Luchando contra el instinto

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Lord_Ruthven
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Javier conduce tan rápido como puede. No tiene prisa, no va a ningún lugar en concreto y nadie le espera, pero ha de encontrar un refugio seguro antes de una semana. Y, sobre todo, ha de huir. Huir de la policía que probablemente le siga la pista. Y huir de sí mismo, de sus remordimientos. Por eso corre, como si apretando el acelerador pudiera poner kilómetros de por medio entre su mente y su cuerpo. Pero evidentemente no puede. Inspira profundamente, no merece la pena darle vueltas, lo hecho, hecho está: no pudo evitarlo. Mira a su derecha, en el asiento del copiloto su hija de seis años duerme plácidamente, ajena a las inquietudes de su padre. Javier intenta tranquilizarse.

En el fondo lo hizo por ella. Y no solo esa vez, todas las anteriores. Es importante que su hija no sufra, que no le pase nada malo, que no sucumba a sus instintos. Pero por mucho que Javier se diga estas cosas sus recuerdos se empeñan en no abandonar su cabeza. Mientras toma las curvas de aquella carretera comarcal, apenas iluminada por los faros del coche y una tímida y amenazante luna creciente, Javier recuerda. Recuerda como se esforzó, como superó sus nervios. Sí, lo recuerda, al igual que recuerda hasta el último detalle de aquella violación. Recuerda que abrió las piernas de aquella niña, que su cuerpo se abalanzó sobre el de ella, poseyéndola, recuerda como mientras esto ocurría pensaba insistentemente en alguna famosa de televisión, en una modelo de catálogos de ropa interior. Y mientras esto pasaba, mientras la violaba y se concentraba en sus fantasías, se esforzaba en no abrir los ojos para no tener que ver la cara de aquella niña. No la deseaba, pero tenía que hacerlo, no había otra salida posible. Recordaba también como cuando acabó, sin casi perder tiempo, cogió su enorme cuchillo de caza y cortó el cuello de aquella cria. Un corte torpe, zafio, pegado a las clavículas, procurando llevarse todo el cuello pegado a aquella cabeza de apenas unos kilos. Y recodaba como luego se ensañó con el cuerpo, recortando la carne herida, desgarrada, llevándose con el cuchillo las heridas previas de aquella niña para no dejar rastro de ellas. Tras esperar unos días, cuando la luna comenzó a menguar emprendió la huida, dejando atrás un nuevo escondite abandonado. Debía de irse de allí, evitar que les encontraran e intentar poner a salvo a su hija antes de la próxima luna llena.

Ha pasado una semana desde que aquella pesadilla se reprodujese en la mente de Javier. Desde hace tres días duermen tranquilos en una pequeña casa rural, perdida en medio del campo, a las afueras de un pequeño pueblo, casi una aldea. Irene, su hija, juega desocupada con su muñeca. Javier la contempla mientras sostiene un taladro en la mano. Sonríe. Levanta el taladro y se gira para continuar su tarea. Acerca la broca a la puerta y hace el primer agujero. Aguantará, o eso espera. Cada vez es más fuerte, su naturaleza animal crece, pero aquella puerta es de roble macizo. Por si acaso, instalará dos cerrojos esta vez.

Son las siete de la tarde y el sol decae. Javier sabe que la noche llegará pronto y que la luna hará en pocas horas su aparición. Es mejor no aguardar hasta el último momento; coge a Irene en volandas y la mete en ese cuarto de gruesa puerta de roble. Ella llora, patalea, protesta, sabe que su padre la va a encerrar con llave, siempre lo hace, día tras día una semana al mes. Ella no quiere, no le gusta estar encerrada, sola, indefensa y asustada. Pero su padre no atiende a razones y la encierra inmisericorde en aquella alcoba vacía y sin ventanas. Tras dejarla allí y cerrar los dos cerrojos esconde las llaves de los mismos; nuca se sabe, piensa Javier.

