Cartas desde la mar XX

Imagen de Luc Hamill

La mar es la vida, es la alegría para los sensibles a la belleza. Quizás otras cosas sean más importantes, como el arte, la poesía, la filosofía... Pero, antes de todo eso, ya existía el mar.

 

No muchas más cartas quedan en mi barca, pero sí mucho más que podría contar. Son esas cosas que no se escriben, ni se cantan. Cosas que sólo son de los mares, y tan de los mares, que sólo con ellos compartiré las mil y una cartas.

 

Se pregunta el alba si alguna podrá ser suya. Si golpease mis ventanas, alguna robaría, pero un viento del sur las deja cerradas antes de que llegue el día. Se pregunta el alba si por los mares moriría, que mi tumba sólo allí encontrará. Si algo así nunca haría, que no busque mis ventanas, que ninguna carta tendrá.

 

Caminito de la playa me vienen recuerdos... de niño con mi guitarra en un banco de hierro...

 

Que me quite la carta de esta playa, tan suya como mía, que cada noche asoma unos puñales que en la piel nos escribe hagámonos inmortales... Pero qué sabe ella, si ya inmortales son estos salmos de encargo, son esos besos largos entre corales. Que me entierre si va a servir de algo, y que así muera por los mares.

 

Ay, los mares de los besos largos, esos mares de inconfesables condenas. Ay, los mares que se tragan barcos, esos barcos que lloran de pena.

 

No es grande la mar, no es única. No es la cuna que guarda mi último sueño. No es la cúspide del norte, ni el lecho de la muerte sin dueño. Tal vez la mar sea... no espuma ni olas, ni las noches de estrellas, ni las noches a solas. No es grande la mar, no. No lo fue nunca, ni cuando la Luna era bella, ni cuando navegué con ella, ni cuando dormí a su lado... Ni cuando besé un lucero diciéndome marinero, otra vez me has hechizado...

 

No es grande la mar, no. Pero tal vez allí. Si en tierra hay esclavitud, y hay luz en los corales, entonces la libertad, tal vez sí, está en los mares...

 

 OcioZero · Condiciones de uso