Marvel: La Historia Jamás Contada

Imagen de Kaplan

Reseñamos el apasionante ensayo de Sean Howe publicado por Panini

Pussey es una obra de Daniel Clowes construida a base de minirrelatos que cuenta la trayectoria de Dan Pussey desde su origen como adolescente retraído, su transformación en estrella del cómic de superhéroes y su final como patético anciano olvidado por todos. Clowes, que ni en sus trabajos más livianos da puntada sin hilo, retrataba aquí de forma feroz al medio del cómic como una industria con el colmillo afilado, en el que las apariencias, la fama y la prepotente juventud conforman el modo de vida anhelado. Empero, esta obra se queda corta ante Marvel: La historia jamás contada.

Como se ha dicho ya en otros lugares, lo que hace Sean Howe aquí es semejante al trabajo de Peter Biskind en la fundamental Moteros tranquilos, toros salvajes. A través de multitud de declaraciones, Howe construye la historia de Marvel desde su inicio, y lo hace sin separar el Universo Marvel de la compañía Marvel. Todo un acierto: ambos bloques son en realidad vasos comunicantes que han marcado a lo largo de los años el devenir del conjunto, hasta el punto de que en multitud de ocasiones los personajes de los cómics lanzaban pullas a los altos directivos de la compañía.

Howe presta especial atención a cinco grandes pilares sobre los que se sostiene toda la historia de la editorial: Jack Kirby y Stan Lee, la lisergia de los 70, Jim Shooter, el becerro de oro del marketing y la traición de Image y la llegada de Joe Quesada. A lo largo de todos ellos veremos cómo las creaciones de Marvel fueron el resultado de unas mentes inquietas más o menos dirigidas por designios empresariales dictados por directivos que tenían un escasísimo interés por el mundo del cómic. El propio Stan Lee es mostrado como un conseguidor nato que fue capaz de construir una imagen idílica del llamado Bullpen Marvel cuando este ni siquiera existía o de adjudicarse el mérito de haber creado a los principales personajes de la casa cuando la mayor responsabilidad fue en realidad de gente como Kirby o Steve Ditko. La trayectoria profesional de Lee, una vez abandonó las tareas de guionista, se limitó en realidad a hacer de charlatán en las universidades, los platós de televisión o las productoras de Hollywood vendiendo un sentimiento que atrajo por igual a adolescentes y a intelectuales como Resnais o Fellini. Ese es quizás su gran mérito verdadero: unir Marvel a ese sentimiento de la maravilla que aún hoy mantiene con fuerza.

La historia de Marvel es el sorprendente fruto de un cúmulo (literal por lo caótico de su naturaleza) de decepciones, deslealtades, abandonos, demandas, injerencias y torpezas del más variado jaez. Cuando el volumen de todas ellas llegó a una masa crítica, la editorial estuvo a punto de desaparecer, ensimismada en la búsqueda mema de quimeras cinematográficas. Por suerte para todos nosotros, esa historia es también el resultado de un flujo emotivo y casi constante de personas llenas de talento y amor por el medio que consiguieron sacar a flote a la empresa en sus momentos más débiles.

Es mérito de Howe el lograr que nos sintamos más interesados por el aluvión de asuntos empresariales y jurídicos que sazonan la década de los ochenta y los noventa de Marvel que por la gestación de la Saga de Fénix Oscura. Y también lo es el poner en el sitio que les corresponde a personas tan esenciales en Marvel como Lee, Kirby, Ditko, Shooter, Gruenwald, McFarlane o Liefeld (de Dan Pussey, por desgracia, no se dice ni pío). En cualquier caso, Marvel: La historia jamás contada es ya una de las novedades editoriales más importantes del año en el sector. Su lectura enriquece de forma exponencial cualquier conocimiento que se tuviera previamente de las obras clásicas de la editorial y ayuda a ponderarlas como es debido.

Por si fuera poco, Panini completa la edición española de la obra de Howe (espléndidamente traducida por Santiago García, cuyo blog siempre hay que leer) con un apéndice escrito (sin la garra de Howe, todo hay que decirlo) por dos expertos como Julián M. Clemente y Alejandro Martínez Viturtia en el que se cuenta la historia editorial de Marvel en España.

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