Javier se abrocha hasta arriba la cremallera de su cazadora de cuero y sale al frio de aquel páramo, no quiere estar cerca de su hija esa noche, no quiere pasar a su lado la luna llena. Sin más deambula, intenta gastar el tiempo paseando por el campo, intentando relajarse, huir de sus pensamientos, de sus negros presagios. En su deambular poco a poco Javier se acerca al pueblo. Se repite a si mismo que no quiere ir hacia la aldea, pero es superior a su voluntad. Antes o después de acercará a aquellas solitarias calles, y entrará en el bar. Alcohol y luna llena van de la mano desde hace tiempo. Los bares son bueno sitios para para encerrarse, para conocer gente, para anular conciencia, memoria y voluntad.

Javier despierta, sobresaltado, sin recordar dónde está. Mira en derredor, le cuesta reconocer el lugar en el que se encuentra. Por fin recuerda. Es la habitación de la casa en la que se hospeda; su habitación. No sabe cómo ha llegado allí, el sabor pastoso en su boca y el dolor de cabeza le transportan la última copa que recuerda haber tomado anoche. Entre esa imagen vaporosa y el presente solo hay un vacío en su memoria. Se incorpora lentamente y ve un rastro de sangre en su mano. Asustado corre al baño y se mira en el espejo. Todo parece normal; su rostro de siempre, cansado, surcado por las arrugas que la almohada ha dejado en su piel. Mira de nuevo su mano y la lava bajo el grifo, es solo un corte, un pequeño rasguño que ha sangrado más de lo normal a causa del alcohol. No le preocupa el corte en sí, le preocupa no recordar cómo ni cuándo se lo hizo, en qué momento de su borrachera se cortó con un vidrio o se arañó con la astilla de una puerta o de una vieja barra de bar. Aquella pequeña herida, tan inocente, puede ser la marca de sucesos atroces. Casi sin a trasverse, se acerca a la habitación donde encerró a su hija. Mientras camina por el pasillo reza por que siga allí, porque anoche en su borrachera no haya caído en la tentación de abrir aquella puerta, ruega no haber recordado donde escondió las llaves. Pero no es así. Cuando llega a la alcoba la puerta está abierta de par en par y un rastro de sangre sale de la habitación. Asustado, sin atreverse a entrar en aquel cuarto sigue el rastro de sangre. Son solo unas gotas que manchan el suelo, al menos no será difícil limpiarlas, unas gotas cuyo rastro termina en uno de los dormitorios de la casa. Preocupado abre lentamente la puerta. Su hija está tumbada en la cama, su pecho sube y baja, respirando profundamente. Javier suspira, y se acerca al cuerpo ensangrentado de su hija. La examina, está cubierta de sangre. Tiene algún arañazo en el cuerpo y en la cara pero no es nada grave. Javier la coge en brazos y la lleva al baño. Despacio, procurando no sacarla de su profundo sueño la desabrocha el vestido y la lava cariñoso con una esponja húmeda.

Tras limpiar a su hija se acerca al cuarto donde ha estado encerrada la niña. Al fondo del mismo, hecho un guiñapo, el cuerpo de un niño de la edad de su hija descansa en una postura inhumana. Javier se acerca. El cuerpo apesta a sangre coagulada, a heces y orines. Aquel pobre crio se había cagado de miedo. Javier cierra los ojos y respira. Sin pensarlo dos veces saca su móvil del bolsillo y comienza a ver pornografía en internet. Cuando está listo, quita los pantalones al niño y sin dejar de mirar la pantalla de su teléfono comienza a violar el cadáver de aquel infante. Tras acabar, Javier va a por su fiel cuchillo de caza y corta la cabeza del crio para después mutilar las heridas de su piel. Tras acabar el ritual coge la cabeza del niño y la lleva hasta su coche. Una vez en el coche se deshace de la cabeza, arrojándola al maletero donde entrechoca con otras siete cabezas de niños y niñas, todas ellas con el cuello colgando, todas ellas con un cuello destrozado por las dentelladas de un lobo. Javier piensa que algún día debería deshacerse de aquel macabro equipaje, no sabe por qué aun no lo ha hecho. Quizá porque el fondo de sus ser desea que lo detengan y acabar de una vez con todo aquello. Pero no le detendrán hoy, tardaran en encontrar el cadáver y, sin cabeza, la identificación se retrasará. Javier vuelve a la casa y despierta a su hija. Tras recoger rápidamente su escaso equipaje montan en el coche y arranca el motor. ¿Dónde? Qué importa. Lejos, donde nadie les conozca. Lo único que tiene claro Javier es que han de huir de nuevo. Los padres no tardarán en echar de menos al crio, y en cuanto encuentren el cadáver las sospechas, como siempre, recaerán sobre el forastero borracho que anoche deambulaba por el pueblo. Borracho, pederasta y asesino. Sin necesidad de investigar nada ya tendrán un culpable. Javier sonríe, le da igual tener un crimen más a sus espaldas. Solo hace lo que cualquier padre haría, evitar que su hija sufra el más mínimo daño por culpa de sus instintos. Mientras el pueda evitarlo nada la pasará, nadie descubrirá que cada noche de luna llena, aquella niña inocente se trasforma en un lobo devorador de niños.

