Un comentario sobre la famosa película de terror grabada con cámara subjetiva
Con el cine tengo la impresión de llegar siempre tarde. Esta sensación se acentúa cuando ves, con años de retraso, una de las películas que más dieron de qué hablar en tu juventud. El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Project) tuvo una de las más impresionante campañas de marketing que se hayan visto en este mundillo. Durante tiempo y tiempo se habló de cómo habían jugado la baza de su aspecto “real”, “documental”, y de si el resultado estaba o no a la altura de la parafernalia. Por supuesto, me la perdí cuando la estrenaron en el cine y he tardado más diez años en poder verla en DVD, pero a pesar de ello (o quizás gracias a ello) recuerdo con viveza la expectación que suscitó en su día.
Es por este motivo que me dispuse a verla del mejor modo posible: sin nadie en casa, con un bocata, de noche, con todas las luces apagadas... Es por esto, también, casi con total seguridad, que no me impactó tanto. Sí, es una buena película de terror, o de suspense más bien, pero es difícil creer que suscitara tantos desmayos como se le adjudicaban en su estreno.
Supongo que es una película que, sobre todo, ha servido para introducir un vehículo narrativo bastante eficaz en la gran pantalla. No obstante, creo que se deja esclavizar demasiado por este. Hay momentos en los que se graba para mostrar que se graba, cuando la elipsis hubiera permitido agilizar el desarrollo de la historia sin minar tampoco la credibilidad del planteamiento. Después de todo, para dejarse llevar por este hace falta una complicidad considerable, que el espectador, en cualquier caso, está dispuesto a dar.
Creo que una de las cosas que más me pesaron fueron las interpretaciones (o los papeles, es difícil separar una cosa de otra) de los tres adolescentes. El discurso directo falso es muy complicado de llevar con acierto, como sabrá cualquier que haya escrito una falsa carta, diario o confesión. Dar información de fuera de cuadro sin darla es muy difícil. De este modo, la idea del documental sobre una supuesta bruja llevado por unos estudiantes, que es magnífica, no encuentra eco en las grabaciones que estos mismos hacen.
Aun así, El proyecto de la bruja de Blair lidia bastante bien con las dificultades y compensa con la imagen (paradójicamente, pero es que el escenario está muy bien elegido: es Nueva Inglaterra misteriosa es magnífica) este punto débil. El cierre, además, creo que pone un buen broche al experimento. Hubiera sido fácil tirar de algo más efectista, de recrearse en ese momento clave, pero tengo la impresión de que, así, el conjunto es más coherente.
Repasando mentalmente la película me doy cuenta de varias cosas: no me encontré ni de lejos lo que me temía ni lo que me esperaba, el filme funciona en los aspectos más insospechados y, finalmente, es una película me ha merecido la pena ver, y que seguramente volveré a poner alguna noche solitaria.
Me paso algo similar a lo que cuentas...con todo el bombo que le dieron a la peli, cuando acabas de verla no te llena.
¿La peli esta bien? Pues si...pero ni de coña es la "obra maestra" que te habian vendido.
“Quien vence sin obstáculos vence sin gloria”