El hada del azúcar y la maldición de Tchaikovsky

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Hablemos de empresas implacables e injusticias cósmicas

Como es bien sabido, Piotr Ilich Tchaikovski fue uno de los primeros artistas que, en vez de buscarse un mecenas que le solucionase la vida y le dictase por dónde debía discurrir su trayectoria como compositor, intentó ser considerado un trabajador más y buscar rendimiento por cuenta propia a su obra. No en vano, es considerado uno de los músicos clave dentro del Romanticismo.

A día de hoy, a nadie se le escapa lo ingenuo de su propuesta, pero en pleno siglo XIX se vivió el caso entre acalorados debates, ya que muchos veían el uso comercial de la música como una suerte de prostitución. En concreto, fueron enconados en lo que respecta a El cascanueces y su pieza más conocida: La danza del hada del azúcar.

En origen, este tema se compuso ex-profeso para acompañamiento de una serie de interludios publicitarios, tanto en prensa escrita como en teatro y televisión. Sin embargo, la presión ejercida por algunos anunciantes hizo que la invención de esta última se demorase lo suficiente para no tener que pagar royalties al compositor. No olvidemos, que según la legislación vigente, está terminantemente prohibido interponer demandas desde la tumba. Los primeros, además, resultaron fiasco, puesto que los discos incluidos dentro de los diarios tenían tendencia a romperse cuando los lectores enrollaban estos para transportarlos con más comodidad. Aunque algunos sugirieron que podía aumentar el número de actuaciones en teatros para obtener unos ingresos consecuentes, lo cierto es que la inflación en el precio de la avena hacía que los desplazamientos entre ciudades encarecieran demasiado los gastos personales del autor.

El resultado de este pequeño amargo drama es por todos bien conocido: el sistema de sonido no se incorporó a los medios visuales hasta casi medio siglo después de la muerte de Tchaikovski y los ciudadanos de pie hemos podido disfrutar de ese inquietante y sugerente campanilleo del hada desde entonces. Tchaikovski no ha hecho nunca ninguna declaración sobre el uso de su obra en anuncios televisivos.

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