Secretos de familia
Una reseña de la comedia macabra de Niall Johnson
Rowan Atkinson, aka Míster Bean, haciendo de cura, Kristin Scott Thomas como su insatisfecha mujer, Maggie Smith como la suegra psicópata que vuelve de incógnito al hogar y Patrick Swayze como golfo profesor de golf americano son los pilares de esta comedia de situación donde, con un estilo muy británico, se nos presentan los problemas de una familia más o menos normal. Más o menos, porque el catalizador de toda la historia es que la viejecita interpretada por Smith acaba de salir de prisión después de décadas aislada del mundo por haber troceado a su marido y su amante y haberse ido de viaje con ellos (metidos en un baúl).
No es el elemento más peregrino o llamativo, al menos para un espectador español. Ya la vida íntima de un cura casado (protestante, claro), con una hija adolescente y gran amante del sexo, con otro hijo que sufre maltrato escolar y una mujer con la que ha dejado de conectar y que está intentando resistir la tentación creciente de un profesor de golf de muy buen ver es, por lo menos, peculiar. Todo esto viene aderezado con el gran misterio familiar, que se desvela desde el principio a los espectadores pero que los protagonistas no conocen, y que no es otro que el crimen de la abuela, que vuelve a sus vidas sin que ellos mismos sepan quién es.
Secretos de familia (Keeping mum en el original) juega a robar risas nerviosas al espectador en un escenario que se va volviendo más y más grotesco a medida que las cosas, a priori banales, se complican más y más. La elección del escenario, un pueblecito rural británico en el que la parroquia todavía es el centro de buena parte de la vida, sobre todo entre las personas mayores, y donde todo el mundo se conoce, es clave: se trata de llevar el elemento tremendista y siniestro a la normalidad algo asfixiante de una pequeña comunidad.
Por el título original se adivina que la intención era situar a Maggie Smith en el epicentro de la historia. Esta, no obstante y a pesar de cumplir con su papel con su habitual solvencia, termina convirtiéndose más en el catalizador, en el elemento que está ahí tensando la cuerda, que en la auténtica protagonista, peso que recae, sobre todo, en Kristin Scott Thomas, la madre y el personaje con más matices.
Hay que destacar que Rowan Atkinson, a pesar de estar caracterizado como en Cuatro bodas y un funeral (deliberadamente), no interpreta uno de sus habituales roles histriónicos, sino que encarna a un hombre perdido en sus reflexiones y ahogado en una rutina que lo desborda con pequeñas nimiedades. Sus escenas más divertidas, de hecho, consiguen desencasillarlo, lo que hace que el impacto en el espectador sea mayor.
En conjunto, Secretos de familia es una comedia muy entretenida, bienintencionada en el fondo y gamberra en la ejecución, con un punto de humor macabro que le sienta muy bien y un ambiente tan idílico que realza todavía más este factor. Sin llegar a ser memorable y sin duda con espacio para haber ajustado todavía más algunos engranajes, deja muy buen sabor de boca.
- Inicie sesión para enviar comentarios