Padre Zauker: Santo subito

Imagen de Anne Bonny

Reseña del cómic de Emiliano Pagani y Daniele Caluri publicado por Planeta DeAgostini

 

Creo que sólo en Italia podría haberse gestado un cómic como este. Un contrapunto tan excesivo necesitaba algo más que provenir de un país marcadamente católico, como podría ser España o Irlanda: requería hervir a presión bajo la sombra del Vaticano. En cualquier caso, puede que sea necesario haber pasado un tiempo en Italia para percibir el porqué, pero no para disfrutar del resultado.

Tampoco hay que llevarse a engaño: Padre Zauker resulta, a priori, un cómic anticlerical, pero es sobre todo, y en particular en este Santo subito (que ha mantenido el título sin el acento), una crítica hacia la masa que sigue sin cuestionarse cosas que resultan, con perspectiva, absurdas. Para dar donde más duele, está inspirado en una historia real, como descubrimos sorprendidos en los anexos al cierre (donde también se incluyen algunas declaraciones de los autores, que no tienen desperdicio). Con su origen y el enfoque elegido, la Iglesia Católica iba a caer en medio seguro: son habas contadas.

No desvelaré nada sobre la historia en sí. Creo que es mejor que el lector lo haga por su cuenta, para que todavía se quede más a cuadros con la trama, que rezuma irreverencia, humor negro y acción en dosis más que elevadas. De este cómic sí se puede decir que no deja títere con cabeza. Eso sí, que nadie se espere una boutade irreflexiva: el guión está planificado al milímetro y, más allá del telón, sorprende gratamente por su particular consistencia. Quizás por ello es más demoledor todavía.

Sobre el Padre Zauker en sí, como personaje, sí que vamos a hablar un poco más. Es un antihéroe satírico que, ataviado con sotana y con un gesto digno de Torpedo, va liándola bien gorda allá por donde va. En este cómic nos encontramos con su aventura inaugural, pero al cierre podremos leer también un par de historias cortas que nos permiten entender más en profundidad esta creación de Pagani y Caluri. Más allá de lo obvio, una arremetida frontal contra la Iglesia Católica, el personaje es una excusa para estimular el espíritu crítico y la denuncia social. Reíros, pero ¡pensad! parece pedir a gritos.

El apartado gráfico es igualmente impresionante, aunque es algo menos brutal que el guión. No llega a ser obscenamente explícito, pero no por ello resulta menos chocante. El modo en el que se juega con los planos y la expresividad de los personajes impactan mucho más que cualquier imagen más literal. Sin duda, es un trabajo hecho a conciencia, y muy acertado. El estilo, además, conjuga muy bien la elegancia del trazo, que da algunas estampas dignas de póster, con el dinamismo, casi "manga" en algunos momentos, que brinda escenas de acción francamente potentes.

El resultado es un cómic que no puede dejar indiferente. No creo que sea adecuado para todos los estómagos, pero aquel que no se asuste con sus exabruptos encontrará una lectura divertida, hilarante incluso, y un fondo tan interesante como necesario. A veces los seres humanos nos convertimos en esperpentos de nosotros mismos, y es importante que se nos recuerde por dónde debería andar el norte, aunque se recurra para ello a lo grotesco, como hacían los bufones en tiempos.

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