Salvando a Santa

Imagen de Jack Culebra

Papá Noel, duendecillos, malvados malévolos y viajes en el tiempo a ritmo navideño

 

Salvando a Santa - reseña

Salvando a Santa es la película de animación navideña que estabas pensando. Ofrece lo que ofrece y lo empaqueta bien, con un trabajo gráfico simpático, una banda sonora agradable, un buen ritmo y un guión que si bien es todo lo canónico que puede ser, tiene sus detalles excéntricos. El principal, el más llamativo, los viajes en el tiempo.

La historia nos lleva a esa mítica villa Navidad que imaginamos en el Polo Norte, donde los duendecillos sacan brillo al trineo de Santa Claus y cuidan a los renos para que estén listos el día N. Solo que esta vez, más que en la magia, los poderes de Santa están más bien sacados de una chistera de ciencia ficción. Bueno, más o menos: ya sabemos que los viajes en el tiempo no son lo más canónico del género, pero toda la tramoya pseudocientífica está ahí y es la que articula la historia.

Salvando a Santa - reseñaEn el centro, tenemos un centro de investigación de duendes que buscan mejorar las capacidades de distribución de regalos de Papá Noel y a nuestro protagonista, un duende inventor frustrado, deseando entrar en el selecto círculo de sabios. Por supuesto, no es el único con frustraciones: la maravillosa capacidad de Santa de visitar todas las casas del mundo en una noche para dejar regalos es envidiada y deseada más allá de todo límite... por una empresa de paquetería. Su jefe, un tipo que recuerda al malo de Up!, se ve espoleado por su madre, una tipa que recuerda a Cruella de Vil, y decide invadir la ciudad secreta de Papá Noel. A partir de aquí, la aventura.

Toda la historia se desarrolla en torno a los enredos clásicos de las películas de viajes en el tiempo y a una idea única: intentar cambiar el pasado se revela una tarea imposible. Los duendes, contra viento y marea, lo van a intentar por todos los medios, lo que nos lleva a revisitar los mismos escenarios una y otra vez, como en un día de la marmota visto desde distintos ángulos. Este particular desorienta a los más pequeños, que no entienden por dónde van los tiros y creen que las escenas están mal y los personajes se desdoblan, pero es lo que hace entretenido un desarrollo por lo demás previsible. Además, que no entiendan por dónde van los tiros no les impide divertirse con el espectáculo.

Y es que, al final, Salvando a Santa va precisamente de eso: de divertirse. Hay duendes, hay reconciliaciones con el mundo navideñas, hay chistes y golpes de efectos previsibles, hay buen ritmo, hay renos, dulces y un Santa Claus entrañable y bonachón y, en definitiva, lo que se espera en una película de este tipo. Sin duda, no se llevará un premio a la originalidad y a sus creadores se les puede acusar de no haberse arriesgado en la propuesta; como contrapartida, es un tiro seguro que, visto con los ojos nuevos de los pequeños, funciona a las mil maravillas. Acabo de verla con cuatro, de entre tres y ocho años, y todos me han dicho que le ponga buena nota. Así que ya sabéis.

Salvando a Santa - película

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