La larga espera de María Tudor

Imagen de Patapalo

Reseña de la novela de Javier Lahoz publicada por Mira Editores

 

Esta novela es uno de esos raros libros donde la trama, la ambientación, el estilo, la estructura y el ritmo están íntimamente cohesionados, como los eslabones bien unidos de una cadena. Nada parece dejado al azar y todo orbita cuidadosamente en torno a un elemento primordial en la historia: el teatro.

 

Aun quedando patente que La larga espera de María Tudor ha sido construida como una novela -como tal se lee sin ningún esfuerzo adicional por parte del lector-, el peso de esta rama del arte escénico es primordial en todo su desarrollo. Es algo que se observa en la unidad espacial (el escenario se limita, grosso modo, al apartamento de los protagonistas, el cual dista mucho de quedarse pequeño), en la unidad temporal (todo se resuelve, de nuevo grosso modo, en una velada) y en lo conciso del reparto: no hay personajes accesorios en la trama, todos tienen un valor específico y un protagonismo suficiente para justificar su presencia y el trabajo de perfilarlos adecuadamente. En La larga espera de María Tudor, desde luego, no hay espacio para el relleno.

 

El reparto, además, nos va revelando su íntima relación, directa o indirecta, con el mundo del teatro a lo largo de la historia, un nuevo vínculo con este arte homenajeado que va creando una sensación de jugar a las muñecas rusas, revelando secreto dentro de secreto dentro de un libro construido en varios niveles. Para acentuar todavía más este juego metaliterario, Javier Lahoz recurre a una prosa que reposa en el diálogo, y que nos brinda las descripciones casi como acotaciones de un guión, como incisos para el lector. El propio modo de presentar el texto juega con estos niveles de lectura, añadiendo nuevos elementos a este curioso homenaje.

 

Lo más destacable, a mi parecer, es que toda esta tramoya en torno al teatro no está ahí únicamente para deslumbrar al lector, o por un mero deseo de romper la norma, sino que tiene un sentido real dentro del planteamiento de la historia. No se trata solamente de hablar de teatro recordando su lenguaje, sino de que esto funcione dentro de la propia trama, acentuando su dinámica y la tensión argumental, algo que consigue sobradamente.

 

De este modo, lo que empieza como una velada con reminiscencias de Agatha Christie va tomando forma y rumbo propio hasta desvelarse un complejo rompecabezas en el que todo tiene su sentido. Sin duda, muy encomiable la labor de relojero del autor, que nos lleva con pulso firme hasta el desenlace de una historia tan original como robusta.

 

Autor

 

Javier Lahoz es un escritor aragonés autor de obras como Cara de malo (1997), El plazo de las horas muertas (1999) y La larga espera de María Tudor (2001). Reside en Zaragoza, donde trabaja en el mundo del libro.

 

Sinopsis

 

Una pareja que se dedica al teatro se reúne en una velada con sus más allegados amigos para enfrentarse a una serie de conflictos interpersonales.

 

Edición

 

La larga espera de María Tudor

Javier Lahoz

Mira Editores, 2001

Rústica con solapas

 

Conclusión

 

La larga espera de María Tudor es una novela atípica, tanto en su planteamiento como en su ejecución. Tiene algo de comedia de situación, de drama emocional y de estudio psicológico de los personajes, todo dentro de un marco que juega con el suspense y que brinda momentos absolutamente memorables.

 

Es una lectura que llamará mucho la atención a los aficionados al teatro, y a aquéllos que anden buscando un planteamiento distinto dentro de la novela, pero explorado a conciencia.

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