Nemo: Corazón de hielo
Reseña del cómic de Alan Moore y Kevin O'Neill publicado por Planeta DeAgostini
Nemo: Corazón de hielo es un cómic derivado (un spin-off que dirían ahora) de otra obra de Alan Moore: La liga de los hombres extraordinarios. La acción se sitúa tiempo después, ya entrados en el siglo XX, en un mundo cambiado por, precisamente, los acontecimientos de la serie principal. La protagonista de la historia es la hija del capitán Nemo, devenida ella misma la capitana Nemo, como exige la lógica del nombre. Por supuesto, estará acompañada de un elenco consecuente de personajes extraordinarios que suponen, en sí mismos, guiños a otras novelas y relatos.
La idea subyacente en este cómic es la misma que en la obra madre: se trata de revisitar los géneros populares a través de ciertas obras clave de la literatura. Al habernos situado ya en los años '20 del siglo XX, las referencias narrativas varían en relación a La liga de los hombres extraordinarios, pero no el espíritu, que sigue siendo el mismo y que está lejos de haber agotado su energía. Para aquellos que conozcan el tema, si concretamos que la acción principal se desarrolla en la Antártida, no será complicado imaginar cuáles van a ser algunas de las referencias mencionadas.
Una de las centrales es, por supuesto, En las montañas de la locura, de H.P. Lovecraft, aunque también tienen su peso La esfinge de los hielos, de Jules Verne, considerada así mismo continuación de La narración de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe. En realidad, toda la narrativa de civilizaciones perdidas es una fuente de inspiración primordial porque, a fin de cuentas, Nemo va en busca de una nueva frontera que transgredir. Después del impulso decimonónico que llevó a la humanidad hasta los últimos rincones de la Tierra, tanto literariamente como desde un punto de vista anímico, geográfico o tecnológico, se vivió una suerte de fatiga que llevaría a poner la vista en otros planetas y en mundos imaginarios. No es de extrañar que en esta tesitura nacieran géneros como el horror cósmico o el subgénero de espada y planetas, por poner dos ejemplos dispares pero representativos de los géneros populares.
Alan Moore demuestra en Nemo: Corazón de hielo una vez más su gran cultura, así como su capacidad de mezclar con acierto conceptos variopintos sin perder por ello la fuerza narrativa. Lo señalo porque, a pesar de toda la parafernalia, las ideas llamativas y los fuegos artificiales, este cómic sigue siendo, sobre todo, un cómic de personajes, de anhelos humanos, de deseos personales, de fantasmas del pasado. Ahí radica buena parte de su magia, porque es fácil conectar con Nemo, con su búsqueda, con la épica del ocaso.
En el apartado gráfico Kevin O'Neill hace un trabajo formidable, de líneas vertiginosas, perspectivas muy dinámicas y una estética que parece conjugar el art decó y el futurismo de los años '20 con toda la fuerza del horror cósmico. Es tan original como potente y, lo que a mi parecer es un gran acierto, muestra una gran sintonía tanto con la narrativa en primer plano como con el espíritu subyacente en la obra.
Con estos elementos, Nemo: Corazón de hielo es una novela gráfica corta de gran fuerza, muy sugerente, que se puede disfrutar como narración individual o dentro del universo creado en La liga de los hombres extraordinarios. Una visión inteligente y trepidante de los géneros populares en un momento clave de la evolución de los mismos. Muy recomendable.
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