Billy Bat 1

Imagen de Kaplan

Reseña del primer volumen de la obra de Naoki Urasawa publicado por Planeta DeAgostini

 


 

Todavía hoy se mantiene la resaca producida por el final de Perdidos. Insatisfactorio, decepcionante, bizcochón... Muchas son las lindezas proferidas a la conclusión de la serie ideada por Abrams, Cuse y Lindelof, olvidando quizás lo que significó esta obra en su conjunto. El mayor ejercicio de funambulismo sci-fi-folletinesco (por llamarlo de alguna forma) realizado para la televisión, en el que los medios y el desarrollo siempre fueron mucho más importantes que el fin. Ver Perdidos esperando como locos una resolución que produjera una rotura en el espacio-tiempo sin apreciar el espectáculo de imaginación y jeribeques narrativos que se desplegaba ante los ojos del espectador episodio sí, episodio también era el mayor peligro para una audiencia demasiado acostumbrada a las tramas bien cerraditas y envueltas en celofán.

Similar razonamiento puede aplicarse a la obra de Naoki Urasawa. Sus historias son un imposible cruce entre culebrón decimonónico y trama conspiranoica posmodernista que crecen y crecen como copos de nieve de Koch: un personaje más, una relación más, un vistazo al pasado más.

El balance de apostar por esta fórmula es francamente positivo para Urasawa. De sus obras magnas publicadas en España, Monster fue una ascensión continua en términos de tensión, emotividad y evolución de los personajes. 20th century boys fue la que más bordeó (sólo bordeó) el fracaso al estirar la trama de una forma descomunal tras una primera mitad memorable. Pluto, quizás por basarse en un material ajeno, fue la más autocontenida de todas, pero en ningún momento perdió el estilo inconfundible de Urasawa.

Ahora llega a nuestras manos Billy Bat, su última obra, todavía en curso en Japón, y la verdad es que es difícil reprimir el temprano y algo inconsciente entusiasmo que despierta la lectura de su primer número. Protagonizado por un dibujante de cómics que viaja al Japón de la postguerra, ocupado por tropas estadounidenses, en busca de un dibujo de murciélago que de forma inconsciente ha plagiado en sus propias creaciones, Billy Bat comienza de forma rápida y extraña, introduciendo conceptos y elementos de suspense que en otras manos caerían en el más absoluto ridículo, pero que Urasawa (ayudado esta vez por Takashi Nagasaki) maneja con una agilidad y coherencia al alcance de muy pocos. Es muy recomendable pararse a pensar, cuando uno está imbuido en la lectura de este volumen, en lo depurado de la técnica de Urasawa, en la perfecta conjunción de guión y dibujo, en cómo es capaz de introducir esa sensación de vértigo y lectura compulsiva en el lector. La conclusión a la que se llega es semejante a la que se encuentra al analizar Perdidos: un torrente de referencias culturales recicladas con sabiduría y mezcladas con una imaginación inagotable, un perfecto sentido de la historieta en particular y del uso del cliffhanger en particular y, en definitiva, un mimo evidente por cada viñeta que se dibuja y dialoga.

Urasawa es un autor de arte y ensayo disfrazado de bestseller. Un bien necesario, indispensable, para el mundo del tebeo; el espejo en el que deberían reflejarse muchos autores que confunden agilidad con falta de ideas. Decíamos antes que leer este primer volumen de Billy Bat despertaba un entusiasmo algo inconsciente. En el fondo, aquellos que no somos novatos en el universo de Urasawa, sabemos que de inconsciente tiene poco, y sí mucho de consecuente. Sólo queda, pues, frotarnos las manos y subirnos por las paredes hasta que podamos zambullirnos en la siguiente entrega.

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