusto. Sí que es cierto que ahora se ofertan miniaturas de aviones que pueden sustituir los mencionados peones, pero hay que reconocer que estos cumplían a la perfección su cometido.
Mención aparte merecen las fichas de avión. En ellas se registra el estado del aeroplano (qué tal vamos de combustible, munición y qué tal se encuentra el fuselaje) y las maniobras que este puede realizar, que pueden variar mucho en función del piloto y el modelo. Dichas maniobras vienen acompañadas de unos cuántos códigos alfanuméricos, tipo 3RL, que nos permiten identificarlas.
El sistema de juego se apoya por completo en estas maniobras: cada turno, los jugadores anotan en secreto qué movimientos van a realizar sus aviones y luego estos se resuelven simultáneamente. Esto hace que las partidas sean apasionantes y muy estratégicas, pues hay que adivinar qué movimientos van a realizar nuestros adversarios... y nuestros aliados. Hay que tener en cuenta, además, que muchos aviones de la época disparaban solo hacia adelante, por lo que la posición, la trayectoria y la velocidad son vitales en todo momento.
También resulta muy impactante el sistema de daños, que no se limita a restar puntos de blindaje, sino que comporta muchos efectos secundarios. Para determinar los daños, en función de la calidad del impacto se roban una serie de fichas, azules o rojas, de una bolsa. Dichas fichas indicaban el resultado de los impactos, que podía ir desde perforaciones del depósito de combustible, rotura de los alerones, muerte del piloto, etc.
La variedad de situaciones en las que se veían envueltos los aviones en este juego hacía que cada partida fuera muy distinta a pesar de no haber escenografía. Al mismo tiempo, el sistema de juego era muy sencillo: el movimiento era por casillas en un tablero dividido por hexágonos, se contaban las alturas de vuelo de un modo muy intuitivo, elegir las maniobras era bastante sencillo, la resolución de los combates resultaba ágil y variada...
Esto hacía que el juego fuera tan completo como apasionante. Es difícil transmitir la emoción que se podía sentir cuando tu avión caía en barrena o cuando ya alcanzabas a ponerte a cola de un maldito Albatros. Aterrizajes forzosos, encerronas, huidas en el último momento, faroles cuando no te queda ya munición...
Un último aspecto a señalar es que el juego permitía cualquier número de jugadores a partir de dos, ya que cada uno podía encarnar a un piloto distinto. Nosotros llegamos a jugar a cuatro, pero estoy seguro de que con más tenía que ser una auténtica juerga.
En definitiva: un juego de estrategia memorable. Espero que se pueda seguir localizando por Internet.
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Me recuerda al también genial "caballeros del aire" de la extinta NAC.
“Quien vence sin obstáculos vence sin gloria”