Megazoria: Komsa

Imagen de Destripacuentos

Trasfondo del extremo norte de Fenniscandia, donde habitan los komsa

En las costas y los islotes que salpican estas en el límite norte de Europa habitan los komsa, un pueblo de pescadores anclado todavía en la Edad de Piedra. Sus contactos con los extranjeros son raros, pero es que ¿quién querría viajar tan al norte, donde solo el hielo es rey?

 

Aspectos geográficos

Las costas de Komsa son abruptas y están llenas de calas, arrecifes y bajíos rocosos. Los glaciares se alternan con las colinas y los roquedales formando un escenario duro y desolador. El clima es ártico y apenas crece vegetación en los escasos recovecos donde el viento da una tregua. En las aguas abundan los icebergs y no es raro que el propio mar se hiele. En tierra hay numerosos depósitos de sílex.

 

Fauna

Colonias de aves marinas, alcas, morsas y focas recalan periódicamente en la abrupta geografía de Komsa, donde apenas encontramos animales terrestres, a excepción de los osos polares y los nanooks, el mayor úrsido que ha existido, también conocido como oso tirano.

Las aguas de la región, por el contrario, tienen una fauna rica que incluye desde grandes cetáceos o bancos de peces de pequeño tamaño. Los pescadores que se adentran en ellas tienen que tener cuidado porque sus navíos pueden ser hundidos de un solo golpe por criaturas como el megalodón, o incluso devorados de un bocado.

 

Habitantes

Los komsa es un pueblo primitivo que ha permanecido muy aislado durante siglos. Sus pieles se muestran curtidas por las inclemencias del tiempo y suelen llevar los cabellos y las barbas, de color oscuro, largos para protegerse del frío. Visten ropas confeccionadas con pieles y cuero que cosen de un modo tosco con agujas hechas de hueso. Se adornan con abalorios de hueso y conchas.

Lengua: Cro

Escritura: Algunos pictogramas

Algunos nombres de ejemplo: De hombre, Bran, Ok, Urb, Dak. De mujer, Uba, Ova, Na.

 

Sociedad y gobierno

Los komsa se organizan en grupos familiares seminómadas que habitan en una serie de cavernas y protecciones naturales que ocupan de un modo periódico mientras siguen los ritmos naturales de las colonias de animales, de cuyos huevos y miembros se alimentan. Un grupo familiar suele oscilar entre cinco y una docena de individuos que mantienen vínculos entre ellos. Periódicamente, se encuentran con otros grupos con los que conciertan matrimonios. No existen figuras de autoridad más allá de algunos chamanes, aunque, por lo general, se respeta al macho dominante como líder y a los ancianos por su experiencia.

 

Religión

Los komsa son animistas. Veneran y temen las fuerzas de la naturaleza de un modo supersticioso, aunque no han desarrollado deidades propiamente dichas más allá de una desdibujada Madre Naturaleza. Los chamanes, que en ocasiones forman parte de un grupo familiar y en otras viven relativamente aislados, interceden a veces frente a los espíritus, aunque suelen limitarse a interpretar sus designios con cierto fatalismo. De vez en cuando, se realizan rituales para propiciar una buena pesca mayor.

 

Actividades económicas y lúdicas

Los komsa basan su actividad en la caza de supervivencia. Son esencialmente pescadores, aunque también cazan en colonias de morsas y focas cuando la ocasión se muestra propicia y recolectan moluscos y huevos. Con sus esquifes son capaces de pescar incluso piezas de gran tamaño, como atunes, peces acorazados o los pequeños cetáceos que denominan odobenos (también conocidos como odobenocetop), un curioso animal que mide unos dos metros de longitud y que desarrolla un largo colmillo con el que detecta moluscos en el fondo marino.

En raras ocasiones, expediciones de vikingos y partidas de sapmis llegan hasta la tierra de los komsa para comerciar. A cambio de herramientas, estos pueden brindarles colmillos de odobenos o morsas y pieles. Fruto de estos intercambios, algunas familias de komsas tienen mastines que ayudan en el transporte de piezas y la vigilancia de las cavernas.

Los komsa son muy aficionados a las historias y las leyendas, que cuentan por las noches y durante el trabajo del hogar (curtir pieles, fabricar herramientas, etc). Confeccionan algunos instrumentos de percusión con pieles y huesos.

En la guerra

Los komsa no conocen conceptos como la guerra. Su aislamiento y su escasa población nunca los han llevado a conflictos bélicos reales. En caso de tener que pelear, se valen de herramientas de hueso y piedra tales como hachas, arpones o cuchillos, pero no conciben razonable “cazar” hombres, de los que no se alimentan.

 

En el mar

Los komsa son un pueblo volcado hacia el mar y, a pesar de no disponer de fuentes de madera, son capaces de fabricar buenas embarcaciones. Los armazones pueden construirlos con huesos de animales y el casco se realiza con pieles impermeables. Por lo general, son botes pequeños, para una o dos personas, aunque pueden fabricar algunos más grandes cuando las expediciones de pesca son más osadas. Sus capturas, con anzuelos de hueso y sedal, con arpones de hueso o con redes, son arrastradas después hasta la orilla, donde se descuartizan.

 

Posibilidades de aventura

Komsa es un lugar muy aislado y, a priori, con pocos alicientes para los extranjeros. Sus mayores peligros provienen del duro clima y de la propia fauna marina. Es posible que una expedición de exploración siga su costa, o incluso alguna comercial se adentre en el territorio en busca de colmillos de morsa. Lo más probable, sin embargo, es que una aventura en Komsa se deba a un naufragio. Aunque bien es posible que alguien busque refugio en el territorio. Sin duda, es un buen sitio para desaparecer un tiempo.

 

Así mismo, no hay que desdeñar la posibilidad de montar una aventura de caza. Esta podría tener dos vertientes: la persecución de un carnívoro terrestre, como un oso tirano o un león de las nieves extraviado, que podrían estar causando estragos en la población nativa, o una expedición marítima en la que los aventureros intentan dar caza a alguna terrible ballena.

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