Irme
Ese era el día indicado para morir. Me alegré. Después de dos años se cumplía mi deseo.
Tres semanas después sigo vivo. Impedido no puedo suplicar piedad, pero ella me comprende; ella, sí. Me sonríe, me relajo, pone la almohada sobre mi cara y suspirando la vida se escapa.
Rey
Los vecinos que pueden se arrastran fuera de sus casas. Deliran al paso de mi carruaje de oro. Suplican comida para sus familias moribundas. Cinco años de nulas cosechas alcanzan hasta palacios. Mis tripas rugen desesperadas y mi rostro les sonríe a través de cortinas de seda.
http://www.jorgeasteguieta.es.tl