Hit Moll: Una chica peligrosa

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la novela gráfica de Luca Enoch y Andrea Accardi publicada por Panini

 

Hit Moll: Una chica peligrosa es novela negra teñida con una ligera capa de erotismo. El argumento central, el escenario y el desarrollo de la trama entran dentro de lo más canónico de las historias de asesinos a sueldo, un terreno que el guión de Luca Enoch explora con acierto y la suficiente buena mano como para que nos sorprenda y nos enganche. Puede que no haya nada demasiado epatante en esos desafíos crecientes a los que se enfrenta la asesina protagonista, pero funcionan a la perfección.

Además, dos elementos recurrentes del género, la iniciación en el hampa y las complicadas relaciones familiares que supone este tipo de vida, se entrelazan con habilidad para dar un mayor empaque y una mayor profundidad a la historia. No nos sentimos, como en otras ocasiones, frente a estereotipos estéticos, sino que tenemos la sensación de enfrentarnos a personajes particulares, concretos, construidos realmente por sus circunstancias.

A estos ingredientes se añade el erotismo que se teje en torno a la protagonista, un personaje que vemos perfilarse a través de viñetas mudas donde lo corporal trasciende hasta revelarnos el espíritu con un toque muy italiano: primeros planos que revelan bocas y miradas, escenas de baile, de movimiento, de intimidad que dan cuerpo al personaje... son eslabones que utiliza Andrea Accardi con particular acierto, que crean una auténtica atmósfera en la que se mezcla la sensación de peligro con la fascinación.

El trabajo de Accardi, a mi parecer, es particularmente reseñable y consigue articular la historia con gran precisión, sea a través de los flashbacks, que trabaja con trazos menos duros, de acuarela, sea con el tratamiento de personajes, que resultan fácilmente identificables y están configurados con una amplia gama de expresiones. La utilización del blanco y negro en toda la narración resulta muy eficaz y consigue vehicular la tensión narrativa a lo largo de toda la novela gráfica.

Y este es un punto importante, pues el ritmo de Hit Moll: Una chica peligrosa no decae en ningún momento: a pesar de sus más de doscientas páginas y de su planteamiento canónico, mantiene nuestra atención y la lectura resulta ágil y absorbente. Así, cuando llegamos al final, en el que todos esos detalles por los que hemos ido pasando confluyen como los últimos compases de un rompecabezas, todo el impulso se mantiene intacto, lo que deja una sensación satisfactoria en el lector.

En resumen, una obra que hará pasar un buen rato a los amantes del género y que Panini Noir nos presenta en una edición de lujo.

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