Zero: Una emergencia
ECC aprovecha la creciente popularidad de Ales Kot para publicar uno de sus mejores trabajos
Aquellas personas que siguieran Vengadores Secretos durante la etapa de Nick Spencer recordarán un trabajo desganado, que iba y volvía número a número de la indefinición a lo intrascendente hasta que el guionista comenzó a colaborar con Ales Kot, al que vendían como el creador de Zero, una serie de Image. El cambio fue radical, ya que Kot, además de aportar una dirección clara a la colección, supo afilarla con diálogos no derivativos y una personalidad muy marcada. Esto se acentuó mucho más en cuanto se hizo con los guiones del título en exclusiva, convirtiendo a Vengadores Secretos en uno de los estandartes de la Marvel más arriesgada temática y estéticamente.
Las ganas, por tanto, de echar el guante a Zero, la serie que con la que llamó la atención de Marvel, eran enormes y, por suerte, ya han sido satisfechas. Zero se presenta como una historia de superespías cuyo planteamiento remite de forma instintiva a los de series de Warren Ellis como Global Frequency: violencia hiperbólica en primerísimo primer plano, política ficción, diálogos mordaces, capítulos que funcionan de manera independiente y que cuentan con dibujantes diferentes. Pero Kot no solo se fija en el responsable de Planetary, sino que se aleja de la corrosión satírica de este para abrazar la amargura del Garth Ennis más crepuscular (a quien dedica el segundo número de la serie): Zero es la historia que cuenta un hombre cansado a un chaval que quiere matarlo, tal y como él mismo hizo tantas veces años atrás.
Kot se incorpora con este trabajo al puesto que dejó vacante Mark Millar cuando decidió dedicarse al boyante negocio de las adaptaciones cinematográficas. Más allá de la provocación o la pose resultona, en Zero hay inteligencia y ganas de contar algo más de un modo diferente. Por si fuera poco, la propuesta crece en proporción áurea número a número, hasta el punto de que el final de este primer volumen dejará al lector boquiabierto por el salto dado en solo cinco capítulos.
¿Y el dibujo? Como hemos dicho, muy variado, pero también acertadísimo. La serie comienza con dos artistas que se ha llevado de la mano a Marvel, como Michael Walsh o el ultracinético Tradd Moore (a quienes puede verse ahora, respectivamente, en los interiores y las portadas de, acertaste, de Vengadores Secretos), pero el resto hacen una labor también muy acertada: Mateus Santolouco está pidiendo a gritos una serie de Vertigo como Dios manda; el estilo rudo de Morgan Jeske ya pudo verse en una miniserie anterior de Kot, Change; y la frialdad de Will Tempest es idónea para el anticlimático cierre de este volumen.
ECC se ha llevado a la saca una de las más atractivas novedades del ya de por sí potentísimo catálogo actual de Image, una apuesta que, estamos seguro, les resultará aún más exitosa a medio plazo, cuando la popularidad de Ales Kot tenga el nivel que ya merece. Al tiempo.
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