El abedul
Con su figura espigada y nívea, se consideraba hogar de duendes y una escalera entre la Tierra y el Cielo.
El abedul es un árbol esbelto, de tronco relativamente estrecho (aunque puede llegar a alcanzar los dos metros de diámetro) que crece con vigor en sus primeros años y puede alcanzar entre los diez y los treinta metros de altura. Tiene una característica corteza blanca, aunque parda en su juventud, que se ve marcada por grietas y cortes de un color oscuro, lo que le da un aspecto inconfundible. Su copa cuenta con pocas ramas y adopta una forma ahusada, que brinda poca sombra, pues el ramaje se dirige hacia las alturas.
Los abedules se extienden por todo el hemisferio norte, aunque su afinidad por el agua hace que estén más presentes en las zonas septentrionales o en altura, bien en montañas, bien en colinas, así como junto a cursos de agua. Pueden encontrarse en solitario y también formando bosques, que pueden llegar a ser inmensos.
Sus hojas tienen forma de punta de flecha con los bordes aserrados y se utilizan para hacer infusiones con fines diuréticos. A partir de su corteza se pueden hacer destilados para tratar las enfermedades de la piel y también se destila un aceite que permite curtir el cuero y evitar que los insectos lo ataquen. Su madera es blanca, ligera y fácil de trabajar y sus ramitas largas y flexibles, lo que permite fabricar varas y fustas.
Numerosas mariposas se alimentan de los abedules.
Mitos y leyendas
Los abedules, seguramente por su afinidad con las mariposas, se han considerado hogar y protectores de las hadas y los duendes. Por su corteza nívea, se relacionaba también con las doncellas, como símbolo de pureza, y se consideraba también protector frente a demonios y criaturas oscuras.
Sus ramas flexibles, con las que se podían hacer varas para azotar, representaban también la autoridad. Es un árbol regio. Cuentan las leyendas que los abedules eran capaces de ahuyentar a los seres del mal flagelándolos con sus ramas. Algunos chamanes, de hecho, han utilizado estas ramas para practicar exorcismos, una función que también tendrían los bastones de hechicero realizados con su madera blanca.
Por ser el primero en echar hojas cada primavera, es también considerado el símbolo del renacimiento y el ciclo de la vida. Esta simbología se reafirma en algunas regiones del norte por ser de los pocos árboles caducifolios capaces de sobrevivir en zonas tan septentrionales, junto a árboles de hoja perenne.
Se rumorea que las brujas hacen sus escobas con las ramas del abedul, seguramente porque es considerado un puente entre la Tierra y el Cielo a causa de su gran altura y su carácter esbelto.
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