Secret of the tombs
Reseña del juego de mesa del British Museum sobre arqueólogos y maldiciones egipcias
Secret of the tombs (que podríamos traducir literalmente por El secreto de las tumbas, aunque le quedaría mejor algo así como El misterio de la pirámide) es un juego de aventuras en el que los jugadores encarnan a arqueólogos que se adentran en una pirámide protegida, cómo no, por su correspondiente maldición.
En lugar de la providencial momia vengativa, aquí tenemos directamente al Devorador de almas dispuesto a eliminar a los intrusos, pero el concepto sigue siendo el mismo: los arqueólogos han de aventurarse en las profundidades laberínticas de la pirámide y excavar los tesoros correspondientes antes de que su guardián sobrenatural acabe con ellos... o se les adelante la expedición de otro de los jugadores.
En cuanto al tablero, es tan vistoso como sugerente: el interior de la pirámide alberga una serie de estancias, donde se sitúan los tesoros funerarios, que están comunicadas por casillas sobre las que se van situando pasajes y corredores, que son los que conforman el laberinto propiamente dicho, extraídos al azar. Esto tiene una doble función: hacer que cada partida sea distinta y generar esa sensación de claustrofobia propia de las pirámides.
La mecánica es sencilla y deja algo de espacio para la estrategia los jugadores tienen ciertos puntos de vida y, para saber qué acciones pueden emprender, cada turno lanzan un dado especial. Además, el paso por determinadas casillas hace robar cartas de eventos. En realidad, no hay muchos parámetros, por lo que las decisiones a tomar no son muchas (lo que lo hace un juego asequible para niños también). Básicamente, se podría decir que cuanto más se perturba la pirámide, más probable es que el Devorador de almas salga de su encierro y empiece a devorar arqueólogos. Estos, además, pueden morir ya a causa de las cartas de evento. El “problema” (en realidad, el motor del juego) es que tienen que recuperar tesoros en suficiente cantidad y, sobre todo, con la combinación completa de colores, lo que obliga a los jugadores a moverse por casi toda la tumba. La velocidad a la que lo hacen depende tanto de las teselas de pasillo situadas como de la suerte que se tenga con el dado.
Ahí es donde reside el elemento estratégico: hacia dónde moverse, por dónde empezar, cuándo tomarse un respiro para recuperar puntos de vida, cómo situar los corredores y cruces para facilitarnos la exploración y complicársela a los demás... El planteamiento pinta francamente bien y, para determinadas edades, funciona bien también, pero la pirámide puede volverse farragosa o incluso letal y tiene una gran dependencia del azar.
En realidad, el juego está más pensado en su faceta ambiental y documental (los materiales son de alta calidad y las cartas de tesoro y maldición vienen con curiosas descripciones reales de ajuares funerarios egipcios... aunque en inglés) que en su faceta juego. Es por eso que jugadores experimentados o exigentes pueden desesperarse.
En conjunto, Secret of the tombs tiene muy buen material de base y es una elección adecuada para iniciarse en juegos de investigación y misterio. La mecánica es lo suficientemente sencilla para enganchar a los pequeños (que sepan mínimamente montar un puzle y leer un mapa), pero puede resultar demasiado azarosa para los veteranos.
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