El diario del Che en Bolivia

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Sobre las últimas anotaciones de Ernesto Guevara en su diario de guerra

Cuando abordé la lectura de El diario del Che en Bolivia lo hacía con todas las expectativas que puede generar un título tan conocido de un personaje que incluso ha llegado a tener un aura mítica. Esperaba encontrarme reflexiones filosóficas, disertaciones políticas, quizás algo de épica... algo que justificase el interés de la obra más allá de su autor y de las circunstancias que la dejaron inacabada.

Lo que me encontré fue algo muy distinto. El diario del Che en Bolivia es un diario de guerra, una serie de anotaciones sobre el día a día en la sierra, en la guerrilla. Sí, tiene su épica intrínseca, pero no aparente: los apuntes son muy someros y más bien pragmáticos. Versan sobre la comida, los desplazamientos y el material disponible. Sí que es cierto que se entrevén las relaciones cotidianas en una situación así, pero no son el objeto del diario y hay que cazarlas entrelíneas. Guevara no busca ninguna veta narrativa o literaria. Da la impresión, en todo momento, que son apuntes personales y el estilo corresponde a este enfoque: es coloquial, ligero, fragmentario y anecdótico.

Tampoco se trata de un texto abierto, dirigido al público en general, o al menos esa es la impresión que me quedó. En él no se abordan los motivos de la guerrilla ni sirve para entender las claves políticas de aquel momento y aquel país; se trata, como decía, de un diario de guerra y está centrado en los aspectos mundanos.

¿Cuál es su atractivo o su interés, entonces? A mi entender, tiene dos. Por un lado es un documento que puede tener valor histórico o periodístico. Sirve para hacerse una idea —aunque tampoco sea un texto divulgativo— de lo que puede ser el día a día de una guerra de guerrillas, aunque sea de un modo indirecto.

Por otro lado, tiene el valor de ser el último testimonio escrito del Che Guevara, un personaje que sin duda tiene mucho interés histórico y social, se sea o no partisano de sus ideas. Dado que es un escrito propio y personal, permite conocer una faceta de la persona sin intermediarios, acercarse al hombre y alejarse en algo del mito —aunque la lectura siempre vaya a estar mediatizada si se quiere poner un poco en contexto—.

En definitiva, un texto peculiar que, per se, no se entiende que haya tenido tanta difusión, pero que no por ello deja de tener su valor.

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