En los jardines de Casandra

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Ligeia
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En los jardines de Casandra

 

Antonino la había comprado durante un viaje a Atenas, muy niña. La liberó y la educó espléndidamente, pues había descubierto en ella un espíritu inteligente y una singular belleza. A medida que las líneas que dibujaban sus rasgos se iban moldeando sin perder hermosura, más encandilados se veían sus sentidos; así pues, no dudó en tomarla por esposa una vez cumplió una edad conveniente. La amaba. Aunque a medida que pasaban los años se hubiese rebelado que la cruel Providencia había dotado a la bella Casandra de un vientre estéril.

Pero Casandra ya no estaba. La muerte se la había llevado repentinamente en el esplendor de la vida, dejándole solo y afligido con el recuerdo de sus ojos negros y sus aires lánguidos. Antonino paseaba por los jardines de la domus, en los que ella entretenía sus momentos ociosos con el arte de la jardinería, hasta el pequeño rincón junto a la fuente de los tritones, donde tantas veces se había sentado su Galatea a contemplar la perfección lograda en tal labor. Ahora sus paseos ya solitarios siempre acababan desembocando allí, en la umbría donde el agua entonaba una melodía fresca y cantarina. Pero ni siquiera a su buen amigo Rutilio se había atrevido a confesar el porqué de su atracción hacia este lugar en concreto.

Siempre a la misma hora, después de la comida, su momento favorito para el paseo vespertino cuando estaba viva, aparecía ella sentada en la fuente. Allí estaba, observándole con sus ojos grandes y negros, carentes de vida, apagados por el hálito de lo mortal; terriblemente pálida, vestida con las prendas con que él había ordenado introducirla en el féretro: una túnica verde bajo una estola roja, el mismo color con que estaban teñidas las sandalias y las cintas que sujetaban su melena ondulada, luciendo el anillo en el dedo meñique que había sido su primer obsequio, y los pequeños aretes de oro colgando de las orejas. Daba la impresión de haberse levantado de la sepultura para ir a sentarse allí. Parecía real, pero después de un rato empezaba a desvanecerse hasta desaparecer, solo para regresar puntual a la tarde siguiente. Antonino, más bien de creencias estoicas, no entendía aquella prodigiosa pesadilla. Pero hasta él sabía que no era bueno ver a las sombras de los muertos. Una punzada de miedo aleteaba siempre en el fondo de su estómago mientras contemplaba la visión y aun así, nunca faltaba a su cita en los jardines de Casandra. Prefería verla transformada en un silencioso espectro antes que no verla de ningún modo.

Pero como íntimamente temía, la irrupción de su esposa muerta no fue un buen augurio. Los esclavos empezaron a perder fuerzas y los frutos del huerto a pudrirse. Las visitas de su amigo, deseoso de confortarle en su aflicción, empezaron a ponerle nervioso, cosa que el otro notaba, aunque se lo reservase para sí. Mientras, empezaron a morir los niños más pequeños, y Antonino percibió que al mismo tiempo, la palidez de Casandra disminuía. Finalmente, Rutilio le preguntó sobre la causa de su patente desasosiego y él lo achacó al estado de la casa, con los sirvientes enfermos y el huerto mohoso. Entonces cayó en la cuenta de que incluso el agua de la fuente se había vuelto turbia. Su viejo amigo admitió que la situación era ciertamente extraña y le aconsejó abandonar el lugar si aquello se prolongaba.

Antonino sufría al tener que admitir tan espantoso cambio. La amable y dulce Casandra regresaba del reino plutónico convertida en una lamia devoradora de vida. Una tarde descubrió, en la alcoba que todavía permanecía como ella la había dejado, las lecturas favoritas de la joven. Tratados astrológicos, alquímicos y de oscura nigromancia oriental. Un sencillo patricio descreído había cobijado a una aprendiza en las artes de Hécate. Las náuseas se apoderaron de él mientras ojeaba las líneas escritas en los rollos. Sacrificios de infantes a la luz de la luna. Contó las veces en que a lo largo de los últimos años había estado aparentemente decaída, gorda, rehuyendo sus arrumacos y encerrándose sola en su habitación por las noches. Cuatro bebés a lo menos. Filtros de juventud. La causa de su muerte repentina bien había podido ser un envenenamiento por una dosis mal calculada o algún ingrediente fallido.

Como un ciego que de repente recupera la vista, cayó en la cuenta de que el gesto de concentración cuando él le leía tratados filosóficos era en realidad una careta que escondía hastío y las amigas que la visitaban se llevaban bajo los mantos los frasquitos con el filtro o el elixir solicitado; halló, mediante una cuidadosa inspección por todos los rincones del jardín, matas de beleño trepando en las esquinas, acónito, adormideras y otras plantas de temibles propiedades, entre las rosas. Algunas raíces que sobresalían de la tierra parecían recordar los cuerpecitos de los que se habían nutrido y su color, imitar el de la sangre con que habían sido regadas en la clandestinidad de la noche.

