Hijo de la tormenta
El viento levantó su falda. La lluvia humedeció su entrepierna. Retozaron por el suelo untándose de barro. Una ráfaga traviesa enredó en un espino el preservativo que les había arrebatado. Un relámpago iluminó la escena. Un rayo desgarró su prudencia. Un trueno acompañó su orgasmo.
Con vehemencia, ensarto el cielo con mi maza de pinchos ante el aguerrido desparpajo de saltar el primero a la microarena!!!!!!!
Diez segundos para el fin del mundo
Diez: ella me mira y casi entiende. Seis: avanzo. Cuatro: paso mi mano por detrás de su cuello y la beso con pasión. Cero: nada ha ocurrido. Era otro bluff sensacionalista. Y a su lado, el novio rugbista se despabila en cámara lenta.
Este desafío nos presenta dos grandes relatos. Muy bien escritos y potentes. Un gusto leerlos.
Hijo de la tormenta nos describe el mismo momento de la concepción de ese Hijo y las circunstancias que dieron lugar a ella. Con un lenguaje medido, correcto y muy bien escogido, y unas imágenes muy sugerentes. Si tuviera que ponerle alguna pega es la repetición de Un Una Un Un Un, que entiendo que estarán puestos adrede y que es posible que le confieran musicalidad. Sin embargo me han llegado a sonar repetitivos.
Diez segundos para el fin del mundo se apoya en su título para que entremos en situación y comprendamos la tensa escena que narra. Me gusta que la cuenta atrás no sea lineal (diez, seis, cuatro, cero). Y me parece que aprovecha muy bien esa pregunta que en algún momento a todo el mundo le hacen ¿qué harías si supieras que el mundo se acaba mañana? Y te lleva a pensar en qué harías tú si supieras que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina
En este desafío me ha costado mucho decantarme por uno de los dos relatos. Daré mi voto a Diez segundos para el fin del mundo.
Otro duelo que me deja un tanto contrariado, encuentro grandes ideas y ejecuciones mejorables.
Hijo de la tormenta hace una interpretación casi literal del título de la serie. Eso me gusta, bien aprovechado. Es un texto tremendamente visual, también me gusta, y rítmico, aunque quizás se abuse un poco del un y de la una. Me soprende porque, al igual que me ocurría con Clase de mates (acabo de comprobar que son del mismo autor), la metáfora ocupa todo el micro y acaba agotando un poco. Apenas hay narración, solo flashes de una única escena. En lo formal, me chirría un poco la construcción de la frase: Una ráfaga traviesa enredó en un espino el preservativo que les había arrebatado. Es un poco ambigüa. Una ráfaga les arrebató el preservativo y lo enredó en un espino, creo que suena un poco mejor.
Diez segundos para el fin del mundo también tiene muchos aciertos, como ese título tan sugerente, que prepara al lector para lo mejor (o para lo peor) y el ritmo conseguido con el conteo de los segundo. Sin embargo, no sé si intencionado o no, la sensación que me deja al final es de bluff, como le ocurre al protagonista. Supongo que eso también debería ser un acierto, pero en mi caso ha resultado algo contraproducente. Como decía, el titulo hace que uno espere algo grande y emotivo, pero se queda en la anécdota graciosa. La última frase tampoco me parece que fluya de manera natural. Quizás despabilar no sea el verbo que yo hubiera elegido.
Me quedo con Hijo de la tormenta, aparte de que me ha gustado un poco más, lo veo más ajustado al tema.
El autor de Hijo de la tormenta repite el mismo método usado en Clase de mates, aprovechando al máximo los recursos que le da el título del Desafío, y, como en aquella ocasión, me parece un gran acierto. Son tiempos revueltos en los que se aman estos padres involuntarios, dando lugar a ese hijo de la tormenta. Gran título también. Me gusta asimismo la musicalidad conseguida con las continuas frases cortas. No me gusta nada la frase “Una ráfaga traviesa enredó en un espino el preservativo que les había arrebatado”, porque la he tenido que leer cuatro veces para entender que ese “que les había arrebatado” se refería a la ráfaga.
Qué gran idea hay en ese Diez segundos para el fin del mundo. Con el título del desafío de fondo, el título del propio micro, esperaba encontrar una historia de amor agónica, llevar al extremo los sentimientos cuando sabes que el final está cerca. No me esperaba para nada el final. Convertirlo en un relato humorístico de forma tan abrupta creo que no le favorece, y le quita muchísimo peso a la historia. Existe una rima entre “sensacionalista” y “rugbista” que choca en la lectura.
Mi voto para Hijo de la tormenta.
Molu, tu micro me hizo temblar, ¡felicidades por él! Te invito a un agua revuelta en la taberna.
Gracias de nuevo a los jueces por sus valoraciones. Como comentaba en el otro desafío, sí, es deliberado el uso del Un, Una, etc, en este caso tratando de imitar los fogonazos de una tormenta. Con lo de la frase farragosa estoy de acuerdo, aunque , como en el resto de frases, el sujeto sigue siendo un elemento meteorológico, ¡no había que buscar otro! Pero tomo nota de que puede ser un recurso peligroso e incomprendido. ¡Gracias!
Feliz como una lombriz (de mar).
Aunque el micro de Lamar tiene su gracia (sobre todo, por su lirismo), yo me quedo con el micro de Molu. Una gran idea. Quizá cambiaría lo del "gran bluff" -demasiado expliativo- por alguna imagen que lo reflejara.
OcioZero · Condiciones de uso
Un micro muy oportuno teniendo en cuenta que las previsiones meteorológicas pronostican días de lluvía. Agua y truenos y un poco de calor que no proviene del sol. Enhorabuena valiente!!!!
Desde el fondo de mi alma me besé después de muerto.
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