Northlanders: Trilogía islandesa

Imagen de Kaplan

Brian Wood cierra con nota su colección vikinga

 

Brian Wood dijo adiós a la línea Vertigo para seguir escribiendo series propias (Mara con Image), pero también para tratar títulos ajenos, como X-Men o Conan. En realidad, no dejaría de tratar temáticas en las que se siente a gusto, como el sentimiento de aislamiento en la juventud (Demo, X-Men) o la temática de espada (Conan, Northlanders). No obstante, aquellos que hemos seguido Northlanders sabemos que ha sido un acercamiento bien particular a un género por lo demás trilladísimo. En ella, Wood ha conseguido hablar de sus obsesiones particulares (aislamiento, política, religión, supervivencia) a través de una amplia variedad de tipos narrativos.

La saga que cierra este título, Trilogía islandesa, es una de las más originales. Ayudado por tres dibujantes (Paul Azaceta, Declan Shalvey y Danijel Zezelj, los tres perfectos en sus partes) Wood cuenta la historia de una dinastía a través de otros tantos miembros, desde su llegada a Islandia hasta el más incierto de los destinos. En todos ellos subyace la rivalidad con un clan rival y la fiereza implícita en un clima tan adverso.

En el primero vemos cómo un niño es criado para convertirse en alguien que pueda hacer frente a cuanto obstáculo se le ponga por delante. En el segundo, una mujer intenta hacer valer los duros principios que han regido a su familia a pesar de los deseos de normalidad de su hermano. En el tercero, un hijo con afán de notoriedad quiere prender fuego a todo lo logrado por su padre debido a su complejo de inferioridad y la lengua viperina de su mujer.

En las tres historias queda implícita la maldición de la sangre y la condenación que acarrea el poder o la búsqueda de poder. En definitiva, estas tres historias son un compendio de las angustiosas claves de esta serie, siempre marcada por la propia naturaleza vikinga, esa que construyó su cultura a partir de su difícil, casi imposible, lucha contra los elementos.

Brian Wood hizo mucho ruido con DMZ y el resultado, aun satisfactorio, contenía cierta irregularidad. Northlanders, siempre a la sombra de esta, ha ido desplegándose como un coherente fresco de un amplio periodo histórico. Y ha sido así, coherente, a pesar de lo disperso de lo narrado y sus protagonistas. Quizás porque en Northlanders tuvo siempre muy claro qué hacer y cómo y no se vio superado por el propio éxito.

En definitiva, Northlanders ha sido una serie merecedora de una mayor atención y esta Trilogía Islandesa, uno de sus mejores arcos.

 

 

 

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