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Patapalo
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Puntos: 208859

Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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JFB
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Poblador desde: 05/03/2012
Puntos: 125

Una historia cruda que, si de verdad he entendido bien, tiene uno de los mejores finales que llevo leídos en el concurso. Por mis gusto personales, echo de menos un tono más agresivo y haber colado un par de metáforas potentes, fuera aparte que necesitaría saber algunos porqués. En cierta manera me trae reminiscencias de la película «Déjame entrar». Es un relato al que le veo tantas posibilidades, como posibilidades de mejora; esto es, que merece la pena incidir en el y trabajar sus puntos débiles no tanto para dejarlo redondo como para ganar experiencia en el proceso .

El primer párrafo, crucial en cualquier obra, tal vez sea el peor. Saltan a la vista cuatro o cinco «palabras malditas», algo que es «fácilmente» subsanable y un primer paso de mejora necesario. Y encuentro incongruente que alguien que no tiene prisa conduzca tan rápido como le es posible toda vez que después se explica la razón de su urgencia.

Otro detalle es encontrar tan a menudo el nombre propio del protagonista cuando desde bien pronto el lector sabrá que no sentirá ninguna empatía por él. Tal vez fuera necesario emplear alternativas, pero es una apreciación personal que tal vez sea equivocada.

 Un buen trabajo no obstante. Suerte.

Mi nota:3

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Olethros
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Poblador desde: 20/06/2015
Puntos: 352

En cuanto a la forma, algún "dedazo" ("bueno sitios", "y recodaba"), algún laísmo y alguna tilde que falta ("mientras el pueda evitarlo").

En cuanto al estilo, y a ojos de este lector, la abundancia de frases redactadas en negativo provoca sensaciones de repetición por el "no" y también de "escritura en piloto automático", igual que por la forma de emplear los adverbios terminados en "-mente". La sensación repetitiva se refuerza por el uso continuado del nombre del protagonista, y se refuerza de nuevo por usar varias veces el mismo recurso técnico relacionado en un texto tan corto ("Y, sobre todo, ha de huir. Huir de la policía que probablemente le siga la pista. Y huir de sí mismo..." pero también "Recuerda como... Sí, lo recuerda, al igual que recuerda hasta... Recuerda que... recuerda como... Recordaba también...Y reco(r)daba...."). Las sensaciones de repetición vuelven a reforzarse por el uso cercano evitable de las mismas palabras o el uso de aquellas con la misma raiz léxica (por ejemplo, "intenta" e "intentando"). El uso del "recordaba" podría generar una ruptura de la temporalidad porque pasa de hacerlo en presente a hacerlo en pasado sin que haya una razón aparente en la trama para ello, pero el autor/a sabrá. El ritmo es alto, constante y brioso. En las descripciones más "hemoglobínicas" tal vez abuse del efectismo.

