El tiempo arrebatado

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la formidable obra de Antonio Navarro publicada por Edicions de Ponent

Cuando terminé ayer por la noche la lectura de este cómic estaba al borde de las lágrimas. Como he leído cómics de todos los pelajes, visto muchas películas sin inmutarme y leído libros lacrimógenos sin que me tiemble el pulso –ni el párpado-, creo que esto es decir ya bastante.

 

Sí, contra todo pronóstico un cómic ha conseguido emocionarme casi hasta el llanto. Por primera vez. Sólo con ello, Antonio Navarro ha conseguido el primer objetivo de todo autor: tocar al público. Es por ello que “El tiempo arrebatado” se puede considerar una obra magnífica.

 

¿Cómo lo ha conseguido? Lo primero que me viene a la cabeza es “con profesionalidad”. Sí, tal vez lo que más se perciba en este cómic es ese toque magistral, del que domina el oficio. La trama así lo muestra, del mismo modo que las ilustraciones.

 

Por un lado tenemos una historia completa, que naciendo desde un punto aparentemente trivial –los tejemanejes de una chatarrera en un barrio de chabolas en el extrarradio de una gran ciudad- nos lleva hasta un terreno onírico, de recuerdos y fantasías, en el que se entrevén profundas consideraciones sobre el arte y, más allá de éste, sobre la propia existencia. Éstas no se plantean a bocajarro, sino que van intuyéndose por el lector a medida que se avanza en la historia, en el entramado de vidas cruzadas, a medida que se sigue a los personajes con esa fascinación que me recordó, en algunos momentos, a la novela El mundo de Sofía.

 

A lo largo de esta curiosa narración, iremos encontrando personajes carismáticos, bien delineados, fuertes en su esencia, a los que acompañaremos durante sus peripecias por distintos escenarios y épocas de nuestro mundo. En estos lugares, podremos asistir al reencuentro con la magia en un entorno realista y hasta histórico en el que no faltan referencias a obras del mismo autor y de otros artistas.

 

Como soporte de la narración tendremos unas ilustraciones que denotan un estilo ya muy depurado en Antonio Navarro, un toque de auténtico artista consolidado. Fisionomías propias, con un punto algo expresionista, que son capaces de transmitir –como las personas reales- mucho con su simple mirada. Estos personajes, tan bien caracterizados, tan vivos, se ven enmarcados en unas viñetas formidables.

 

Sí, las viñetas pueden ser formidables, aunque a veces nos olvidemos. Cuando un autor conoce bien el oficio puede hacer que éstas hablen, como es el caso. Las composiciones, sea porque están muy estudiadas o por instinto, son geniales. Encuadran y dirigen la historia por los derroteros que desean, transportan al lector por la narración trascendiendo la mera ordenación de dibujos.

 

Los colores las realzan. Transforman sus contenidos, haciéndolos maleables, vivos, más expresivos. Un auténtico deleite para el lector que hace que el cómic sea, además de una narración excepcional, una obra a releer sólo para disfrutar de su belleza estética.

 

En definitiva, una obra fabulosa, un trabajo magistral que muestra cuánto puede dar de sí un cómic hablando del propio arte y de cómo éste se mezcla con la vida y, de este modo, con la propia existencia.

 

Sinopsis

 

Birita desaparece misteriosamente tras un incendio: Su madre, una joven emigrante rumana, lo busca desesperadamente junto a una amiga, pero las pocas pistas que encuentran les llevan a lugares inesperados. Para empezar, a una vieja mansión abandonada. Lo que allí descubren les hará ser testigos de una historia, una larga e inconclusa historia de amor que recorre el siglo XX, desde la Viena de 1908 al cambio del milenio en la India, pasando por el frenesí de los años 20, el París de Picasso, La Guerra Civil española y el mayo del 68 francés. Toda una colección de muñecas rusas narrativas que abocetan, con trazo rápido y personal, un retrato del siglo XX, una reflexión sobre el proceso de la creación artística, un homenaje a los que realmente inventaron el mundo moderno.

 

Autor

 

Antonio Navarro nace en Madrid en diciembre de 1959. La carrera de este licenciado en la rama de imagen de ciencias de la información siempre ha estado relacionada, de una u otra manera, a la narración con imágenes.

 

Dibujante y guionista de cómic, comienza colaborando en el fanzine de ciencia-ficción Zikkutat (1975) y en el álbum colectivo Expresión Fantástica (1979). Debuta como profesional en las revistas Rambla y Rampa a primeros de los 80 y realiza multitud de trabajos para la revista Los Electroduendes, entre ellos las historietas del mismo título y la serie El Ojáncano. En 1986, para la revista Más Madera, publica las series Radio Garfio y El Perchas. La serie Simone comienza a publicarse en la revista Cairo y posteriormente en Cimoc en 1987. Por este trabajo recibe en 1988 el Premio Diario de Avisos al mejor dibujante realista del año y en 1989 es nominado para el premio al mejor autor revelación en el Saló del Cómic de Barcelona. Sus trabajos comienzan a publicarse en diversos países: Francia, Alemania, Portugal, USA, Países Bajos, Italia,...

 

En 1991 realiza la serie Les Mondes de Luz para Delcourt (Francia). En el año siguiente realiza los álbumes Ahau y El mar dulce (este último con guión de Miguel Ángel Nieto), para la Sociedad Estatal Quinto Centenario y Planeta. En 1995 publica la serie La Galería de los Horrores en Co&Co y Top Cómics (Edicions B) y el álbum Por Soleá (Glenat) nominado al premio al mejor guión del Saló de Barcelona. Ese mismo año colabora con varias editoriales extranjeras, como la americana Marvel (Kiss of Darkness), o la japonesa Kodansa (Syd Virtualstory). En 2005 termina el libro El Tiempo Arrebatado.

 

Como director y guionista de cine de "imagen real" realiza los cortos "Nostalgia de Comedia Muda" (1980), seleccionado en el Festival de San Sebastián y "El Río y el Molino", incluido en el largometraje "Delirium" (1982) que se pudo ver en la Mostra de cine del mediterrani de Valencia o la Seminci de Valladolid.

 

Su "alter-ego" menos personal consigue pagar algunas facturas trabajando en diversos campos, siempre relacionados con las imágenes y lo narrativo. Trabajó como Artista conceptual free-lance, realizando story-boards y bocetismo para campañas publicitarias de infinidad de productos y también en la industria del cine de animación desde que, a principios de los 80, trabajara en series de televisión de la productora Hanna-Barbera, y posteriormente, como diseñador de decorados para los estudios Cruz Delgado en los largometrajes Los Viajes de Gulliver y Los cuatro músicos de Bremen.

 

En 1990 se traslada a Londres, contratado por la productora Amblimation de Steven Spielberg, para trabajar como artista de Layout en la película American Tail II Fievel goes west. En 1995, y hasta el año 2000 es contratado por los estudios Disney y se traslada a California. Allí colabora en los largometrajes Hercules, Tarzan, Fantasia 2000 y The emperor’s new groove y como diseñador para los parques Disneyland,. De 2001 a 2003 dirigió el largometraje Los reyes magos para la productora Animagic.

 

Datos técnicos

 

Título: El tiempo arrebatado

Autor: Antonio Navarro (guión y dibujo)

Editorial: Edicions de Ponent

Fecha de edición: febrero de 2007

104 páginas (color)

PVP 20,50 €

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