Un lugar llamado esperanza (CF)

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Nachob
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Contempló el cielo desde el gran ventanal, y no pudo evitar estremecerse. Ceniciento, de un gris macilento y plúmbeo que lo hacía aún más claustrofóbico. Casi lo había olvidado, pero, sí, ese era el color del cielo en el planeta Tierra. Tan triste y lóbrego como todo lo demás.

Se giró tratando de evitar que esa pesadumbre se le contagiara y encaró la gran sala donde se encontraba. Parecía más un hangar que una oficina administrativa. Cientos de mesas encerradas en minúsculos cubículos albergaban pálidos burócratas, funcionarios con aspecto aburrido y gestos mecánicos atendiendo a una muchedumbre no mucho más animada. Eran miles los hombres y mujeres allí apelotonados, esperando ser atendidos.

Observó a la multitud informe. Recordó que antaño, antes de marchar, todas las personas usaban ropas y peinados distintos. Incluso se distinguían en sus gestos o posturas. Ahora todos vestían aquellos uniformes ocres. Todos, con independencia del sexo, mostraban la cabeza rapada. Todos llevaban aquel código de barras tatuado en la nuca. Todos, esperaban.

El shock que experimentó al regresar le obligó a pasar varios días en reanimación antes de poder asumir la realidad. Y, aún ahora, a cada momento le parecía que iba a despertar de un mal sueño, de una lúgubre pesadilla. Pero no, era el sueño lo que había acabado.

Su boleto centelleó, y suspiró nervioso al comprender que había llegado su turno después de tantos días. Dejo que las señales le guiaran por aquel laberinto hasta una mesa igual que las demás tras la que languidecía una funcionaria tan apagada y sombría como los demás. Tomó asiento y esperó a que le indicara que podía comenzar. Por ahora permanecía con la vista fija en un punto perdido en el espacio, ajena, pero él sabía que simplemente consultaba la pantalla holográfica que llevaba incrustada en las pupilas. Un movimiento imperceptible de sus manos sobre la superficie vacía de la mesa, reminiscencia de un tiempo en que la comunicación con los ordenadores era física, mostraba que aún no le prestaba atención.

Aguardó pacientemente, experimentando esa agria angustia de quien se siente ignorado. Abatido, reflexionó sobre lo monótono que era el mundo real, la exigua gama de colores y matices que poseía, la escasa concreción de objetos y personas, comparadas con su “otro” mundo.

Un leve pitido le sacó de su ensimismamiento y al girarse topó con la mirada seria de la funcionaria. Por un segundo le pareció que aquellos ojos taciturnos y cansados eran verdes, pero sólo fue una ilusión pasajera. Carraspeó para darse tiempo de recomponerse y empezó a hablar, tratando de recordar las palabras que tanto había ensayando y superar la intimidación que le producía el gesto adusto de aquella esfinge.

