Scalped: El final de la senda

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Acaba una de las mejores series del sello Vertigo

 

La última página pasada, aún la polvareda de aquel coche en el ambiente. La repentina sensación de vacío ante el final, ese daño traidor. Pasó también con The Wire, con la que comparte aún más lazos de los que parecía en un principio. Prairie Rose existía antes de que Aaron y Guéra se fijaran en ella y seguirá existiendo después de esa última viñeta. Sus personajes continuarán sufriendo, matando, luchando. Cada uno en su Prairie Rose particular: unos la dominan, otros la añoran, a otros les arde dentro. Aaron ha terminado por otorgar a este lugar fronterizo una categoría mítica: es un pequeño país de las últimas cosas hecho de cristales de ketamina y degradación humana, donde todos los que allí acaban tienen una última oportunidad de redimirse. Esa oportunidad, esa rendija espacio-temporal, es Scalped.

Preparado para luchar, el penúltimo tomo terminaba con ese imposible castillo de naipes que se había construido desde el primer número derrumbándose, dejando el motor de la historia al descubierto. Lo siguiente, lo consecuente, es la explosión. Todos los personajes han esperado y aguantado demasiado. El final es rabioso, como un perro arrinconado, lanza dentelladas a todo el que se acerca. Hemos dicho ya por aquí que Scalped bebe mucho de los hard-boiled sucios de Jim Thompson, que, en el fondo, eran puro western. Scalped, con indios de por medio, claro que lo es. Su OK Corral, como no podía ser de otra forma, será el casino Crazy Horse en llamas. Hay algo ceremonial en esa traca final: quien sobreviva a esa celebración de la violencia y el fuego (algo teatral, pero es lo que tienen los rituales) renacerá purificado.

El final de la senda, se titula el último tomo. Lo es. Qué cosas: emociona que una serie tenga la duración justa. Scalped nunca ha languidecido, nunca ha divagado. Siempre ha ido a más, a más. Sabe dejar al lector con esa pequeña y agradabilísma sensación de abstinencia. Saber que no tendremos más noticias de estos personajes produce lástima y, al mismo tiempo, alivio. No siempre se tiene la oportunidad de adentrarse en una narración tan redonda.

Qué queréis que os digamos: no dejéis que os lo contemos, leedlo.

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Patapalo
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Tiene una pinta formidable. Espero no tardar en leerlo.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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