Felix: the cat in the sack

Imagen de Luc Hamill

Estaba el señor Don Gaaato, sentandito en su tejado...

 

Aquí seguimos, comentando juegos de ayer y hoy sin ningún criterio medianamente justo, coherente y aceptable. Ahora le toca el turno a Felix: The cat in the sack. Bueno, Felix o Filou, según sea la versión inglesa o alemana.

 

El minino en cuestión es una monada que viene en una cajita con simpáticos dibujos como es habitual en las cosas de Friedemann Friese, ese tío con pelo verde. Si no somos Superman, tras abrir la caja veremos 50 cartas ilustradas con unos, como dirían los yanquis, awesomes cats, aunque me falta Isidoro. Además hay conejos y perros, 1 carta con el cat in the sack, 4 cartas de monedas-ratón, 1 taquito de madera en forma de saco (el detalle grasioso) y 76 fichas-ratón (68 negras y 8 verdes). Si se reúnen de 3 a 5 amigotes, podemos empezar. ¿Sí? ¿Estamos todos? Pues a ronronearlo.

 

Caballeros y caballas, estamos ante un juego de subastas. El objetivo es capturar el máximo número de gatos con más valor. Cada jugador dispone de un mazo propio e idéntico (salvo por el color) al que tendrán los otros jugadores. En él aparecen 7 gatos con distintos valores (máximo 15, mínimo -8), un conejo rosa (que vale 0) y dos perros, uno grande y otro pequeñajo. En total, 10 cartas de las que secretamente cada cual le descarta una al azar al que tenga a su izquierda. Así, nadie sabrá las cartas que tiene el resto. ¿¡Quién iba a imaginárselo cuando abrimos la caja!? ¿¡Qué posibilidades había!? Jo, jo.

 

En cada ronda se subasta un lote de cartas que hacen los jugadores de la siguiente forma: el primer jugador (el que tiene el saquito de madera, que irá rulando de ronda en ronda) coloca una carta boca abajo. El que le siga hará lo mismo colocando la suya en sentido horario, y así se van metiendo las cartas “en el saco”. Cuando todos han puesto su carta, se descubre la primera y comienza la subasta.

 

Los jugadores van pujando con las fichitas-ratón para llevarse el lote, subir el precio, farolear, dar por sack o lo que sea. Obsérvese que la audacia es un atributo preciado: cada uno sólo conoce la carta que puso y la carta volteada. A medida que la gente se va rajando, se van volteando otras cartas, con lo que la información irá aumentando, y ya sabemos que la información es poder, por lo que cuanto más aguantes en la puja, más fichitas te podrás llevar, genio. Lógicamente, el que gana se convierte en el nuevo jugador inicial y se lleva el lote de cartas para el recuento de puntos final. ¡Pero cuidado con el que pierda! Ese irá quedándose sin sus fichas (se empieza con 15), y si las pierde todas no podrá seguir pujando... Así que hay que saber cuando retirarse. De hecho, según he comprobado, este acto es muy tenido en consideración por el resto: el que un jugador se retire puede cambiar drásticamente la decisión de los demás. ¡Por favor, señores, qué poca personalidad!

 

En la puntuación, los Garfield suman positivos o negativos, el conejo no suma nada y los perros... van de otra forma. Si aparece uno grande, se comerá al gato más lindo. Si aparece un chiguagua, se comerá al gato más feo (que puede ser negativo). Y si aparecen dos o más chuchos, se ladrarán entre ellos y se anularán mutuamente. Según las primeras 17 páginas de mi tesis doctoral, la gente tiende a poner en las primeras rondas cartas más o menos neutras, reservando las que puntúan alto (para bien o para mal) al final. Un mal cálculo puede llevarte a la ruina, y eso es algo que yo sé de forma empírica: aposté fuerte por una carta inservible (otro de mis suicidas faroles) y me quedé sin ratones para seguir pujando en el resto de partida. Aunque a diferencia de San José, yo sí conservé los calzones.

 

En el recuento final, los gatitos grandes y las fichas-ratón dan puntos positivos y los gatos atropellaos negativos. Los conejos no dan nada. Ea, eso es todo. ¿Qué, gustó? Os lo pasaréis como un cachorrito tras un ovillo de lana. Que sí. ¿Cuándo os he mentido yo? Casi nunca.

 

Este filler debería caer en la saca. Es un juego de inteligencia, memoria y faroleo que nos hace soltar carcajadas con el típico mecanismo de subasta, aunque algo alejado del que tiene el clásico Razzia! El hecho de ser una subasta con información parcial creciente con el tiempo hace que sea muy interesante. Además, es independiente del idioma, y su relación calidad/precio es óptima. Su estética pone la guinda, aunque quizás las fichas tipo parchís así como las cartas, que son unos tarjetones, sean mejorables. Lo primero no es algo grave, lo segundo yo lo prefiero a unas cartas enanas como las del Galloping Pigs.

 

Uf, una vez más he cumplido. Ya sabéis que siempre cumplo. El Gato con Botas estará satisfecho.

 

Luc Hamill. Born to play.

 

Imagen de Varagh
Varagh
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Puntos: 8300

La verdad es que el juego tiene una pinta muy curiosa. Y las ilustraciones son sencillas pero molan.

...Y me gustado como has hecho el artículo. Muy bueno  ("según las 17 primeras páginas de mi tesis doctoral...", "caballeros y caballas", "los garfield")

“Quien vence sin obstáculos vence sin gloria”

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