En cuanto al fondo, la aproximación al tema del concurso es estratégica porque cuenta una historia en la que ¿hay? un hombre lobo (o niña lobo, más bien, si es que la hay) y no una historia de hombres lobo. Aunque, quizá, el equilibrio esté roto en la narración y carezca de la duda real sobre si hay o no lupino, pero a la vez eso sirve para "justificar" las medidas extremas que toma el protagonista para proteger a su hija.

Mi calificación es 3,25 estrellas.

Gracias por compartirlo y suerte en el concurso.

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam... ;oP

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Lord_Ruthven
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Poblador desde: 28/06/2013
Puntos: 929

Olethros dijo:

En cuanto a la forma, algún "dedazo" ("bueno sitios", "y recodaba"), algún laísmo y alguna tilde que falta ("mientras el pueda evitarlo").

En cuanto al estilo, y a ojos de este lector, la abundancia de frases redactadas en negativo provoca sensaciones de repetición por el "no" y también de "escritura en piloto automático", igual que por la forma de emplear los adverbios terminados en "-mente". La sensación repetitiva se refuerza por el uso continuado del nombre del protagonista, y se refuerza de nuevo por usar varias veces el mismo recurso técnico relacionado en un texto tan corto ("Y, sobre todo, ha de huir. Huir de la policía que probablemente le siga la pista. Y huir de sí mismo..." pero también "Recuerda como... Sí, lo recuerda, al igual que recuerda hasta... Recuerda que... recuerda como... Recordaba también...Y reco(r)daba...."). Las sensaciones de repetición vuelven a reforzarse por el uso cercano evitable de las mismas palabras o el uso de aquellas con la misma raiz léxica (por ejemplo, "intenta" e "intentando"). El uso del "recordaba" podría generar una ruptura de la temporalidad porque pasa de hacerlo en presente a hacerlo en pasado sin que haya una razón aparente en la trama para ello, pero el autor/a sabrá. El ritmo es alto, constante y brioso. En las descripciones más "hemoglobínicas" tal vez abuse del efectismo.

En cuanto al fondo, la aproximación al tema del concurso es estratégica porque cuenta una historia en la que ¿hay? un hombre lobo (o niña lobo, más bien, si es que la hay) y no una historia de hombres lobo. Aunque, quizá, el equilibrio esté roto en la narración y carezca de la duda real sobre si hay o no lupino, pero a la vez eso sirve para "justificar" las medidas extremas que toma el protagonista para proteger a su hija.

Mi calificación es 3,25 estrellas.

Gracias por compartirlo y suerte en el concurso.

Muchas gracias por tomarte tiempo en leer y comentar Olethros. No entiendo la expresión "escritura en piloto automático" ¿a qué te refieres? 

Tomo nota de los dedazos para corregirlos en el original, por mucho que relea los cuentos siempre se me escapa algunoangel... lo del laismo...se nota que soy madrileño... broken heart

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Olethros
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Poblador desde: 20/06/2015
Puntos: 352

Con lo de "piloto automático" me refiero a la escritura sin pensar con detenimiento qué se escribe, cómo y por qué, sin el control directo del "piloto".

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam... ;oP

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torpeyvago
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Poblador desde: 29/02/2016
Puntos: 1890

Un relato que comienza flojo pero que ¡vaya final!

El comienzo me parece algo soso e, incluso, con alguna incongruencia muy leve: ¿tiene o no tiene prisa?, por ejemplo. Pero luego va mejorando por momentos. Incluso me llega a parecer excesivo el ensañamiento en la descripción de la primera víctima, perfectamente justificado al final.

Otro defectillo, también muy ligero, es algo que me había pasado desapercibido por completo hasta tener que pensar en el relato para comentarlo. Es decir, que en condiciones normales, ni lo habría notado. Se trata de por qué no prefiere quedarse sereno a cuidar de su hija, con las complicaciones correspondientes, claro.

Algún defectillo de forma, como alguna tilde perdida o un exceso de «mientras», que no creo, personalmente, trascendentes.

Pero vamos, que de no ser por el principio, el relato sería de cinco.

