El juicio de Sherlock Holmes

Imagen de Anne Bonny

Reseña del cómic de Leah Moore, John Reppion y Aaron Campbell publicado por Panini

 

Leah Moore y John Reppion ya habían demostrado en Dracula, la adaptación definitiva su conocimiento de la literatura del XIX y su habilidad para transportarla al formato cómic. Por ello, verlos en este proyecto era ya una garantía, aunque sus objetivos fueran algo distintos: El juicio de Sherlock Holmes no es una adaptación de una obra de Arthur Conan Doyle sino una nueva aventura de su conocido detective que se engarza dentro del universo creado por este.

En concreto, el cómic nos plantea un caso particular en el que Holmes es el principal sospechoso y, de hecho, el único y más aparente, pues se trata de un crimen de habitación cerrada: un crimen perpetrado en un espacio aislado que solo es abierto en el momento en el que interviene la policía y que, por lo tanto, contiene todas las pruebas y evidencias. En esta aventura, también al evidente asesino, que no es otro que nuestro protagonista.

Protagonista, al menos, en la serie, porque la aventura reposa sobre todo en Watson y Lestrade, ya que cuentan con una mayor libertad de movimientos. En este sentido, es destacable la habilidad con la que los guionistas retratan a estos dos eternos secundarios y les dan el espacio que merecen. La emotividad de la encrucijada en la que se encuentran es impactante en algunos momentos.

Impactante es también la historia en general. Se nos presenta una doble trama que, por un lado, nos lleva al misterioso crimen en el que está implicado Holmes y, por otro lado, a la supervisión de la visita de un importante aristócrata europeo a Londres. Atentados, intentos de asesinato y escenas de la corte se alternan con la investigación para liberar a Holmes. La apoteosis llega, cómo no, en El juicio de Sherlock Holmes.

El apartado gráfico, que ha corrido a cuenta de Aaron Campbell, guía muy bien la historia y consigue crear el ambiente necesario para una narración de este tipo. La estructura de las páginas es bastante clásica y está claramente dirigida a facilitar la narración. No obstante, dentro de este marco formal patente, el autor consigue igualmente escenas muy impactantes, a veces a página completa, y mucho dinamismo. Particularmente, me quedo con el Londres neblinoso, quizás la muestra más sugerente de los numerosos escenarios que retrata con acierto Campbell.

La edición de Panini viene en tapa dura y recopila, además, las portadas que John Cassaday realizó para la serie original de Dark Horse, lo que redondea un volumen que incluye, también, el prólogo de Marco Ricompensa.

En definitiva, una lectura muy recomendable para quienes disfruten con los ambientes victorianos, que están excepcionalmente retratados, y con las historias de misterio e investigación.

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