Torpedo 1936

Imagen de Anne Bonny

Reseña de este cómic de Sánchez Abulí y Jordi Bernet que conocí gracias a la serie publicada por Glénat, aquélla de tres historias y un relato completo

Torpedo 1936 es uno de estos cómics tan bien hechos que desatan pasiones irremediablemente. Su duro personaje, el eje en torno al cual se van tejiendo todas las historias, es tan fidedigno a lo que se podría esperar de un matón a sueldo que hay quien, confundiendo churras con merinas y autores –o incluso lectores- con personajes, hubiera querido censurarlo.

 

Sí, Torpedo 1936 es novela negra hecha cómic, rezumando humor negro y, como no podía ser de otra forma, en blanco y negro. Pero en esta obra hay mucho más que negro: es una obra llena de matices.

 

Es verdad que abunda la violencia, el sexo, los malos sentimientos y los tipos malos. ¿Cómo podría ser de otra forma en un cómic sin concesiones ambientado en las mafias de principios del siglo XX en Estados Unidos? Pero no nos equivoquemos: todos estos elementos no son gratuitos, sino simples ejecuciones magistrales de la narración. Exigencias del guión, que podríamos decir.

 

El ingenio de las tramas de Abulí es apabullante. No sólo consigue sorprender con cada historia a pesar de que todas son genuinamente propias del género, sino que seduce con todas ellas dejando con ganas de más. Los afilados diálogos y los juegos de palabras no sólo ponen de manifiesto la habilidad de escritor del autor –constituyendo, además, uno de los puntos fuertes de la serie-, sino también su bagaje como narrador: denotan que es plenamente consciente de que, en una historia redonda, poco hay de accesorio o gratuito. No es de extrañar que se incluyan relatos al final de las historias, ni que éstos enganchen tanto como las propias historietas.

 

Torpedo 1936 es trepidante. Todo lo que se dice, todo lo que se muestra, impacta al lector, le transporta a ese mundo implacable de hampones y fulanas. Casi se puede sentir el olor a tabaco de los garitos, el ardor del alcohol adulterado, el sonido de trompetas en cualquier tugurio…

 

Por supuesto, todo esto no se debe únicamente al guión –aunque malo hubiera tenido que ser el dibujante que lo estropeara-, ya que éste se sublima con el magnífico trabajo de Bernet.

 

Sus dibujos en blanco y negro brillan, tienen una profundidad propia, crean una atmósfera única e indispensable para que la historia funcione. Los encuadres son impecables, capaces de hacerte bailar al ritmo de una orquesta o de sacudirte en mitad de una pelea o un tiroteo. Los personajes son expresivos, y tienen esa gracia que permite diferenciarlos al instante sin abusar del expresionismo. Son puro lenguaje de cómic: transmiten más que cualquier fotografía y, al mismo tiempo, son capaces de dar la consistencia al escenario que daría un film real.

 

Es, sin duda, una de las obras maestras que ha dado nuestro cómic, un indispensable para todo aquél que tenga hígados para introducirse en una historia sin concesiones, una de esas narraciones que te muestra lo que te tiene que mostrar sin edulcorantes, y siendo capaz, al mismo tiempo, de robarte unas cuantas sonrisas lobunas a pesar de lo terrible que es todo. Novela negra de la buena, en definitiva, hecha cómic. Está claro que no todo el mundo puede apreciarlo, ni soportarlo.

 

Sinopsis

 

Luca Torelli, inmigrante italiano en los Estados Unidos, se abre paso en el terrible mundo de la mafia hasta labrarse su reputación como Torpedo.

 

Autores

 

Sánchez Abulí nació en Francia en 1945, y hoy es, sin duda, el guionista de cómic español en activo más reconocido y prestigioso en el panorama internacional. Fue en los años 80, cuando el cómic -y más aún el español- era un reducto semi-infantil que Abulí inició las historias de Torpedo 1936. Las aventuras de Luca Torelli, alias Torpedo, un patoso matón a sueldo sin patria y sin suerte alcanzan ya los 15 volúmenes y pasan por ser una parodia del género negro y las historias de gánsters.

 

Probablemente, la absoluta obra maestra de Abulí sea, por el momento, la colección de Historias Negras, que completaban en la editorial Glénat los volúmenes de Torpedo, y que también están editadas en un sólo tomo. Sublimación del humor de ese color las historias negras son terribles pedazos de descarnadas reflexiones sobre la condición humana y esta perra vida. En estas creaciones el dibujante más fiel de Abulí ha sido el catalán Jordi Bernet. Su última y no menos fascinante obra son otras 13 Historias Negras dibujadas por el argentino Oswal y también publicadas por Glénat.

 

Jordi Bernet (Barcelona, 1944) es un dibujante de cómics español, cuya obra más destacada es la serie Torpedo 1936, con guiones de Enrique Sánchez Abulí. Hijo del famoso dibujante Jorge (Miguel Bernet), creador de Doña Urraca, frecuentó desde su infancia la compañía de los autores clave de la Editorial Bruguera (Peñarroya, Cifré, etc). A la muerte de éste, en 1960, empieza a trabajar para Bruguera, continuando las historietas de Doña Urraca. Después de poco más de un año, decide abandonar al personaje para emprender una línea de dibujo más realista.

 

Entre los años 1964 y 1967 trabaja para varias agencias internacionales, dibujando historietas para diferentes guionistas. En 1965 ingresa en la plantilla de dibujantes de la revista Spirou. Permanece como colaborador de la revista hasta principios de los años 70. En esta década trabaja para los mercados británico, alemán e italiano, publicando varias series entre las que destaca Andrax (1972), de fantasía heroica.

 

Regresa al mundo editorial español con la serie de aventuras El Cuervo, que se publicó en la revista Kung-Fu, e inicia una fértil colaboración con el editor Josep Toutain. A principios de la década de 1980 comienza a publicar con regularidad en revistas españolas de cómic, como Creepy o Cimoc. En esta última publica Sarvan (1982), serie de "espada y brujería" protagonizada por una mujer, con guión de Antonio Segura.

 

También en 1982 sustituye a Alex Toth como dibujante de la serie escrita por Enrique Sánchez Abulí Torpedo 1936. La historieta se publicó inicialmente en Creepy; pero a causa del éxito del personaje llegó a tener revista propia en 1991, y fue publicada en álbumes por Toutain, tras lo cual ha sido objeto de numerosas reediciones y ha conocido un importante éxito internacional. Una de las entregas de la serie obtuvo en 1986 el premio al mejor álbum extranjero publicado en Francia en el Festival del Cómic de Angulema.

 

Otros trabajos relevantes de Bernet durante la década de 1980 son Kraken (revista Metropol, 1983), con guión de Antonio Segura; Custer (revista Zona 84, 1985), escrito por Carlos Trillo; y La naturaleza de la bestia (revista Totem, 1988), en la que ilustra los guiones de Sánchez Abulí. Todos ellos fueron recopilados en álbum posteriormente.

En 1991 obtuvo el Gran Premio del Salón del Cómic de Barcelona como reconocimiento a toda su trayectoria.

 

Desde 1992 colabora semanalmente con la revista El Jueves, con la serie Clara de noche, basada en la vida cotidiana de una prostituta, y en la que el dibujante exhibe su talento para la ilustración erótica. Los guiones de la serie son de Carlos Trillo y Maicas.

 

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