Gangland

Imagen de Akhul

Reseña de la serie de documentales de History Channel sobre crimen organizado en EEUU

 

Gangland

A través de innumerables series y películas, y en menor medida novelas, cómics e incluso juegos de rol, el mundo del crimen organizado estadounidense contemporáneo se ha ganado un puesto de honor en el imaginario popular universal. No obstante, toda la parafernalia de tatuajes, códigos, vestimentas y armas responde a una realidad social que no deberíamos perder de vista.

Gangland pretende acercanos dicha realidad, mostrarnos las fuentes tangibles que han inspirado todos estos productos de ocio que, en ocasiones, no hacen justicia a las problemáticas y dinámicas que se desarrollan entre bambalinas. Se trata de una serie de documentales que se emitieron en el History Channel durante siete temporadas, cada una de las cuales constaba de 12 o 13 capítulos de algo menos de una hora de duración.

El formato de los mismos es muy homogéneo, tanto que en ocasiones da cierta sensación de déjà vu. Se nos muestran las ciudades en las que opera la banda en cuestión (el gang), sus orígenes, sus particularidades, sus códigos y sus leyes, por qué son más conocidos, las épocas en las que actuaron, los casos más sonados que se relacionaron con ellos... En la presentación se alternan entrevistas tanto a agentes de la ley como a miembros (o ex miembros) de las bandas con panorámicas de los territorios e imágenes de archivo. Todo busca dar una verosimilitud a la información y resaltar el aspecto documental y periodístico.

Al mismo tiempo, este enfoque se ve en algo traicionado por el deseo de dar carnaza. Las bandas presentadas siempre tienen que ser lo más algo: las más sangrientas, las más grandes, las más terribles, las que controlan más X, las pioneras de tal o cual cosa... lo que, a la larga, genera cierta sensación de saturación y escepticismo. Al mismo tiempo, sorprende la variedad y orígenes de las mismas: desde el crimen organizado italoamericano de principios de siglo a las bandas supremacistas pasando por algunas más clásicas como las de ghettos raperos y moteros del infierno. En conjunto termina por dar la sensación de que Estados Unidos al completo es una especie de zona de guerra, algo que dista bastante de la realidad.

Sí que es cierto que algunos episodios permiten vislumbrar cuestiones sociales más llamativas y menos conocidas que las evidentes relaciones entre el narcotráfico y las bandas, como la evolución de las dinámicas carcelarias, el papel de las mujeres en las bandas o la infiltración de pandilleros dentro de las fuerzas armadas y el impacto que esto tiene después en las calles.

En conjunto, Gangland tiene, paradójicamente, el mismo efecto hipnótico que las series policíacas americanas, lo que denota su vocación real, más escorada hacia el entretenimiento que hacia la divulgación propiamente dicha. No por ello deja de presentar material muy interesante en un formato ameno. No son documentales que permitan ahondar en ninguna cuestión, pero que sí que pueden sembrar pistas a seguir o, al menos, propiciar un vistazo más frío a toda la violencia pop a la que nos ha habituado, sobre todo, la pequeña pantalla.

Gangland

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