Enigma, la confusión interior

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Reseña de la novela gráfica de Peter Milligan y Duncan Fegredo publicada por Planeta

 

De toda la cantera del Reino Unido que puebla las páginas de Vertigo, Peter Milligan es quizás el más desconcertante de todos. Más allá de cierta obsesión por la pérdida -y la búsqueda- de personalidad de sus personajes, lo cierto es que su obra no se caracteriza por tener un sello propio tan marcado como la de Morrison o Ennis, por ejemplo. Ni siquiera en cuanto a calidad ha mantenido una tendencia más o menos uniforme, sino que su irregularidad es uno de sus rasgos más importantes. Eso sí, cuando Milligan acierta, lo hace de verdad, creando unos guiones que son para quitarse el sombrero. Por ello, los aficionados al cómic han de estar de enhorabuena este mes, ya que se reeditan en España dos de sus mejores historias: Blanco Humano y Enigma, que es la que nos ocupa.

Enigma supone un acercamiento a la esencia del género superheroico desde un punto de vista psiconanalítico, tal como suena. La encarnación de unos villanos totalmente tronados (el deforme Cabeza, el invencible Verdad y la irresistible y absurda Chica Sobre) y un misterioso y mesiánico héroe -Enigma-, procedentes todos de un olvidado cómic, en un mundo en el que no tienen cabida supone para un tipo anodino como Michael Smith el comienzo de un viaje en busca de su infancia y su propia razón de ser. Como si de un superhéroe se tratara, Smith tendrá que exorcizar los capítulos más opacos de su niñez y despojarse de toda la negación con la que ha cimentado su vida adulta para comprender y ocupar su verdadero lugar en el mundo. Incluso si eso implica aceptar que su mente es la culpable de la aparición de Enigma y sus rivales en nuestra realidad.

Profundizar más en el argumento de Enigma sería una falta de respeto para el lector que aún no se ha acercado a este cómic. Es una obra exigente a ratos, pero ofrece tanto a cambio que el esfuerzo merece la pena. Milligan presenta un guión que, en principio, se antoja deslavazado, pero que conforme avanzan los capítulos adquiere un empaque admirable hasta llegar a un final sencillamente genial. El argumento es camaleónico y está a menudo al borde del ridículo, pero el guionista maneja el tempo del relato con tanta brillantez que acaba encontrando siempre la complicidad del lector. A ello ayudan también las continuas interacciones del narrador con éste, lo que facilita su inmersión en el relato. Es un recurso que se usa a menudo, pero en pocas ocasiones con tanto ingenio.

Mención aparte merece la labor de Duncan Fegredo. Es difícil encontrar un dibujo tan suelto, sencillo -sólo en apariencia-, llamativo y -por qué no decirlo- perfecto que el realizado por Fegredo en Enigma, uno de esos casos extraños en los que es difícil entrar a valorar por qué un cómic es tan grande, si por el dibujo o por el guión.

Alejarse de los famosísimos superventas de Vertigo y rebuscar en su amplio catálogo depara joyas tan sugerentes y singulares como ésta (y Blanco Humano, insisto), en la que Peter Milligan apostó fuerte y ganó más que nunca. El cómic del mes, sin duda alguna.

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sobotk
Desconectado
Poblador desde: 29/09/2010
Puntos: 1

Totalmente de acuerdo. Un comic imprescindible,Milligan  y Fegredo se la juegan mas de una vez con una propuesta arriesgada,pero obran el milagro de caer de pie y encima entreteniendo.Buena reseña,por cierto

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