Nota: cuatro (4)

___________________________________________________________

En un lugar de La Mancha de cuyo nombre me acuerdo perfectamente...

https://historiasmalditas.wordpress.com/

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

De los relatos que llevo leídos hasta ahora, sin duda uno de los que más me ha gustado por la historia en sí, por la crudeza y la brutalidad de algunas de las imágenes... y por su final.

Es cierto que tiene cosas mejorables, como el primer párrafo, donde hay cierta abundancia de adverbios acababos en -mente, de los que tanto se ha hablado aquí. Y esa especie de contradicción en cuanto a la prisa del protagonista que, aunque aclarada, no deja de sonar rara. También veo que se repite demasiado el nombre del protagonista, en momentos en los cuales no es necesario en absoluto.

Se ha recalcado en un comentario un empleo excesivo del "recuerda" en el relato, pero yo tengo que decir en tu defensa que yo creo que está hecho a propósito para subrayar precisamente la importancia de ese acto (el de recordar) y de esos recuerdos. Creo que yo lo habría escrito igual.

Y en cuanto al final, qué decir, que me ha encantado. No sé los demás, pero yo me he tragado enterito todo sin sospechar nada.

Para mí, cuatro estrellas y media.

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Lord_Ruthven
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Poblador desde: 28/06/2013
Puntos: 929

Dr. Ziyo dijo:

Se ha recalcado en un comentario un empleo excesivo del "recuerda" en el relato, pero yo tengo que decir en tu defensa que yo creo que está hecho a propósito para subrayar precisamente la importancia de ese acto (el de recordar) y de esos recuerdos. Creo que yo lo habría escrito igual.

blush

 

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Lord_Ruthven dijo:

Dr. Ziyo dijo:

Se ha recalcado en un comentario un empleo excesivo del "recuerda" en el relato, pero yo tengo que decir en tu defensa que yo creo que está hecho a propósito para subrayar precisamente la importancia de ese acto (el de recordar) y de esos recuerdos. Creo que yo lo habría escrito igual.

blush

 

yes

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Aparte los errores ya comentados, yo también he notado como que le falte cierta potencia en la narración; he estado esperando a la licantropía hasta el final, porque parecía un pederasta asesino obsesionado con proteger a su hija porque sí hasta que la última frase, el final, te arrea el guantazo para comprender de sopetón... aunque luego si se le da vueltas, pues surge, como han comentado, la duda de que podría perfectamente mantener a la niña encerrada y evitar masacres. Tres estrellas y media:

***'

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Bio Jesus
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Poblador desde: 11/07/2014
Puntos: 1514

Excelente relato y excelente retrato de Javier. Me ha impresionado y eso que este estilo no es muy de mi gusto.
No creo que al relato le falte potencia, es que posee un ritmo diferente. Es potencia "diésel", y solo al final del relato descubres todo el horror de la situación y de por que Javier se hunde en alfo que le repugna.
En el aspe to formal y para que lo corrijas cuando aparezca en la antología ;-) , me chirría las siguientes frases "Javier suspira, y se acerca al cuerpo ensangrentado de su hija. La examina, está cubierta de sangre. Tiene algún arañazo en el cuerpo y en la cara"
Si su cuerpo esta ensangrentado, es obvio que esta cubierta de sangre.
Muy buen relato. No es mi estilo narrativo y por eso no pongo el 5, pero como se dice "no eres tú, soy yo".
Nota: 4'5

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

Un relato corto, crudo e intenso. Su inicio es impreciso y confuso, además de colocar tres adverbios terminados en mente casi uno detrás del otro. La primera impresión no es buena, para entendernos. 

En general el texto presenta un ritmo ágil, y se mueve bien entre la acción y la introspección hasta la revelación final. Se usa con demasiada frecuencia un adjetivo de más que no ayuda a la precisión del texto, se repiten acciones (recuerda, huir…) para dar continuidad a la narración pero el uso de las mismas palabras empobrece mucho el estilo.

