Batman: El Fantasma Errante

Imagen de Anne Bonny

Reseña del especial publicado por Planeta DeAgostini en el que participan ambos superhéroes con un guión de Alan Grant plasmado por Arthur James Ranson

Este cómic es un ejemplo de cómo podemos encontrar un magnífico trabajo en el lugar más insospechado. Entra dentro de las líneas generales de DC, no se trata de una obra pensada para dar un vuelta de tuerca a nada, ni para poner en funcionamiento un nuevo recurso revolucionario, y fue concebida por Alan Grant del modo más natural: cuando en su mente se conjugaron ideas sobre dos personajes que le gustaban -Batman y El Fantasma Errante-. Que esto ocurriera durante un sueño me parece secundario, aunque indudablemente le vaya muy bien a la historia.

 

Como cabía imaginar, la atmósfera del cómic es sombría. En ella nos encontramos a un batman que, más que nunca, es una sombra vengadora vigilando los ires y venires de la ciudad a su cargo: Gotham, que aparece en este especial muy cosmopolita, nada barroca, aunque con su hueco para el romanticismo oscuro. El superhéroe, además, pasa por un estado depresivo, uno de estos periodos que no deberían ser raros en su trasfondo en el que se pregunta para qué demonios valen todos sus esfuerzos.

 

En este momento vital se cruza con El Fantasma Errante, una presencia que, por lo que vemos, no le resulta extraña. Este segundo foco de la historia, todavía más siniestro y mayestático, sirve para hilvanar una narración que tiene algo de policíaco, algo de suspense -quizás incluso terror en alguno de los pasajes- y mucho de reflexión filosófica.

 

Es curioso que uno de los elementos de la trama es la desaparecida Lemuria, y que aporta un elemento cuasi lovecraftiano a través de las referencias a la obra de Robert E. Howard. Esto, al final, aunque no pueda decirse que queda como anecdótico, sí que queda como un elemento secundario frente a la auténtica fuente del conflicto: la naturaleza humana. Porque de esto va el cómic: de los problemas que nos causamos unos a otros los seres humanos sin a veces ser muy conscientes de ello.

 

Una gran virtud de Batman: El Fantasma Errante es que todos los personajes están desarrollados a conciencia, limándose asperezas entre secundarios y principales, lo que permite que el lector conecte con el reparto y entre más en la historia. Ésta es relativamente sencilla, pero está tratada con mucho acierto y lleva un ritmo impecable. Casi se desearía que durase unas páginas más, aunque no tenga fisura alguna en el guión.

 

Con este planteamiento, la elección de Arthur James Ranson como ilustrador es un grandísimo acierto, pues el artista consigue captar ese toque de novela decimonónica (impresionantes las primeras escenas del cementerio, y muy sugerentes todos los escenarios, sean universidades o antros portuarios) sin restar a la narración el dinamismo que todo el mundo espera -y desea- en una historia de superhéroes.

 

El conjunto, insospechadamente, queda como una novela gráfica para el recuerdo, que quizás se haga algo corta, pero que sin duda cala, tanto por la historia como por el estilo que se le ha imprimido. Un fabuloso trabajo para releer que se disfruta mucho en la edición de Planeta DeAgostini, que ha sabido darle el empaque suficiente sin tener que hinchar el número.

 

Autores

 

Alan Grant (1949) es un guionista de cómics escocés sobre todo conocido por su trabajo en 2000 AD, donde se ocupó de la serie Juez Dredd, así como también por la etapa en la que realizó guiones para las series de Batman a finales de los 80 y principios de los 90. Ha trabajado para muchas editoriales internacionales, tratando sobre todo temas de ciencia ficción. Durante su paso por Juez Dredd dejó una característica impronta política en la serie, y, en general, en su obra deja traslucir inquietudes filosóficas y meditaciones personales, como se pone de manifiesto en la serie Anarky. También ha escrito los guiones de algunas series de televisión y dos novelas para DC cómics.

 

Arthur James Ranson (1939) es un ilustrador inglés conocido por su fino trabajo con los lápices y la atención que presta a los detalles, la cual ha hecho que algunos le tilden de fotorealista, aunque no busque una representación estricta de la realidad. Lleva trabajando en el sector del cómic desde principios de los 70, y ha desempeñado su labor en sellos como 2000 AD, DC comics y Marvel. Entre otras series, se ha ocupado de Juez Anderson, Button Man, Batman y Mazeworld.

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