Decidió sincerarse con Rutilio y, en cuanto supo que había regresado de un viaje a sus posesiones en el campo, le escribió una carta pidiéndole que viniese a visitarle lo más pronto posible. Intentó luchar contra el deseo de bajar a los jardines pero a la hora habitual le pudo la curiosidad y se dirigió otra vez a la fuente de los tritones, ya rebosante de viscoso verdín. Casandra le sonrió con ojos vivos y labios escarlata. Por primera vez rompió el silencio, susurrando:

—Antonino, ven conmigo.

Él, conmovido, se aproximó, quería que le explicase tantas cosas... ella le tendió los brazos y los pliegues de la estola dejaron ver mejor sus pies, calzados con las abiertas sandalias rojas. Antonino vio perfectamente la piel hinchada y en las hendiduras donde la carne putrefacta se había abierto, los gusanos rebullendo.

Un par de horas después, Rutilio, en el descuidado jardín rebosante de hierbajos y ramas sobrantes, con restos de fruta alrededor de los manzanos, granados e higueras, entre las formas deformes que habían adoptado los arcos de boj y las bolas de laurel al dejar de ser recortados, miró horrorizado a los sirvientes pálidos y desnutridos, antes de volver a enfrentarse a la fuente de verdoso mármol, con hilillos de babosas sobre los rostros y miembros de unos alegres tritones cabalgando olas, en cuyo borde permanecía el cadáver arrodillado, con los brazos colgando exánimes y la cabeza y cuello sumergidos completamente en el líquido fangoso. Se tapó la nariz con el borde de la toga, intentando rehuir aquel hedor a descomposición vegetal y muerte. Sintiendo en sus venas como la pena se mezclaba con el horror dio la espalda al cadáver, volviéndose hacia los esclavos:

—Ahora me debéis obediencia a mí. Yo soy el heredero único de vuestro amo Antonino. Estáis enfermos, marchaos a mi casa. Será la vuestra desde ahora. Los aires aquí son infectos y malsanos. Voy a avisar a las autoridades, deberían demoler esta casa.

 

 

 

 

 

 

 

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Relato admitido a concurso.

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No quería repetir ambientación, como ya dije, pero una confusión me ha hecho caer en ello. Tenía el nuevo casi a la mitad pero ya era día 31, sí, tenía metido entre ceja y ceja que el plazo finalizaba el 31, así que colgué este antiguo a toda pastilla. Y luego me enteré que no, que el plazo es hasta el 28 como el Calabazas-Máscaras :S Bueno, a lo hecho, pecho cool

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Easton
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La idea es buena pero creo que está desaprovechada. Mi problema con este texto es que, al leerlo, lo he hecho desde “demasiado afuera”. No he conseguido sentirme parte de la narración. Creo que es porque todo se cuenta pero no se para en los detalles, como si pasara de puntillas por escenas tan importantes como podrían ser la primera vez que Antonino ve la aparición o el momento en el que descubre la verdad. Me han faltado pausa y sentimientos y sensaciones del protagonista ahí.
El final en el que el amigo se declara heredero no termino de verlo. ¿Por qué es su heredero? No hay testamento ni nada que lo diga. Creo que el texto podría haber terminado mejor con la frase "Sintiendo en sus venas como la pena se mezclaba con el horror dio la espalda al cadáver."
Creo que es un texto con posibilidades de ser mucho más, con un poco de pausa en algunas escenas.
2,5 estrellas.

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Sanbes
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Relato bien escrito. La historia me ha gustado y la he seguido con mucho interés. Además se va poniendo más interesante a medida que se avanza.

Algunos momentos están muy bien descritos, como el encuentro final con su podrida esposa.

La gran pega es el final, o debería acabar en la muerte del marido o con un final más trabajado. Pues resulta algo manido y decepcionante si se compara con el alto nivel anterior del relato.
Le doy 3'5 estrellas.

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L. G. Morgan
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Me encanta la ambientación, y el tipo de brujería escogido, con todos los elementos brujeriles usuales (pócimas, sortilegios, sacrificios y poder sobre vida y muerte conseguido a través de artes particulares) pero en medio de otra época y cultura. Todo bien relacionado.

Y me gusta el estilo de la prosa. Solo me parece que algunas partes quedan demasiado explicativas, enumerando muchas cosas con cierto perjuicio de la acción. Y hay veces en que parece que algo se ha introducido un poco a la fuerza, para que nos enteremos de algo que necesitamos saber, pero que no resulta natural que descubran los personajes.