También lamento decir que, a pesar de que el texto consigue que empatice con el protagonista, el detalle de la violación (que no sé qué aporta al enmascaramiento del crimen de los niños que no aporte ya su desfiguración a cuchillo) y el hecho de que estos crímenes se repitan cada mes sin que el padre encuentre una forma de mantener a su hija encerrada cuando se transforme, no han suspendido mi incredulidad.

2 estrellas

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
Puntos: 352

Relato ágil y bien llevado en cuanto a ritmo y desarrollo. Por lo que se refiere a la trama, casi todo el peso del relato está en el inmenso desgrado que las acciones del protagonista, al buscar disfrazar a la policía el motivo de los crímenes, provocará en el lector. Y las provoca, desde luego, por mucho que el autor deje claro que no hay tal deseo en el actor. No me ha quedado claro, en todo caso, si el padre sale a buscar cada tres semanas o no y si se emborraca para no tener consciencia de lo que hace, pero entonces... Y tampoco he comprendido muy bien la razón de la colección en el maletero, salvo que sea esa indirecta afirmación de que quizá desea que le pillen. Eso es un poco contradictorio. Claro que el padre, sometido a tal presión, bien puede serlo.

Es, para mi gusto, una buena historia que se lee, a la vez, con agrado y con desagrado. No sé si me explico.

En resumen: 4 estrellas.

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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kekanaya
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Poblador desde: 26/12/2016
Puntos: 178

Yo también he visto ciertos paralelismos con "Déjame entrar", y quizá sea un caramelo envenenado, porque recuerda a una obra muy buena y las comparaciones son odiosas.

El relato está bien llevado salvo por lo que ya han comentado algunos acerca de las repeticiones, aunque soy de la opinión de que en ciertos momentos refuerzan lo que quieres contar, y eso me gusta.

Quizá lo que menos me convenza es la omisión de ciertos detalles que creo que enriquecerían el texto. De cara a una revisión, no estaría mal ahondar un poco más en el modus operandi de Javier y en sus sentimientos, y quizá también perfilaría un poco mejor a su hija. ¿Es o no consciente de lo que hace? ¿Qué piensa que está pasando? ¿Cómo la engaña su padre?

Aun así, me parece una idea acertada y con una buena ejecución.

Te doy cuatro estrellas ****

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MauricioPsy
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Poblador desde: 16/01/2017
Puntos: 96

La idea es excelente y el final está muy bien logrado. Asiduo a las vueltas de tuerca debo admitir que apenas menciono a la niña en el automovil pensé que por ahí iba el asunto pero luego me despistó y asumí que sólomera mi calenturienta mente armando conspiraciones donde no las ahí.

Un relato sin mayores complicaciones que se lee de un tirón, como para disrutarlo en el jardín, tendido y relajado. La única tara, a mi gusto, son algunos detalles como el apuro al inicio, la borrachera que no se sienten "naturales".

Con todo privilegio el buen rato. Le doy un 4.

-"No está muerto lo que vive eternamente, y en extrañas eras hasta la muerte puede morir"-

H.P.Lovecraft.

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epiman157
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Poblador desde: 24/12/2016
Puntos: 60

Aunque el final se me hizo algo predecible, creo que fue más bien la sucesión de hechos narrados los que sabía que me iban llevan lentamente hacia ese final, el cual no quería leer pero no podía resistirme a estar seguro de que era así como acabaría. Realmente muy bueno y macabro.

Le doy un 4

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Albion
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Poblador desde: 10/12/2014
Puntos: 134

Creo que este relato depende demasiado de la sorpresa final, sorpresa que no termina de serlo. No soy precisamente Sherlock Holmes pero una historia con dos personajes y que uno de ellos deba ser el asesino lleva por definición a un final donde el que no creas que es el asesino termina siéndolo. Y más cuando uno es un padre "sacrificado" y otro una niña "inocente". Quizás lo mismo, pero desde la perspectiva de la niña, ignorante de lo que es en realidad  y que sólo ve lo que su padre hace, sin suponer que ella es la culpable, hubiera sido más original, más potente. En todo caso, le voy a dar una puntuación de cuatro estrellas porque está bien escrito, es interesante y muy entretenido. Y como ya he escrito en algún otro relato hacer una historia que no aburra al lector es una gran merito. Y esta desde luego no aburre en ningún momento.

