Vampirella (de Pepe González)
Reseña del volumen recopilatorio publicado por Planeta DeAgostini
Este tomo de Vampirella recoge historietas de T. Casey Brennan, J.R. Cochran, Bill DuBay, Steve Englehart y Archie Goodwin con un denominador común: fueron ilustradas por Pepe González, el artista que convirtió al personaje en todo un icono del terror pop y el erotismo pulp. Y esta es la primera óptica desde la cual se puede disfrutar el volumen: la estética.
Los dibujos de Pepe son atemporales. Su belleza no se ha marchitado en absoluto por mucho que se cuelen detalles setenteros en la ropa y los peinados: es un enfoque del terror clásico, elegante, de escenarios grandilocuentes, emociones desmesuradas y poses llenas de dramatismo gótico en el estricto sentido del término: teatrales y laberínticas. Es una aproximación al género que no puede pasar de moda porque está enraizada en la base de su popularización, como las películas de la Hammer. Este es, sin duda, el gancho principal de la edición, y está más que justificado. Pero no es todo.
Hay otro acercamiento posible, y es el del aficionado al género como ente, no solo al disfrute de la historia sino de la propia Historia, con mayúsculas, del género. En ese sentido, la Vampirella de Pepe González es un viaje, en ocasiones lisérgico, a una época muy marcada del género de terror y la fantasía oscura.
No se trata de que la mentalidad haya cambiado hasta el punto de generar una distancia con el lector, sino de que el enfoque es tan dispar a lo que acostumbra el lector actual, bien de clásicos, bien de contemporáneos, que cambian todos los referentes. El drama de Vampirella como bebedora de sangre, el rocambolesco trasfondo de su pasado marciano (bueno, drakuliano, que no es peor porque estamos en otra escala), el enamoramiento trágico de los protagonistas, los soliloquios y los monólogos llenos de pasión, la reconversión de Drácula en un ente interestelar, las tramas sacadas de la ciencia-ficción más esotérica y desatada, la introducción de deidades cósmicas y cultos innombrables... el cuadro es impresionante y tan vivo que compensa con la curiosidad que suscita el ritmo moroso y reiterativo de las historias.
Como decía, los puntos de referencia son otros. La lógica de la historia, por lo tanto, cambia por completo. El estilo narrativo, también, tanto en sus elementos humorísticos, que los hay, como en los más primarios, los eróticos y los terroríficos. Creo que un lector contemporáneo difícilmente podrá prestarse en primer grado a una obra que viene profundamente marcada por la época en la que se publicó. Al mismo tiempo, no por eso se verá privado de otros disfrutes.
Así, sea por el motivo que sea, la Vampirella de Pepe González sigue teniendo muchos encantos, quizás sobre todo para iniciados o para aquellos que desean convertirse en tales. La edición de Planeta DeAgostini, por la calidad y el cuidado de la misma, es una buena oportunidad de abordarla.
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