★★★☆☆ 

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salino
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Puntos: 347

Ligeia, me encantan estas historias. La narración te atrapa y el ambiente que creas es tan sólido que creo leer uno de esos antiguos cuentos de Poe.

La trama, bien hilada al principio aunque con ligereza en algunos puntos necesarios, se nota forzada en un final abrupto y sin sorpresa. Creo que la idea es muy potente y está tratada con genialidad de narradora, pero que necesita de elaboración en la trama y en su equilibrio.

A mí, personalmente, me han parecido algunas frases demasiado estiradas, llenas de innecesarias descripciones, También creo que serían necesarios algunos punto y aparte y dividir esos párrafos para dejar respirar al lector, dividirlos por acciones. Pero esto es cosa poco importante.

Las expectativas de la trama se desinflan en la escena final, con el tema del heredero y los sirvientes, dejando de lado el meollo del asunto y la muerte de su amigo… las conjeturas que deberían explicarse después de haber recibido la carta.

Mi voto es de ★★☆☆☆, pues sé que eres capaz de mucho más y que esto, habiendo leído tus otras participaciones, es un trabajo inacabado. Gracias por compartirlo y siento que te confundieras de fecha, habría merecido la pena leerlo completo. 

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Gracias por los comentarios  votos :) Salino, tienes razón, se notan las prisas... prometo que para la próxima estaré más atenta !

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Poblador desde: 21/09/2010
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La prosa es buena y hay varias descripciones terroríficas estupendas, pero el relato es poco original y lo encuentro algo falto de tensión. El final, además, creo que podría estar mejor rematado. De los tres relatos presentados por la autora es el que me ha gustado menos, aunque tampoco es un drama, porque los otros me han gustado mucho.

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

La ambientación del relato es exquisita; los detalles descriptivos se sitúan aquí y allá sin embarrar la narración, más bien lo contrario. La historia es corta y sencilla, tan bien ambientada que se hace todavía más corta. Los personajes podrían estar mejor perfilados; por un lado Casandra pasa de ser la mejor de las esposas a una bruja despiadada mediante simples observaciones a posteriori que descubren un engaño de años. Por otro, una vez revelada la verdad, Antonino deja a un lado el horror sentido para volver a postrarse frente a ella y encontrar la muerte. Ambas situaciones se describen, a mi juicio, sin convicción, a diferencia de la ambientación del relato.

 

3 estrellas

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Belagile
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Poblador desde: 09/12/2013
Puntos: 829

Me parece que la idea original del relato da para mucho más y que la autora podría haberlo perfilado un poco más todavía. Me gusta la forma en la que está contado, se hace ameno y bastante visual en algunos párrafos. Pero no encuentro tensión en el texto y el final no termina de convencerme.

★★★☆☆

Giny Valrís
LoscuentosdeVaho

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Aunque el cierre es tan apresurado que pone de manifiesto que hay un problema en la estructura, es imposible no ver los destellos de valor de este relato. Muy conseguida la ambientación, y además sin alardes ni tecnicismos, y muy original la introducción del elemento brujeril. Las cosas que cojean, creo que ya te las han señalado: el cierre es muy abrupto (deberíamos haber sabido más del amigo antes de su aparición), la trama se plantea muy expositiva (hubiera sido ideal haber participado del engaño del marido, haber tenido las pistas antes de la revelación) y hay algunos elementos que no se ven claro (Antonino es aficionado al jardín ¿y no había visto lo que cultivaba en él su esposa; quizás si le hubiera dejado un "jardín secreto", una zona privada para ella...).

Ojo también con alguna frase kilométrica: pueden ser contraproducentes a la hora de hacer una revelación y restar fuerza al impacto sufrido por el lector.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

Antes de nada, Ligeia, he de decirte, y esto no lo esperaba de ti, que he visto anacronismos gravísimos, garrafales incongruencias y, nada, es broma, muy conseguida como siempre la  ambientación. En la forma es la más cuidada de la tres historias que has presentado (solo he visto un rebelado en vez de revelado), pero es la que me ha gustado menos, gustándome y siendo un buen relato. El final se ve venir, claro, y la última frase antes de la entrada de Rutilio, la que desvela el fin del  desdichado Antonino, es, como diría Jane, muuuuuuy larga. Pero vamos, que se disfruta como todo lo tuyo

3 estrellas

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

jejejeje que susto Bestia Insana, ya decía yo ¿pero dónde está el fallo, en los tritones de la fuente, que parecen del siglo II y no del I? angry

El tono era así a posta, buscaba un retintín a cuento, a vieja anécdota... como ya comenté, lo colgué por completar el trío creyendo que ya no había tiempo y no le di las suficientes vueltas tal vez.

Me alegro que aun así os haya parecido una agradable lectura. Muchas gracias por los comentarios a todos.enlightened

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