Los dos papas

Imagen de Jack Culebra

Reseña de la película de Fernando Meirelles y Anthony McCarten

 

Los dos papas - The two popes - Anthony Hopkins - Johnathan Pryce

Los dos papas es una película que muestra hasta qué punto el cine es un arte que puede reposar sobre la genialidad de los intérpretes. No se trata solo de que Anthony Hopkins, que encarna a Benedicto XVI, y Jonathan Pryce, que a su vez interpreta a Francisco I, se hayan enfrentado al reto ya considerable de dar vida a personajes públicos, notorios y todavía vivos, sino que han logrado con sus actuaciones llevar todo el peso de la narrativa subyacente en la historia que plasma la película.

Porque Los dos papas es, sobre todo, una película de personajes. Sí, por supuesto es un filme que nos habla de la Iglesia católica, de su evolución en el tiempo y de los desafíos a los que se enfrenta a día de hoy, que nos señala sus incongruencias, las dinámicas del poder, la inercia histórica que la constriñe y la energía en ebullición que todavía encarna en ciertos países y entornos sociales. También es una visita a las entretelas del Vaticano, ese misterioso país enclavado desde hace siglos en medio de Europa, algo que la fotografía y la dirección explotan con una fineza y una habilidad extraordinaria. Todo aquel que haya podido echar un vistazo a las bambalinas que nos revela sabrá cuán precisa es la película a ese respecto.

Los dos papas - The two popes - Anthony Hopkins - Johnathan PryceNo obstante, a pesar de todo esto y del acierto con el que se abordan estos importantes temas de actualidad, seas o no creyente, porque el catolicismo sigue siendo una fuerza religiosa, cultural, económica, política y filosófica de primer orden, Los dos papas es, sobre todo, una película extrañamente intimista. Al final, incluso si se hubiese despojado de todo el trasfondo realista / histórico que la viste con tanto acierto y que estimula tanto la curiosidad, el duelo de personalidades que encarnan Hopkins y Pryce podría haber llenado igualmente una película de tramoya fantástica, por poner un ejemplo.

¿Por qué digo esto? Porque, para mí, Los dos papas nos habla, más allá de la fe religiosa, de dos personas que quieren creer en sus ideales, que han ido muy lejos en sus trayectorias personales y ya ancianos (porque son ancianos, un tipo de personaje poco trabajado en el cine) se ven en una encrucijada que pone a prueba sus creencias más íntimas. Son personajes maduros, llenos de matices, que pueden arrancarnos una sonrisa en ciertas escenas cuando se nos muestran sus manías o extravagancias, pero en los que también se intuyen grandes dilemas, pesos anímicos que son como losas, preguntas que no consiguen conciliar con sus respuestas, abismos que causan vértigo.

Es en esta humanidad retratada en primer plano en ese escenario que tiene algo de irreal y algo de absurdo, como es el Vaticano, donde Los dos papas muestra toda la fuerza que tiene como narrativa, porque independientemente de si son papas o meros viejos, son humanos. En las películas centradas en dirigentes y gobernantes, en los llamados poderosos, rara vez tiene tanto peso este componente, rara vez se explota con tanta brillantez.

Mención aparte merecen los personajes secundarios, la mayor parte de los cuales sirven como espejos para los protagonistas (los jóvenes guardias suizos, el jardinero, los otros cardinales), pero entre los cuales se cuelan unas sombras grises, anónimas, que todo aquel que haya vivido cerca de comunidades religiosas sabe que son omnipresentes y sistemáticamente ninguneadas. El tema de las monjas daría para un artículo completo y, sin duda, para otra película igual de interesante. Nos queda la fidelidad con la que se plasma su presencia en Los dos papas.

Con estos elementos, creo que es una película que resultará de gran interés para muchos espectadores, sorprendente, con una narrativa muy fluida a pesar de lo reducido del elenco de personajes y con unos escenarios no solo filmados con gran acierto, sino plasmados con una gran fuerza. Una gran película.

Los dos papas - The two popes - Anthony Hopkins - Johnathan Pryce

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