Brekenwolrd

Imagen de Capitán Canalla

Tercera parte de Bajo de la Colmena, relato participante en el I Concurso Warhammer 4OZ

Marvere admiraba la marea de humanidad que anegaba Brekenwolr y sus recientemente recuperadas Colmenas. Millones surgían de los Manufactorums y de las viviendas que chocaban como dos olas en el mar, mezclándose, formando remolinos. No se veía el suelo.

 

Llevaba esperando cinco minutos, no estaba acostumbrado a ello pero ignoró la sensación de molestia y disgusto que parecía formarse con sabor agrio en su boca. Un servidor mecánico con aspecto de león le trajo una copa de licor de hignar que cogió con suavidad. El monstruoso aspecto del Príncipe Solar chocaba con la delicadez que hacía gala al beber.

 

Casi parecía cómico.

 

Seis minutos, al fin la puerta se abrió y de ella salió custodiada por cinco hombres armados con rifles laser una mujer obesa que caminaba gracias a un par de servo-piernas arácnidas; olía a sudor y perfume almizcleño. Marvere la tachó de detestable mentalmente y deseó que aquella inmunda peste no se pegase a su capa, manchada mil veces de barro y sangre. La mujer y su séquito le saludaron con la señal del Águila.

 

-Vaen Xot, embajada del Consorcio Trabajador Tajbril.

 

Marvere hizo una débil inclinación de cabeza y apenas pronunció su nombre, luego se adentró en los austeros dominios privados de Lord Mediat con una sonrisa imperceptible; olía cómo se sonrojaba aquel espanto. Odiaba a los esclavistas, los odiaba mucho.

 

Lord Mediat no era un hombre impresionante hasta que se conocían sus logros y virtudes. Era delgado, iba oculto en una túnica gris y tenía un rostro vulgar donde unas gruesas lentes ocultaban unos ojos inteligentes. Le respetaba, había conseguido convertir un desastre como Brekenwolr en un mundo colmena incipiente pero ejemplar. Sus forjas producían todo tipo de productos vitales y los inmensos cultivos que había organizado para potenciar su rendimiento aseguraban su autosuficiencia. Pero sobre todo había expulsado personalmente junto a mil soldados la ralea robagenes de aquel mundo del Emperador. Estaba orgulloso de haber estado entre ellos.

 

-Hola, Marvere. Veo que te has topado con Xot.

 

-Considero que su presencia os denigra, noble señor.

 

Le indicó que se sentase en un trono de gravedad junto a su escritorio de mármol negro, parecía cansado. Marvere desconocía su edad.

 

-Tienes razón, pero Brekenwolr y yo la necesitamos. La mano de obra es difícil de conseguir sin emplear gente como ella. No me gusta, el Emperador lo sabe, pero nuestros deberes para con la Raza la hacen necesaria. Vital incluso.

 

-Hay otros modos, siempre los hay.

 

Sonrió con tristeza.

 

-Eres un ingenuo adorable, amigo mío, tú juegas a la guerra y yo a la política, y no puedo emplear tanques ni legiones para obtener la victoria. Ya no, necesito medios deshonrosos. No temas, no te verás manchado.

 

-Me habéis llamado, encomendadme la tarea.

 

Con un gesto las luces se apagaron cuando pesadas planchas de adamantio bloquearon la luz de la estrella. Luego, como si fuesen pequeñas luciérnagas, surgieron datos que interpretó como coordenadas espaciales y características estructurales de una nave mercante.

 

-Dentro de cinco días una nave del consorcio se pondrá a la altura del quinto planeta de este sistema. El Tarot ha revelado a cinco de nuestros psíquicos que algo que han denominado de forma excesivamente críptica y teatral “La Sombra de los Asesinos” se oculta en su interior.

 

-¿Búsqueda y destrucción?

 

-No si puede ser: prefiero viva esa sombra maldita. En diez horas una lanzadera os llevará a la estación Visik Primus para transportaros hasta este núcleo de asteroides donde os ocultaréis hasta que asaltéis la nave. En estas secciones del casco hay pequeñas aperturas con el tamaño adecuado para permitiros el acceso.

 

-Es un buen plan.

 

Sonrieron como lo hicieron veinte años atrás cuando uno planeó la purificación del noveno nivel de la Colmena y el otro la ejecutó.

 

 

Pasaron dos horas. Fex esperó a que su superior llegase junto a la segunda gárgola del puente que conectaba las dos cúpulas. Era invisible con su capa ocultándolo de todo y de todos. Su entrenamiento hizo el resto.

 

El Príncipe Solar parecía observar los grabados de su hogar lejos del hogar.

 

-¿Cómo ha ido ahí abajo, Fex?

 

-He estado ocupado, aún quedaban restos de los cultos en la zona de los Engranajes del Oeste y en Puerta de Carbón. Además ya hay bandas recorriendo la subcolmena saqueando y atacando las granjas de pólipos de limpieza. Gracias por los cargamentos de munición.

 

Marvere admiraba al explorador. Fex había elegido no convertirse completamente en Marine Espacial para poder seguir operando como explorador, había elegido perder la gloria de ser un Astarte auténtico para llevar la muerte y la justicia. El Marine Eclipse había pedido a su superior hacía tres años autoridad y autonomía para servir al Emperador y al Bien. Solo.

 

-Quiero que vigiles a Vaen Xot. Un carguero suyo parece tener algún tipo de amenaza sin identificar.

 

-Hace años que tengo chivatos instalados en sus cuatro refugios. Esa perra tiene contactos con las bandas de las que te he hablado, secuestran colonos y trabajadores libres para venderlos luego como esclavos. Si quieres, tendrás cristales de audio en el lugar de siempre a la hora de siempre.

 

-Gracias.

 

Era el momento de la pregunta.

 

-Código Beta Gaudi 7983 Cervant.

 

-Autentificado, Hitchar Carnifex 7983 Zar. Si es necesario, que no sufra.

 

-Entendido, una bala bastará.

 

A Marvere le daba asco pero era necesario, incluso Lord Mediat podía corromperse.

 

Solo era humano.

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