Herencia malsana

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la adaptación de La caída de la Casa Usher realizada por Denise Mina y Antonio Fuso

 

La obra de Edgar Allan Poe es tan fascinante como difícil de adaptar. Esto se debe, principalmente, a que el sabor de sus historias va mucho más allá de lo que narran. La atmósfera, el tono, el ritmo... son elementos imprescindibles que no resultan fáciles de trasladar a otras expresiones artísticas. Por eso, cuando gracias al prólogo de Diego Matos Agudo supe que Herencia malsana era una suerte de adaptación de La caída de la Casa Usher, no pude evitar un estremecimiento que no tenía nada que ver con el terror literario del original. Por suerte, mis temores no se materializaron: estamos ante un cómic sobresaliente.

Herencia malsana gira en torno a las viciadas relaciones familiares de seis personajes que cohabitan en una misma casa. Esta es, en sí, el séptimo protagonista en torno al cual se desarrolla la narración. La base a partir de la cual Denise Mina realiza el guión ya la hemos mencionado, aunque cabe señalar que no se trata de una adaptación al uso, sino más bien de una suerte de homenaje que toma el relato de Poe como fuente de inspiración principal. Las herramientas para ejecutarlo provienen, no obstante, de distintos géneros: tenemos un toque de novela policíaca, pinceladas de terror psicológico e incluso un poso insoslayable de las historias sobre casas encantadas.

La ambientación es contemporánea, y el perfil de los personajes está muy conseguido. No resultan estereotipados, pero, al mismo tiempo, es fácil conectar con ellos y hacerse una idea de lo que les pasa por la cabeza. Es un punto importante porque Herencia malsana se apoya más en las relaciones interpersonales que en la acción.

Este es un punto de vital importancia y una de las claves del cómic. La atmósfera es palpable. Resulta asfixiante, malsana, como el título indica, inquietante, desagradable. Sin darnos cuenta, nos sumimos en la historia y acabamos atrapados en la casa. El escenario te atrapa, es algo palpable. Y claustrofóbico.

De este modo, toda la tensión psicológica y los momentos de terror que salpican la historia, y que no son pocos, llegan con toda su fuerza al lector. A ello contribuye también el trabajo realizado por Antonio Fuso en el apartado gráfico. La expresividad de los personajes, la fuerza de los encuadres, la emoción contenida en las perspectivas, incluso el modo en el que se disponen los diálogos, quebrados, como si la casa se llenase de ecos dislocados y siniestros, consiguen que el lector se sumerja de lleno en el hogar de los Usher.

En definitiva, un cómic muy recomendable para los amantes de la literatura oscura. Y, además, nos lo trae Panini en su línea Noir con una edición de lujo.

Espacio patrocinado por

Nocte - Asociación Española de Escritores de Terror

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