— ¡Buenos días! o tardes, perdón, señorita, no estoy seguro, llevo poco tiempo aquí. Vera, he sido reintegrado al mundo real hace un mes y no conozco los motivos de ello. Ninguno de los técnicos que lo hicieron sabían qué podía haber pasado, y se limitaban a cumplir las instrucciones recibidas. No, no me quejo, fueron eficientes, incluso amables, pero, claro, no supieron informarme de nada. Y yo estaba allí tan bien, era un lugar tan especial, y de repente, aquí, ya me ve, sin comprender nada, y yo había firmado un contrato y me gustaría saber que ha pasado y solucionarlo y poder volver...
— Según el escáner Usted es Alfredo García PRO7556478, ciudadano del Estado de Nueva-Madrid, extraído hace treinticuatro días de una cámara de recreación virtual de la compañía Zara-Frutesa de acuerdo con los protocolos vigentes y la norma 45/56. Toda la documentación está en orden, y se le entregó copia de la misma a su salida.
— Sí, es verdad, señorita, o señora, perdón, estoy nervioso y algo aturdido. Me dieron una carpeta llena de papeles, pero no acabo de entenderlos bien. Disculpe mi torpeza, no dudo que todo haya sido correcto, pero... No sé que ha pasado, porqué estoy aquí. Por favor, sólo pido que alguien me explique...
— Controle sus emociones. Si quiere pido un especialista de reforzamiento emocional, o si desea volver otro día que se encuentre más calmado...
— ¡No, no por favor, no podría soportar otra espera igual! No, vera, yo llevaba ya mucho tiempo en suspensión virtual. Casi tanto que no recordaba que aquel no era el mundo real, sino una recreación creada a mi medida y disfrute ¡Había trabajado tanto en ella! Sabe, era un lugar muy hermoso. Me gustaría que pudiera verlo. No se parecía en nada a esto. Había grandes praderas llenas de magníficos animales. Árboles gigantescos que cobijaban bajo sus ramas a gente sencilla que disfrutaba de las pequeñas cosas. Extensos lagos entre montañas que reflejaban los tonos púrpuras y violetas de un cielo lleno de nubes doradas. Todo era luz y armonía. El viento producía dulces sonidos que eran como una música constante, y yo podía volar, y nadar, y todos sonreíamos y cantábamos dichosos al reunirnos cada noche alrededor de la hoguera...
— Muy bonito, pero debe comprender que ese escenario ha sido archivado y ya no es accesible.
— No, no lo entiende, yo era feliz allí. Todo era mejor allí. Había más colores, todo estaba más definido, era más... real. Olía mejor. Todo tenía un sentido, todo estaba... bien. Y yo tenía amigos, y familia, y podía conversar con ellos, y me miraban y sabían quién era... Los atardeceres. La puesta de sol ¿Me comprende? Era espléndida. Increíble. Tantas tonalidades. Tan sobrecogedora y, a la vez, llena de paz. Necesito volver. No puedo vivir aquí. Por favor, tiene que ayudarme.
— Cálmese o tendré que dar por acabada la entrevista... Vamos, dije en serio que me parecía un lugar muy bonito, por lo que cuenta. Le puedo asegurar que la inmensa mayoría de las recreaciones de los regresados son mucho más prosaicas y retorcidas. Pero por muy bello que fuera aquel lugar, se ha ido. Con los recientes descubrimientos médicos que han multiplicado nuestra esperanza de vida, no se puede pedir a su compañía que provea más allá de los cien años que marca la nueva Ley. Cuando se le conectó se esperaba que sobreviviera como mucho algunas décadas más, no siglos. El mantenimiento de esos caros y complejos mundos virtuales tanto tiempo arruinaría a cualquier empresa. Si no tiene familia o conocidos que le subvencionen, simplemente no podemos ayudarle. Debe reintegrarse al mundo real. No queda otro remedio.
— Pero esto es... es... Hay tanta gente, es todo tan agobiante, tan uniforme. Y nadie habla con nadie. Llevo varios días allí, entre la gente, y apenas he cruzado dos palabras... Desde que salí, Usted es la tercera persona con la que he hablado. Me han asignado un aposento diminuto, y me dicen que con suerte puede que algún día consiga un trabajo. Ganar algo de dinero con lo que poder adquirir algún entretenimiento. Mientras tanto sólo tengo el aparato estándar de manutención cerebral y apenas lo comprendo. Me duele la cabeza si lo uso. Por favor, no tengo a nadie, mi familia murió. Por eso me sumergí en otro lugar. Ahora viven allí, en la antigua aldea. Tengo que recuperarlos. Por favor, haré lo que sea. Pero tengo que regresar. No puedo vivir bajo este cielo amorfo que parece de metal desteñido. Necesito un cielo de color. El mío era violeta, y el alma se te engrandecía sólo con contemplarlo. No soporto este cielo demacrado ¡No lo soporto!

La funcionaria se quedó mirándole pensativa, casi con pena, y al poco se incorporó, con gesto dubitativo.

— Puede que haya una alternativa, si se siente tan incómodo en el mundo real. Es radical, pero al menos es algo. Imagino que no conoce el Proyecto-Gea. No, claro, para Usted no ha pasado el último siglo. Pero obviamente se ha percatado de la sobrepoblación extrema que padecemos. La situación no es precisamente buena. No hay sitio donde escapar, ni espacio que ocupar que alivie la creciente presión. Precisamente por ello se diseñó como alternativa el Proyecto-Gea de portabilidad humana. No voy a aburrirle con detalles, pero se trataría en definitiva de, dado que no hay un territorio físico donde poder ir, al menos que lo haya virtual. Un lugar donde emigrar, aunque sea de un modo artificial, “simulado”. 
— Yo quiero irme de aquí, por favor...
— Espere a que le acabe de explicar todo. No es lo que Usted conoce, un espacio en blanco donde poder imaginar una vida a su antojo. Gea es sólo un escenario, un entorno que compartir con otros seres en su misma situación. Si decide insertarse, se le asignara aleatoriamente una ubicación y un contexto, y deberá interactuar en el mismo a su libre arbitrio.
— Siempre será mejor que esto.
— Calma, aún quedan algunas cuestiones relevantes, y puede que cambien su opinión. Como decía, es más fácil y barato mantener sólo el escenario sujeto a unas normas fijas y dejar que este evolucione por su cuenta. Comprenda que al ser un servicio público de acceso gratuito, el coste está muy medido. No confíe en encontrar grandes lujos. Es un lugar muy básico, donde se tendrá que ganarse la vida, con algunos riesgos.
— No comprendo.
— El vigente proyecto-Gea ha tenido versiones anteriores, bienintencionadas, pero rotundos fracasos. La reunión en un espacio confortable de personas de todo tipo y condición produjo en sus inicios graves e inesperados conflictos sociales. Enseguida los voluntarios querían abandonar, y solicitaban su regreso de ambientes que degeneraban invariablemente. Así que tras muchas pruebas infructuosas el proyecto actual asume la peculiar naturaleza humana y ha recreado un lugar donde es necesario la lucha diaria para sobrevivir, y en el que los seres que lo habitan deben trabajar y pelear para progresar. Y, para evitar arrepentimientos, se ha optado por borrar de la memoria de los mismos la preexistencia de este mundo.
—¿Cómo?
— Si Usted decide ir allí, olvidará su pasado y nacerá en un lugar distinto en el que deberá procurarse su subsistencia. Y del que no hay vuelta posible. Un nuevo comienzo, en todos los sentidos. Su cuerpo será destruido en el mundo real, y su consciencia actual sólo permanecerá en los archivos centrales. Como comprenderá, el sentido de este proyecto es ahorrar espacio y medios, y si tuviésemos que conservar su cuerpo en suspensión, no ganaríamos nada.
— Entonces, si soy atacado, o tengo un accidente...
— Renacería de nuevo en otro ser y otro contexto. Evidentemente, no es una trampa mortal. Pero tampoco se ha concebido de un modo tan simple, y esa es la otra gran virtud del sistema. No cabe la inmortalidad como en los sistemas privados, pero no se le dejara morir simplemente una y otra vez. Se entendió que un mundo así no resultaría atractivo y nadie querría vivir en él, por lo que se adoptó una estrategia que incentivase su uso. Si Usted ingresa en Gea, puede conservar la esperanza de reintegrarse a su añorado mundo ideal con su consciencia presente. Su comportamiento allí será continuamente evaluado de modo que cada renacimiento se producirá en consonancia con sus logros y merecimientos. Cuanto mayor sea su valoración, mayor su avance en la escala prevista, cuyo fin es el premio señalado: el regreso a cargo del Estado a su propia recreación personal. En definitiva, a su añorado paraíso.
— Pero ¿cómo sabré qué debo hacer, y si voy bien?
— Hay señales, mensajes. Guías. Tampoco quiero engañarle, no es algo fácil ni seguro, y puede llevarle mucho tiempo.

