De dioses y hombres

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Reseña de la novela de Miguel Puente Molins publicada por Scyla Books

Una buena novela se realiza como un conjuro: hay que buscar las pistas en los saberes del pasado, extraer de este el meollo y adaptarlo a los medios actuales; hay que ser preciso con las dosis, poner de cada elemento en su justa medida; luego, hay que saber remover el conjunto, para que los elementos se mezclen y asomen cuando tienen que asomar, ni antes, ni después. Solo así, la pócima dará los resultados adecuados. Como en De dioses y hombres.

Miguel Puente Molins sabe mucho de mitología. Cuando se trata de hablar de ángeles, de magia caldea, de mitos antediluvianos, de infiernos sin llamas o de los tiempos en los que entre los hombres caminaban criaturas que sobrepasan —y sobreestimulan— nuestra imaginación no da pasos en falso. Es por ello que ha sabido bucear en las inagotables fuentes del pasado para rescatar los cimientos de su primera novela.

No obstante, también ha sabido dosificarlos. De dioses y hombres, aunque tiene un trasfondo sólido y bien documentado, no es un libro para eruditos ni se pierde en densidades innecesarias: es narrativa, y toda la riqueza de su escenario está al servicio de esta vocación. De dioses y hombres no viene a instruirnos sobre la mitología sumeria, sino a poner esta al servicio de la trama para así emocionarnos, ponernos los pelos de punta y hacernos elucubrar sobre ese posible encuentro, dislocado en el tiempo, entre deidades antiguas y seres humanos mundanos.

Que nadie se imagine una epopeya de fuegos artificiales a la caza de un productor de Hollywood con ganas de hacer explotar muchos coches en batallas campales: la novela de Miguel Puente Molins es, en cierto punto, intimista, y eso le añade una capa de interés y de inquietud que la hacen todavía más formidable.

El reparto de personajes resulta muy cercano: programadores en una consultora de Madrid, camareras que hacen demasiadas horas extra para sobrevivir como madres solteras, gente normal, de la que va a la Fnac y se toma unas cañas en el bar de la esquina, son los protagonistas del libro. Son gente de carne y hueso, lo que hace que la radiografía de los terrores a los que se enfrentan sea todavía más espeluznante, aunque no nos los tomemos siquiera como una metáfora. Desde la precariedad a los malos tratos, este es el mundo de los hombres de hoy en día. Y en este escenario, incluso las criaturas sobrenaturales resultan palpables gracias a su mimetismo.

Mención especial merece la prosa. En apariencia sencilla y dinámica, sin demasiados adornos, muta con sutileza, como un reflejo en un espejo, para amoldarse a la perspectiva de los personajes, lo que los hace más vivos y perturbadores, o se desata en las escenas clave, transportándonos cuando menos lo esperamos, a mundos insospechados.

De dioses y hombres es fantasía oscura con sustancia, una historia de terror de monstruos que no se limita a la mera imagen. Es una novela tan implacable como original, todo un ejemplo de lo que se puede construir con buenos mimbres.

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David Jasso
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Poblador desde: 07/04/2009
Puntos: 322

Sin duda lo mejor del libro son los personajes y cómo les afecta la irrupción de lo sobrenatural. Es totalmente creíble. La novela es sumamente aconsejable.

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Miguel Puente
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Poblador desde: 16/06/2009
Puntos: 491

Muchísimas gracias, Kachi y David, por vuestros comentarios tan positivos. Me llena de orgullo que os haya gustado, y más aún que recomendéis su lectura Risa

 

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