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Uno de esos relatos de final predecible pero que explota bien esa predictibilidad (ojo al palabro). Hacia la mitad empiezas a sospechar cómo terminará todo y eso perturba mucho."No, joder, no, venga, que no sea eso, que no sea... ¡Tíiio!, no, mierda". Seguro que pilláis a qué me refiero. Y la sensación de inquietud y repelús aumenta cuando padre y retoño cumpiten en monstruosidad, cuando tienes que parar a pensar quién te aberra más. El escritor conoce cuál va a ser la mayor cualidad de su producto y nos vende bastante bien el género.

Quizás el estilo falle un poco, hay alguna frase que no termina de encajar (tendría que leerlo para explica cuál y me temo que me quedan muchos relatos todavía), sobre todo entre el comienzo (bastante potente) y el final (muy currado), como si el autor no supiera bien cómo rellenar ese hueco. El padre avanza sumido en sus meditaciones, decide ir a emborracharse, fundido en negro y escena final. Se utiliza el recurso del bucle asfixiante que atrapa al protagonista, de una repetición odiosa de acontecimientos sin que pueda existir final feliz; creo que para que funcione mejor, hay que meter algo más en medio, hay que hacer que el lector olvide un poco cómo comenzó la historia para lograr que cuando detecte familiaridad en la escena final esboce una sonrisa (en este caso, quizás una mueca de repugnancia).

Como han comentado, tampoco resulta creíble la situación, está algo forzado (¿cabezas de niños en el maletero?), pero reconozco que esto no lo había notado hasta que no le leído las respuestas de otros lectores, estaba demasiado ocupado horrorizándome.

En general, satisfactorio. Perturbador y repugnante, pero es lo que buscabas, ¿no? ;)

Puntuación: 3,5 estrellas.

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Bote
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Poblador desde: 12/11/2012
Puntos: 1477

Este relato me tiene en un sinvivir. Por un lado me encanta, pero por otro no me lo creo. Me explico: si la intención del autor ha sido dar a entender que es el padre el que disfruta con la situación, pero que lo que hace es autoengañarse diciéndose que todo ese sacrificio es por salvar a su hija, si lo que está haciendo es una forma de exculparse, el relato me parece, sencillamente, cojonudo, aunque estaría bien que quedase más claro con una frase demoledora final o una sonrisa de satisfacción y buen rollo o algo así. Pero si la intención ha sido mostrar a un padre sufriente y entregado a la causa de salvar a su hija haciendo esas monstruosidades, alimentándola con niños vivos sin motivo y haciendo pasar los asesinatos de la pequeña por violaciones pederastas... pues eso, que no me parece creíble.

De la primera forma que digo, lejos de entrar en sintonía con semejante mala bestia de tío, me parecería comprensible su comportamiento y el relato, genial. Te llevaría a un final previsible en el que estaría claro que la loba es la niña y no él, pero el monstruo sería él y no la niña.  De ser la segunda, lo que tenemos es a un tipo que ha elegido una forma horrible, complicadísima e innecesaria de mantener segura a su hija...

Ay, no sé... Esta es la tercera vez que lo leo buscando esa pista que me indique que la primera opción es la correcta, pero no la encuentro... Si la primera opción fuera la correcta sería para darle 5 estrellas, pero es que me parece que no lo es... Pero, por otro lado, es uno de esos relatos que te mantienen atento a más no poder... ¿4 estrellas?

4 estrellas

Mírame a los ojos...

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Easton
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Poblador desde: 06/11/2011
Puntos: 416

El relato tiene algunas erratas que se hacen notar, además de alguna repetición de sonidos seguida.

