Stanley

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Reseña de la biografía del famoso explorador realizada por Pierre Daye y publicada por Planeta DeAgostini

Como gran apasionado del siglo XIX, no pude resistirme a la tentación de hacerme con esta obra cuando me la encontré por casualidad en una librería de viejo. Henry Morton Stanley es uno de esos personajes emblemáticos de la exploración de la llamada entonces África Negra, el epítome para generaciones del aventurero blanco. Con la lectura de este libro, pretendía ir más allá de la leyenda y descubrir la historia real, al hombre de carne y hueso. Esto es algo que solo conseguí parcialmente porque Pierre Daye no se comporta solo como un historiador, sino que se muestra abiertamente y sin ambages un gran fan del personaje.

Stanley - Pierre Daye - Grandes Biografías - Planeta DeAgostiniDe esta manera, aunque seguimos la trayectoria vital del personaje y vamos descubriendo todos los datos biográficos, desde su nombre real al lugar de nacimiento pasando por las fechas de los distintos viajes, cuando toca abordar temas delicados, como su relación con el rey Leopoldo II de Bélgica o su papel en la colonización y explotación del Congo, no queda otro remedio que coger con pinzas la información. No es que tenga datos precisos para esgrimir contra la obra, atención; simplemente señalo que es tan evidente la admiración y la parcialidad del autor que es difícil aceptar sin más que siempre sea culpa de otro cualquier aspecto negativo de sus aventuras.

Es posible que sea cierta esta inocencia, claro, pero llama la atención una devoción semejante y suscita cuestiones, sobre todo cuando se acepta que, en efecto, ocurrieron auténticas barbaridades y problemas graves en varias de sus expediciones.

Más allá de esta particularidad, Stanley es un libro que se lee con interés, entretenido, con un buen equilibrio entre la información de base y lo anecdótico, y Pierre Daye, más allá de esa pasión algo desmedida, es un buen comunicador. Por ello, resultará una lectura entretenida a los interesados en el tema. La azarosa y sorprendente trayectoria vital de Stanley justifica, sin duda, su presencia en la colección Grandes Biografías de Planeta DeAgostini, aunque, como digo, quizás la perspectiva a día de hoy resulte más bien cuestionable.

Como particularidad, señalar que en la edición que tengo, de 1996, se ha optado por aquella fórmula de traducir los nombres anglosajones, lo cual resulta algo chocante hasta que uno se acostumbra. Así, tenemos a Enrique Stanley, Juanito de niño, aunque Livingstone se libre al llamarse David...

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