Red Sonja: El fin del viaje

Imagen de Anne Bonny

Reseña del tomo de Reed, Geovani, Andrade y Bernard publicado por Panini

 

Este volumen de Red Sonja, que a priori cierra los últimos coletazos del arco argumental de Kulan Gath, se sumerge de lleno en esa deriva del personaje que lo cubre de una capa de misticismo y épica sobrenatural. Demonios, viejos maleficios, hechiceros ambiciosos y artefactos mágicos que esconden poderes de dimensiones cósmicas son las piezas con las que Brian Reed compone esta historia.

Es una tendencia que satisfará a algunos lectores y no terminará de convencer a otros, pero que, sin duda, permite al personaje desmarcarse de la alargada sombra de Conan. Hay que reconocer que, así, se ha dotado a la diablesa de la espada de un carácter propio que si bien emparenta sus aventuras con los dilemas cósmicos de Michael Moorcock, no anda tampoco muy lejos de la estela marcada por Howard cuando le dio por tontear con las entidades del espacio exterior.

La trama, si bien incluye unas cuantas conexiones con números pasados, personajes recurrentes e incluso algún guiño a la nueva película de Conan, es eminentemente sencilla: Sonja se va a enfrentar -de nuevo- a un ejército con ansias de cambiar el orden establecido y ¿qué mejor modo de hacerlo que capitaneando otro en respuesta? La acción transcurre con tal rapidez que es imposible no notar cierta ingenuidad en el planteamiento de Reed, aunque, reconozcámoslo, tampoco es él quien porta el peso de este cómic.

El apartado gráfico, que queda en manos de los lápices de Walter Geovani (excepto en un número ilustrado por Diego Bernard de un modo muy continuista) y del coloreado de Vinicius Andrade, es, a fin de cuentas, quien lleva la voz cantante. Y lo hace con acierto.

Los ilustradores nos presentan los impresionantes y exóticos entornos de la Era Hiborea, desde áridos desiertos a escarpadas cumbres, pasando por sugerentes ciudades e impresionantes templos. Espada y brujería, vaya, cristalizada en imágenes que hacen soñar. El ejército de mujeres ninja o los demonios ocultos bajo apariencia humana son buenas muestras de ello.

El resultado es un cómic que cumple con su cometido y que sirve de bisagra dentro de esta saga cósmica en la que Sonja se ve envuelta en un papel protagonista. A ver por dónde siguen las aventuras de Osin y la pelirroja una vez solventado el asunto del Linaje de sangre.

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