La espada salvaje de Conan: Espadas en el Alimane

Imagen de Anne Bonny

Reseña del décimo séptimo volumen reeditado por Planeta DeAgostini

Planeta DeAgostini nos presenta en este tomo el arranque de la adaptación de la novela Conan el Libertador, obra de L. Sprague de Camp y Lin Carter, realizada por Roy Thomas e ilustrada por John Buscema y Tony de Zúñiga. Este reparto nos brinda no solo un trabajo homogéneo, sino también de una gran calidad. De nuevo, el desarrollo a largo plazo, sin prisas, repercute positivamente en la narrativa.

Sprague de Camp y Lin Carter no son propiamente Robert E. Howard, pero como sucesores y continuadores de su trabajo demuestran conocer bien los entresijos de la Era Hiboria y los mecanismos de las historias de espada y brujería de su maestro. En los tres capítulos que componen el tomo (Cuando la locura lleva la corona, Espadas en el Alimane y La sangre del sátiro) nos encontramos con elementos recurrentes de las aventuras del cimerio.

 Espadas en el Alimane - Roy Thomas - Sprague de Camp - Lin Carter - John Buscema - Tony de ZúñigaComo detonante, un monarca enloquecido y degenerado que encarna lo peor de los pueblos civilizados se regodea en su decadencia y recurre, cómo no, a un ambicioso mago que, como no podría ser de otra forma, tiene su propia agenda. El testarudo palo que bloqueará los engranajes de su conspiración será, evidentemente, Conan, que ha vuelto con la bolsa bien repleta de sus últimas aventuras (siguiendo la continuidad de relato que tanto deseaba Roy Thomas en sus adaptaciones) y que termina convertido en todo un general.

Esta situación hace que la narrativa sea más bélica que de aventuras, aunque siempre haya espacio para episodios de acción protagonizados por el bárbaro. Después de todo, es del tipo a comandar desde la primera línea de batalla. Al mismo tiempo, permite salirse de las fórmulas habituales y traernos algunas perspectivas tácticas y estratégicas que dan más sabor al relato e inciden en el lado humano del personaje.

Una de las pinceladas más peculiares nos viene en el último tramo, cuando aparecen los mencionados sátiros. Este es un elemento que pone de manifiesto hasta qué punto el trabajo de Lovecraft y el de Howard se hallaban emparentados a pesar de haber elegido derroteros muy diferentes para desarrollarlo. Los sátiros no solo brotan de la fuente de la fantasía clásica, sino que su enfoque nos recuerda toda la mitología de civilizaciones perdidas tan propia del círculo lovecraftiano y se podría decir que se remonta a y nos trae ecos de Arthur Machen.

El resultado, en conjunto, La espada salvaje de Conan: Espadas en el Alimane es un volumen muy equilibrado y muy bien ejecutado. No es de los más emblemáticos del cimerio, pero sin duda tiene elementos de mucha valía y se percibe que el equipo creador estaba muy cómodo con el proyecto y, al mismo tiempo, tenía material de base de calidad para trabajar. En definitiva, muy recomendable para los amantes del género.

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