La paz de Leo Verdura

Imagen de Anne Bonny

Pequeño comentario sobre este cómic, sobre las sensaciones que siempre me ha despertado, y que nunca he llegado a entender del todo

Lo de no llegar a entenderlo del todo hay que cogerlo con pinzas: no se trata de que no pille lo que dice el cómic, sino que no sabría decir por qué me atrae tanto. Que a alguien le enganche el trepidante ritmo de V de Vendetta no tiene nada de particular; que a alguien le haga reír un Mortadelo tampoco. Sin embargo, hay algunos cómics que gustan a pesar de no encajar en ningún tipo particular, ni cómico ni de aventuras. Leo Verdura es, para mí, el paradigma de este fenómeno.

La acción de Leo Verdura no es –ni de lejos- trepidante. Desde luego, no es un cómic con aventura ni tensión. Desde mi punto de vista, tampoco es algo desternillante –aunque mi caso es algo raro; creo que sólo con los Sportys y el doctor Mafrune me he reído inconteniblemente-. Por el terror es obvio que no los leo y, por si alguien pensaba en esa explicación, no soy vegetariano.

 

Entonces, ¿por qué me encanta Leo Verdura?

 

Supongo que no hay una respuesta sencilla. Por un lado debe ser porque descubrí este personaje de Rafael Ramos Morales cuando era muy pequeño. Cuando hay pocos tebeos a mano, los que pillas los coges con muchas ganas y los recuerdas con mucho cariño. Supongo que, por eso mismo, mi hermana era fan acérrima de Fred Bassett.

 

Por otro lado, creo que el ingenio del autor es algo que me seduce. Puede parecer sencillo hacer una tira cómica –o una página, como en el caso de Leo Verdura-, pero es complicado mantener un buen tempo, sobre todo cuando se ve toda la historia de golpe. El equilibrio entre texto e imagen es importante, así como las proporciones de los dibujos, los encuadres en las viñetas -¡cuánto por aprender, demonios!-. Creo que sólo Goomer conseguía engancharme tanto como este particular león en cuanto a “lecturas” dominicales.

 

Como último cartucho, podríamos recurrir a los colores del tebeo: sugieren paz, calma, un paisaje estático de la sabana –y a mí, en concreto, piscina; sí, piscina con unos cuantos pinos dando sombra-. Pero yo creo que la explicación es otra, una algo más rara: creo que Leo Verdura me ha fascinado siempre por la relación gráfica de su protagonista con el leopardo, el tío Raad.

No, no se me ha cruzado ningún cable. Puede parecer una tontería, pero la verdad es más profunda (aunque puede ser igualmente absurda).

 

Leo Verdura es un león –obvio-, y, al mismo tiempo, una caricatura. Un león no es realmente así, pero el autor consigue convencernos de que en el mundo de Leo Verdura los leones son así. Su mujer, sus niños, todos los leones son del mismo palo… ¿Y qué pasa con el leopardo? Pues que no es exactamente igual, pero se parece un montón, como en la vida misma.

 

Igual es sólo que soy raro y que me ponen nervioso las historietas con animales en las que no soy capaz de reconocer a los animales que aparecen. Podría ser. Pero creo que hay algo más. Es algo que tiene que ver con el Supergrupo de Jan –algunas veces creo que esto de escribir artículos tiene algo de psicoterapia-.

 

¿Por qué demonios me gustaba tanto el Supergrupo, o, más bien, los superhéroes de Jan? Pues, en parte, porque me imaginaba a otros superhéroes “transformados” a modo Jan, y el resultado era entretenido.

 

Creo que con Leo Verdura me pasaba un poco parecido. Podía imaginarme un tigre tipo Leo Verdura y estéticamente, aunque no existiera, me agradaba. También podía calentarme los cascos pensando en cómo sería un perro tipo Leo Verdura. Al tener pocos tebeos a mano, era importante poder sumergirse de verdad en ellos.

 

Supongo que es la magia de algunos autores de cómics, que consiguen crear su pequeño mundo y, al abrir una ventana al lector, éste tiene la impresión de que se asoma a algo coherente, a algo sólido, a algo que tiene una forma concisa porque el dibujante así lo ha querido. Debe ser lo que permite que tupés como el de Tintin o diferencias de talla como las de Asterix no nos resulten chocantes. O que existan leones vegetarianos “emparentados” con leopardos.

 

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