Lo sostienen sus imágenes tan potentes y que golpean cuando lo lees. Son tan cruentas que te hacen leer para ver dónde va a parar. Sin embargo, que el padre viole a los niños no lo veo para nada. Con cortarles las cabezas y llevárselas en el maletero ya tiene, ¿qué necesidad hay de violarlos? Tampoco me creo la frase de que sin cabeza van a ser más difíciles de identificar, ya que, además, enseguida dice que pronto los padres los echarán en falta.

Por último me sobra la frase:

Quote:
 ...nadie descubrirá que cada noche de luna llena, aquella niña inocente se trasforma en un lobo devorador de niños.

Lo veo como una explicación innecesaria. Ya había deducido que la niña se convertía en lobo, no hace falta explicitarlo.

Son pegas importantes, pero por otro lado son unas imágenes tan potentes y que se quedan en la mente...

3 estrellas

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Angelito
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Poblador desde: 25/12/2013
Puntos: 263

Un texto duro, sórdido y ágil que primero logra hacernos despreciar a ese padre, y luego hacernos comprender el motivo de sus actos.  

Pero todavía me pregunto, cómo llegó la victima a entrar en esa habitación sin ventanas y con doble cerrojo en una puerta de roble, cerrada además con una llave que está escondida. En caso de ser él quien alimenta a su hija, que no lo parece, ¿por qué no utiliza animales en lugar de niños? Después se me da por pensar que el texto juega con la duda, nada nos asegura que el lobo no sea el padre.

3 estrellas

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Invierno
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Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

No tiene mal ritmo, aunque el relato creo que se beneficiaría de un repasillo más. Se lo juega todo con un giro final que, en efecto, sorprende, pero lamento decir que a mí no me convence. Demasiado rocambolescas las prácticas de Javier; me da la impresión de que se intenta despistar al lector, sin más, pero realmente les encuentro poca justificación y sentido. Por partes, especialmente cuando describe la primera violación, consigue retorcer las tripas y hacernos pasar un rato horrible, y en ese sentido está muy conseguido.

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Sanbes
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Poblador desde: 16/10/2013
Puntos: 1273

Relato bien escrito, salvo algún acento olvidado.
La historia me gusta. Ese asesino violador de niños que lucha por evitar que su instinto feroz haga daño a su amada hija.
El juego entre insinto animal que vence al control de sus actos en las noches de luna llena está bien pensado, y logra con éxito su símil con el hombre lobo.
Sin embargo el final no me convence. Creo que lo de que la hija sea una auténtica mujer lobo entorpece a una historia que ya es buena de por sí. Me da la sensació de que, aparte de darle un giro final a la historia, se ha querido incluir a una licántropa real en el relato por miedo a no cumplir las bases con ese símil con el instinto del prota. Cosa que considero lograda de por sí

En definitiva, un final que cambiaria para conseguir redondear la historia. Cosa que se merece.

3'5 estrellas.

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

El relato tiene un tono muy crudo y desagradable, bien por ti. No obstante, como ya han comentado anteriormente, algunos puntos como las violaciones o las cabezas en el coche parecen “gratuitas”, o no se han acabado de justificar.

3,5 estrellas

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Patapalo
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Una historia más de horror que de terror, a mi parecer. Su principal baza es también la más arriesgada: la ambigüidad del protagonista. Todo en su rebuscado y espeluznante comportamiento hace sospechar que hay algo más que lo que se cuenta. En ese sentido, es un acierto el mutismo de la niña, a la que no se da voz en todo el relato. Yo apuesto a que es un chivo expiatorio, claro, porque todo apunta en ese sentido y, además, es lo que permite jugar con la convocatoria del certamen (como esperamos hombre-lobo, el pase de manos nos lleva a intentar aceptar lo inaceptable). En este sentido, creo que hubiera sentado mejor al relato ser menos expositivo y poner el acento en la psique perturbada del padre también desde el punto de vista narrativo. Evitar los detalles concretos y acentuar la sensación de persecución, cansancio, horror, huida, etc.

En el aspecto formal, sí que hay unas cuantas cosas a revisar, erratas principalmente pero también unas cuantas repeticiones que deslucen un texto eficaz en líneas generales. Eso sí, muy crudo.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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