Permanecieron callados, hasta que al final el hombre echó un vistazo a su alrededor y retomó la palabra.

— Todo es tan vacío aquí, tan falto de vida... Sí, de acuerdo, me arriesgaré. Elijo la esperanza.
— Bueno, en ese caso iniciaré los trámites. Ya le avisaremos.

La mujer se sumió de nuevo en el mutismo con la mirada perdida, y el hombre, tras unos instantes de duda, comprendió que había terminado. Se levantó inseguro amagando un gesto de despedida y se giró para marchar. La voz de la mujer sonó a su espalda.

— Azul
— ¿Perdón?
— Azul. El cielo en Gea, es azul.

Sonrió. Nunca hubiera imaginado un cielo azul.
 

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jane eyre
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 Bienvenido/a, Nachob

Participas en la categoría de Ciencia ficción

Recuerda que si quieres optar al premio del público o a su selección debes votar al menos una vez (punto 9 de las bases).

En este hilo te pueden dejar comentarios todos los pobladores. Te animamos a que comentes los demás relatos presentados.

Si tienes alguna duda o sugerencia, acude al hilo de FAQ´S y en caso de que no encuentres respuesta puedes señalarla en el post correspondiente.

 

 

 

 

 

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FAGLAND
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Poblador desde: 10/08/2009
Puntos: 1575

Me ha gustado, es un buen relato. Destacaría la forma de hablar del protagonista, desprende nerviosismo e inseguridad contra la impersonalidad de la burócrata. El argumento es bueno y se ajusta perfectamente a la longitud del relato (lo que yo no hice). Espero que tengas suerte.

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Carontex
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Poblador desde: 22/09/2010
Puntos: 85

Inicio Kaftkiano y distópico , final espectacular . Dentro de los parametros de la ci/fi clásica pero nuevo al fin y al cabo, de los mejores relatos que he leido en esta categoria del concurso.

Saludos y suerte ( aunque creo que no te hace falta ).

www.telefonica.net/web2/carontexx

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yosu
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Poblador desde: 19/06/2009
Puntos: 87

Estoy enganchadísimo a lo que escribe este tío.

Enhorabuena, Nachob. Una vez más diré, "me ha gustado".

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Nachob
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2197

Yosu, colega, cuánto tiempo

Gracias a tí y a Carontex por los comentarios, siempre son de agradecer, y más si son tan positivos.

A ver si mañana saco algo de tiempo y paso al menos por los vuestros.

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mawser
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Poblador desde: 17/07/2009
Puntos: 253

Muy buena la vuelta de tuerca al tema de las realidades virtuales. Es un relato que huele a ciencia ficción clásica por los cuatro costados, de tintes humanitas y filosóficos. Además, el final es simplemente redondo. Enhorabuena.

https://www.facebook.com/La-Logia-del-Gato-304717446537583

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Gilles de Blaise
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 272

Grande.

De lo mejor que he leído, no ya en este, sino en los anteriores Monstruos.

Clásico. Edad de Oro. Mola.

Enhorabuena.

La mentira puede recorrer el mundo antes de que la verdad tenga tiempo de ponerse las botas.

http://historiasdeiramar.blogspot.com/

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Leny
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Poblador desde: 15/09/2010
Puntos: 90

 Tu relato me ha encantado! Muy pero muy bueno...

Felicitaciones y que sigan los éxitos!

Saludos!

 

 

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