Sin City

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la mítica obra de Frank Miller, publicada por Norma editorial en España y ganadora de un premio Harvey a la Mejor serie (1996) y tres premios Eisner (1993): a la Mejor novela gráfica, al Mejor autor y a la Mejor publicación en blanco y negro

 

Sin City es el cómic que abre, o más bien propicia, la famosa serie homónima de Frank Miller, la cual ha sido recientemente llevada a la gran pantalla. Digo propicia porque la historia empezó, según cuenta el propio autor, como un simple relato gráfico de 48 páginas para la revista Dark Horse. La propia Sin City, la famosa historia inaugural, cuenta ya con 206 páginas en su edición de Norma Editorial (del 2001), y parece que la culpa de todo la tiene Marv, el protagonista.

 

No es nada nuevo que un personaje carismático termine llevando a un autor por ciertos derroteros (fue el caso de Robert E. Howard y Conan), y tampoco es la primera vez que un tipo no muy brillante, enorme, brutal, machista y perturbado consigue entrar, contra todo pronóstico, en tal denominación. Aun así, toda la historia de Sin City tiene un carácter propio que la desmarca de cualquier otra cosa.

 

Por un lado está, por supuesto, la propia historia -una historia de novela negra con toques de ciencia ficción que raya los límites de lo soportable por un lector medio- y su impecable ritmo narrativo. Puede que la historia no sea de una sutilidad pasmosa, pero engancha y tiene los suficientes elementos para suscitar sensaciones en el lector, desde temor a sorpresa pasando por otras más inesperadas.

 

Por otro tenemos el ingenio en los diálogos, en el trasfondo, en esos pequeños detalles que ayudan a crear un universo y a darle cuerpo a una historia por raro que sea el escenario. Hay momentos en los que el Miller escritor aparece con todo su esplendor en las páginas de esta obra, y hay mil rincones en sus viñetas de los que el lector querría saber más (lo que explica el por qué de haber convertido en serie este “relato ilustrado”).

 

Pero, sobre todo, tenemos un enfoque de la ilustración en blanco y negro que muestra hasta qué punto un cómic puede ser arte.

 

Viñetas minimalistas en las que un leve trazo blanco nos hace sentirnos empapados bajo la lluvia, escenarios que se construyen bajo las sombras de los personajes como en un misterioso juego de espejos, rostros inhumanos que rezuman humanidad conmoviendo dentro de una historia que asustaría a un psicópata, ilustraciones que parecen moverse, texturas conseguidas con simple tinta china, perspectivas demenciales que sumergen al lector en un ciclón... Es difícil expresar con palabras lo que tan acertadamente se ha mostrado con los lápices.

 

Sin City es un cómic oscuro y violento, en el que se nos muestran unos personajes que, en muchos casos, son terriblemente sórdidos. Estamos hablando de novela negra, o de cómic negro, y es normal que encontremos esto, así como es normal que a muchos lectores les resulte una obra difícil de digerir o, sencillamente, desagradable. Sin embargo, más allá de apreciaciones sobre la temática elegida, hay que convenir que ésta está desarrollada con maestría, y que el cómic en sí es toda una lección de narrativa con imágenes. Imprescindible para los interesados en desarrollar este arte.

 

Autor

 

Frank Miller (27 de enero de 1957, Olney, Maryland). Desde muy joven se sintió atraído por los cómics, y así es como, con apenas veinte años marcha a Nueva York para entrar en la industria del cómic. Tuvo unos inicios titubeantes, pero a finales de 1978, un golpe de suerte le hace entrar como dibujante en la serie regular de Daredevil. La serie, de periodicidad bimensual, estaba a punto de ser cancelada. Las ventas habían ido descendiendo de forma imparable. Es precisamente cuando la continuidad pendía de un hilo que el guión recae sobre el que hasta ese momento era su joven dibujante: Frank Miller. Éste reconduce la serie con unos guiones más realistas y con unos personajes mucho más desarrollados. La serie enseguida volvió a enganchar al público y a la crítica, convirtiendo una serie desahuciada en uno de los bombazos más sonados del sector.

 

Con este éxito en su cartera, en 1982 se dirige a DC para realizar una obra muy personal: Ronin. Si bien cosechó un buen número de críticas positivas, la peculiar combinación de filosofía oriental con ciencia ficción no acabó de funcionar entre los lectores. Curiosamente, sus reediciones se agotaron con rapidez, lo que demuestra que, nuevamente, Frank Miller se adelantó a su tiempo.

 

De regreso a Marvel realiza la mejor saga de Daredevil escrita hasta la fecha, y que significó su despedida de la serie: Born Again. De forma casi paralela realiza para DC otra obra maestra: Batman: El regreso del señor de la noche.

 

Ambos títulos marcarían para siempre a sus respectivos personajes. Cuando parecía que no podía superarse, publica Batman: año uno, una miniserie de 4 números que no sólo supuso un éxito de ventas y críticas sino que sirvió como guía para los futuros guionistas de las aventuras del Señor de la Noche.

 

A principios de los 90 comienza a trabajar de forma regular para la editorial Dark Horse, donde los derechos recaen sobre los autores y no sobre la editorial como hasta ahora le había sucedido. Junto a Geoff Darrow crea Hard Boiled y Big Guy and Rusty the boy robot; con Simon Bisley, Bad Boy; y con Dave Gibbons, Marta Washintong, personaje que retomará en diversas ocasiones. Pero la serie con la que mayor reconocimiento tendría es Sin City. En sus diversas miniseries, todas ellas en blanco y negro, Frank Miller no parece estar muy interesado en crear una serie de personajes, sino en ver cómo distintos personajes de los bajos fondos reaccionan ante situaciones extremas en una ciudad repleta de pecado y corrupción.

 

Antes de que Troya, El rey Arturo o Alejandro Magno inundaran las pantallas cinematográficas de todo el mundo y pusieran de moda las grandes batallas con centenares de guerreros, Frank Miller nos presentó 300. Una magnífica historia en la que trescientos espartanos se enfrentan al ejército persa invasor dando muestras de crueldad y valor a partes iguales. Sin lugar a dudas se trata de un cómic histórico como pocas veces habíamos visto anteriormente.

 

En el 2000, tras innumerables peticiones de los lectores y la presión editorial, anuncia la esperada secuela de El regreso del señor de la noche: DK2. La miniserie de tres volúmenes en formato prestigio retoma los personajes que tanto éxito le dieron 15 años atrás. El éxito fue tal que superó las expectativas de ventas más optimistas de DC, convirtiéndose en un mega éxito editorial.

Pero no sólo la industria del cómic ha disfrutado de la presencia de Frank Miller. En 1990 realizó el guión de Robocop 2, personaje que retomaría 3 años más tarde. Miller también ha hecho unos breves cameos en Robocop 2 (en el papel de Frank el químico) y en Daredevil (como el hombre que es asesinado por Bullseye con un lápiz).

 

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