Érase una vez en Nueva York…

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ECC comienza la recopilación en tomos de lujo de Fábulas, de Bill Willingham

 

Hemos crecido con ellas, versionadas hasta la saciedad por padres y abuelos nos han acompañado una y otra vez hasta el país de los sueños. Nos han enseñado a no ir solos por el bosque y a desconfiar de los lobos parlantes, a no aceptar comida de desconocidos, ya fueran manzanas o casitas de caramelo. Trataron de enseñarnos a tener un corazón puro y una curiosidad avispada pero no tanta como para terminar como el proverbial gato.

Las fábulas han hecho todo eso y más por nosotros, pero ¿qué hemos hecho nosotros por ellas? Las hemos ido olvidando poco a poco, tanto sus enseñanzas como a la mayoría de sus protagonistas, o al menos los que no han sido versionados por Disney. Para nosotros, esas viejas fábulas no son más que otro de los habitantes de nuestra estantería, acumulando polvo junto a la figurita hortera de la sevillana que algún pariente nos trajo como recuerdo de Benidorm.

Pero eso no es lo que opina Bill Willingham. En su serie, ganadora de doce premios Eisner y nominada al Hugo como mejor historia gráfica, recupera a todos esos personajes, tanto a los que recordamos como a los que hace tiempo que habíamos olvidado, y lo hace de una forma que no se parece en nada a la de los cuentos que nos leían de pequeños.

Sus fábulas son, ante todo, exiliados. Diezmados y arrojados de sus hogares por los ejércitos de un enemigo al que conocen solo como el Adversario, buscaron asilo en el único mundo en el que este no parecía interesado: el nuestro.

Aunque la mayoría tienen cientos o miles de años, los personajes no han envejecido, pero sí que han cambiado, algunos hasta resultar casi irreconocibles.

Blancanieves, por ejemplo, es la teniente de alcalde de Villa Fábula, la comunidad ultraexclusiva de Nueva York en la que viven la mayoría de exiliados, y tiene poco o nada que ver con la chica inocente a la que su madrastra intentó envenenar con una manzana. El Lobo Feroz, en cambio, se ha redimido y ahora actúa como sheriff de la comunidad.

Otros, como Jack (el de las judías mágicas, el matagigantes y básicamente cualquier otro cuento sobre un tipo pícaro de pueblo que intenta hacer fortuna de la forma más rocambolesca) sigue en sus trece. Desde meterse en el negocio de las empresas puntocom cuando la burbuja estaba a punto de reventar, a robar las botas de siete leguas para ganar la maratón de Boston.

El primer volumen de esta recopilación de lujo reúne, en un tomo en tapa dura con sobrecubierta, los 10 primeros números de la serie, en los que se desarrollan los dos primeros arcos argumentales.

El primero, dibujado por Lan Medina, es una historia de género negro protagonizada principalmente por el Lobo Feroz y Blanca Nieves, en la que deberán resolver el asesinato de la hermana de esta, Rosa Roja.

En el segundo, titulado Rebelión en la Granja, se une por fin Mark Buckingham, que será el dibujante habitual de la serie a partir de este momento, y narra una historia sumamente orwelliana en la que las fábulas de aspecto no humano, que viven restringidas en una comunidad campestre en el norte del estado de Nueva York, se levantarán en armas contra sus compatriotas.

Si todavía no habéis leído nada de Fábulas, os recomiendo encarecidamente que adquiráis este tomo y que le sigáis la pista en adelante. Y si lo habéis leído pero no lo tenéis en papel, la edición de ECC es seguramente la mejor forma de añadirla a la estantería, tal vez junto con esos libros de cuentos a los que ha conseguido dar nueva vida.

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